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En dicho pequeño condado se podía escuchar el ruido de espadas chocando, jadeos y gritos de furia

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En dicho pequeño condado se podía escuchar el ruido de espadas chocando, jadeos y gritos de furia. Sin embargo, rodeados de densas dunas no había ni un alma en pena para presenciar la lucha entre los hunos y los soldados del Emperador.

JiMin ágilmente hacía cortes limpios en dirección del huno con el que se enfrentaba. Aunque la ropa era una molestia, y un factor de que perdía equilibrio si se paraba en ella, la agilidad de su mano para manejar la daga era de primer nivel.

El huno ya tenía varios cortes en sus brazos y cara, la sangre fluía de sus heridas, y la respiración del hombre también comenzaba a ser dificultosa.

No pudo evitar admirar y a la vez odiar la resistencia de esa 'concubina barata', gruñendo corrió con la espada curvada en dirección del demonio. Había una sed de sangre evidente en su aura.

El peliplatinado sonrió de lado, giró a un lado cuando la espada cortó el aire y fue como si hubieran pausado la escena. Cuando el hombre reaccionó, había una daga enterrada en el costado derecho, enterrada profundamente.

JiMin retorció la punta filuda de su daga en el cuerpo del hombre, creando una herida más profunda y mortal.

¡¡Aaaaaaaaaaaaaaah!! —El grito estridente del huno hizo eco en todo el pequeño pueblo.

Las espadas se detuvieron, y todos dirigieron sus miradas hacia el grito de dolor y horror del hombre.

En cámara lenta, el demonio retiro la daga del cuerpo, el hombre cayó al suelo ya sin signos vitales, sus ojos estaban abiertos de sobremanera y sus pupilas ya no tenían brillo.

JiMin sacudió su daga, la sangre escurrió de ella y luego cuidadosamente lo limpio con las mangas de su túnica, importándole muy poco si se manchaba de sangre o no. No había expresión en su rostro.

Para ser el líder de la mafia, o mataba o lo mataban. Era un juego de vida o muerte. Vives o mueres. Tú fuerza lo decide.

Los soldados que nunca habían visto una escena tan escalofriante, tragaron grueso y decidieron unánimemente, mantener distancia segura de ese hombre.

— Aún no lo has matado? —Aquella tranquila voz preguntó—. ¿Quieres que te de una mano, Alteza?

Había burla en su tono de voz, YoonGi soltó una risa seca. —Mi AiFei no necesita preocuparse, terminaré en breve, sólo estaba calentando.

— Je. —Fue la respuesta del peliplatinado, mientras caminaba de nuevo a la casa.

La pelea de hace poco lo agotó extremadamente, este cuerpo necesitaba hacer ejercicio, y mucho si quería volver a tener la resistencia de su vida anterior. Suspirando, se dejó caer en la silla, descansaría un poco.

— Bien, mi AiFei me está esperando, no puedo jugar más. —Dijo el Emperador.

Antes de que el líder de los hunos siquiera dijera algún insulto, un frío viento se precipitó a su rostro.

Demonio y Emperador ; ©YoonminOnde as histórias ganham vida. Descobre agora