Punto De Quiebre ✔(Completa)

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ⁴

Asher

No sé qué hago aquí, pero no pude evitarlo, sé que no debería de haber venido pero entre en mi Mood: acosador, ella se fue muy rápido del hospital y ni siquiera me alcanzó ver, solo escuché como se iba corriendo como si estar allí fuese a matarla.

Cuando fui a su casa por puro impulso pensé que era una locura, pero al ir me llene de pánico con lo que me encontré, pero me alivie al instante que vi que ella estaba bien.

Escucho pasos y eso hace que termine con la línea de mis pensamientos, levanto la mirada por instinto y la veo entrar a paso firme, lleva la misma ropa de esta mañana, un suéter y unos pantalones negros y botas del mismo color, y no puedo negar que el negro le queda de maravilla con su piel pálida, su cabello le tapa un poco el rostro, y eso que este le llega a los hombros, veo que se detiene no muy lejos de donde estoy y observó a dos hombres que trabajan aquí se marchan en lo que ella se para a los pies del ataúd.

Al cabo de un rato todo vuelve a quedar en silencio, ella no se mueve, tampoco llora, y el silencio se extiende por un largo rato, como si ella no estuviese ahí, como si se fuese perdido en sus pensamientos.

Yo me mantengo en mi lugar, tras unos arbustos, sin despegar la vista de la chica y los hombres de hace un momento vienen a terminar su trabajo, los hombres entierran el ataúd, quince minutos más tarde los veo retirarse.

Y es ahí cuando la veo moverse, ella se agacha a la lápida y susurra algo y por instinto propio doy un paso adelante para escuchar lo que acaba de decir, dejando así mi escondite.

Ella levanta la cabeza en mi dirección y puedo sentir su mirada intensa puesta en mí, por lo que me mantengo en mi lugar, sin mover siquiera un dedo.

La veo acercarse hasta posarse frente a mí, yo no digo nada, la verdad no sé qué decir, y ella solo se mantiene mirándome hasta que la escucho hablar con indignación fingida.

—¿Por qué me espiabas?—

—No espiaba—

Me limito a decir, encogiéndome de hombros.

—¿Y qué hacías entonces?—

—Nada, quería saber cómo estabas—

Ella ladea la cabeza arrugando la nariz sin entender lo que dije.

—¿Cómo estaba?—

Pregunta con incredulidad.

—Sí, ya sabes, te desmayaste mucho tiempo y pues... Tu abuela—

Dejo la frase a medias, no creo que le guste que lo diga y a mí tampoco me gusta decirlo.

—¿Fuiste tú no?—

—Sí, perdona la ventana rota—

—¿Por qué lo hiciste? Digo, no nos conocemos, y se me hace raro el que fueras a mi casa así—

Siento como su mirada se vuelve más intensa sobre mí, y no sé cómo responder a su pregunta, no puedo decirle la verdad.

—No lo sé, de nada—

Respondo por fin y trato de cambiar el tema.

—¿Disculpa?—

—Sí, de nada. Deberías agradecerme por no dejarte morir—

Le digo medio en broma, levantando la cabeza y hago contacto visual con ella, veo como sus ojos inyectados en oscuridad escanean los míos.
¡Pero Dios! Sus ojos son tan negros que me hace no querer dejar de mirarlos.

—Yo morí hace mucho tiempo—

Ladeo la cabeza imitando lo que ella hizo hace unos minutos mientras saboreo sus palabras llenas de sinceridad, como si lo que dijo fuera lo más real que haya dicho.

—¿Eres un fantasma entonces?—

—No, solo soy un cuerpo vacío—

Sus palabras hacen eco en mí, y puedo sentir sus palabras cargadas, y un recuerdo amenaza mi mente, pero lo quito rápidamente.

—Créeme que todos somos más que eso Hada—

Susurro porque a pesar de no conocerla no podemos limitarnos a solo sobrevivir, porque sus palabras me dieron a entender que eso es lo que hace.

—¿Cómo sabes mi nombre?—

Sonrió un poco porque sé que no estoy equivocado.

—Estudiamos juntos—

"Le digo en forma obvia"

—Oh—

Es lo único que dice, y no puedo evitar sonreír por lo despistada que es, por lo que le restó importancia para que no se sienta mal.

—No te preocupes, no soy muy social, y veo que tú tampoco, pero en fin— Le digo tendiendo mi mano para presentarme— Soy Asher, Asher Demons—

Le digo y sé que esta vez no se olvidara de mí, le sonrió mientras estrecha mi mano y ella devuelve la sonrisa, y aunque ella no lo sepa, me doy cuenta de que esa sonrisa no llego a sus ojos.