PEQUEÑA MENTIROSA

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Había una vez una niña muy mal portada llamada Mar, la cual tenía un Papi muy estricto el cuál siempre que tenía la oportunidad la disciplinaba para que fuera una excelente persona, su castigo preferido eran las nalgadas, está historia comienza un día que la pequeña Mar quería salirse con la suya, los exámenes en su escuela eran al día siguiente, ella no había estudiado y quería salirse con la suya inventando que tenía una enfermedad para no ir a la escuela, pero lo que no sabía era que Papi la conocía perfectamente.

Su Papi entro muy temprano a su habitación para encontrarse con la pequeña quien fingía que estaba resfriada, se tapaba con las cobijas de la cama mientras hacía muecas de incomodidad por la supuesta enfermedad.

- ¿Mar cómo te encuentras princesa?

A lo que ella respondió

- Me siento mal Papi, me duele la cabeza y tengo temperatura, creo que no puedo ir a la escuela, y eso que tenía un examen muy importante

-Ya veo princesa, se ve tu semblante muy cansado, a mí no me gusta ver a mi pequeña enferma, por la escuela no te preocupes, aunque tendré que revisar te, si te encuentras muy mal tendré que llevarte al doctor para que te revise de inmediato, anda levántate un poco para poderte revisar princesa

Él sabía que su pequeña pocas veces se enfermaba y también era de su conocimiento que la pequeña traviesa muchas veces mentía para salirse con la suya, así que Papi fue al cajón de baño y saco un termómetro para comprobar que en realidad la pequeña Mar estaba enferma.

- A ver Mar, levántate un poco princesa, tendré que tomar tu temperatura para saber cómo te encuentras, puedes recostarte sobre mis rodillas para tomártela de la parte de atrás y saber más rápido como te sientes, anda acércate.

La pequeña niña mentirosa se acercó un poco nerviosa, pues si Papi iba a colocar el termómetro en su culito, pero también sabía que al darse cuenta de que no tenía temperatura se caería su mentira, así que no le quedaba otra más que obedecer a su Papi, se recostó en sus rodillas, el desabrochó su pijama, bajo sus bragas y se dispuso a introducir el termómetro por en medio de sus dos nalguitas, al principio ella brinco pues estaba frío, aunque Papi lo metió con mucha suavidad lo que le produjo a ella una subida de temperatura.

Después de un rato el termómetro marco una temperatura normal, cuando Papi se dio cuenta dijo:

- Mar, el termómetro indica que no tienes temporada, ¿tienes algo que decir al respecto señorita?

- Papi, en realidad me siento muy enferma, me duele mucho la cabeza y tengo tos muy fuerte.

Al percatarse de esto último se dio cuenta que la pequeña Mar estaba mintiendo, por lo que saco el termómetro de sus nalguitas y rápidamente lo puso en su boca.

-A ver Mar, acabas de decir que tenías tos y era algo que no dijiste hace rato, ahora el termómetro marca temperatura normal, ¿crees que soy tonto?, sé que hoy tienes exámenes señorita, te voy a tomar la temperatura de la boca, debe ser muy vergonzoso saber de dónde estoy sacando el termómetro, si vuelve a salir que tienes temperatura normal estarás en muchos problemas jovencita.

Papi apretaba el termómetro dentro de la boca de Mar, ella estaba muy asustada pues sabía lo que venía a continuación, el saco el termómetro y volvió a salir temperatura normal, ella se había ganado un buen castigo.

- Mar, sé que me estás mintiendo

Bajo a la pequeña de sus rodillas y la puso frente a él.

-No me gustan las mentiras y menos si son para no ir a la escuela, así que dime la verdad señorita, en este instante quiero la verdad, no minimizara el castigo que viene, pero al menos quiero que estés enterada de que en esta casa no quiero niñas mentirosas, ¿está claro?

- ¡Papi, perdón, no estudie para el examen, creí que sería muy fácil faltar para poder estudiar hoy y presentarlo mañana, perdóname Papi, no quiero que te enojes conmigo, perdóname Papi!

-Muy bien Mar, por haber sido honesta conmigo te dejare subir tus bragas al principio, tu castigo va a ser nalgadas señorita, vas a recibir un castigo por mentir y otro con el cepillo por no haber estudiado, y estamos a muy bien tiempo de que recibas tus nalgadas y vayas a la escuela, así que por favor ponte sobre mis rodillas

*Mar ya sabía que había perdido, su mentira había sido en vano y había ganado unas nalgadas completamente gratis, pues de haber asistido y reprobado solo habría recibido unas de su Papí, ahora de no pasar el examen la pequeña mentirosa se había ganado 2, ella solo se recostó sobre las rodillas de Papi y acepto sus nalgadas*

-Haz sido ¡PLAZ!, una niña ¡PLAZ! Muy mentirosa Mar ¡PLAZ!, ¿Qué le hacemos ¡PLAZ! a las niñas ¡PLAZ! que dicen mentiras Mar ¡PLAZ!

- Se les da nalgadas papi

¡PLAZ! ¡PLAZ! ¡PLAZ!

La pequeña tenía su pijama abajo, pero aún tenía las bragas que si Papi le había dejado portar durante su castigo, pero todo eso cambiaría pues después de un rato de nalguearla, Papi las bajo, dejando sin dos nalguitas un poco rojas desnudas completamente, por lo que Papi ahora, procedió a darle su segundo castigo, así que trajo su cepillo de madera favorito, cuyo nombre de Mar estaba grabado, pues era el que a ella le pertenecía y no para cepillar su cabello, si no para darle sus nalgadas cuando se portaba mal.

-Muy bien Mar, acabemos con esto, levanta tus nalguitas hacia mí que estás NALGADAS con el cepillo las vas a recibir de lleno, y no quiero que te muevas o habrá más, prepárate ¡PLAZ! Niña mala ¡PLAZ! Niña traviesa ¡PLAZ! Niña mentirosa ¡PLAZ!¡PLAZ!¡PLAZ!

Las nalgadas con cepillo caigan unas tras otras, sus nalguitas comenzaban a ponerse muy rojas y ardientes, la pequeña no podía con tanto, y comenzaba a gemir un poco con cada una de sus nalgadas.

- Papi seré buena, por favor ya no más nalgadas con el cepillo, estudiaré y no diré mentiras, por favor que no me quedé muy rojo, hoy tengo clase de deportes, mis amigos verán que me das NALGADAS, Papi, por favor.

-Eso debiste de haberlo pensado ¡PLAZ!, Ahora sabes que si le mientes a Papi estás serán las consecuencias ¡PLAZ! y no hay nada de malo que sepan los demás que eres una niña mala y que recibes nalgadas ¡PLAZ!, ahora aprenderás a no ser una pequeña mentirosa ¡PLAZ!

Después de un rato Papi se detuvo, las dos nalguitas de Mar eran de un color rojo brillante, podías sentir el calor que de ellas salían, Papi tomo una cremita especial para cuando Mar recibía nalgadas y se la colocó, froto suavemente su trasero, mientras volvía a poner el termómetro dentro de ella, ahora sí marcaba una temperatura alta, pues Mar había recibido un castigo tan vergonzoso de parte de su Papi que la encendió un poco, saco el termómetro de su anito, abrazo a su pequeña mientras la consolaba:

-Ya, ya pequeña, ya pasó, Papi está aquí, vamos, vístete que se nos hace tarde para ir a la escuela, cámbiate y te espero en el comedor para desayunar y llevarte al colegio, Papi te ama mar.

Fin

Papi y EllaWhere stories live. Discover now