15_Rupturas

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Próximo a finalizar su tercer año en la universidad, Samuel continuaba trabajando en el bufete de abogados del señor Porter. Había tomado hace mucho tiempo a seis pasantes entre los que se encontraban Ari y Samuel pero una vez finalizado el plazo preestablecido todos se habían marchado excepto Samuel, a quien el propio Porter le había pedido se quedara con él trabajando y aprendiendo. Algo en Samuel había despertado la admiración y la identificación de Porter.

Para Samuel no fue difícil aceptar. Eran solo ventajas para él. Ya era un pasante, sino asistente, así que le pagaban. Aunque esto era lo que menos le interesaba porque la beca que financiaba Beatriz le alcanzaba para vivir bien. Pero el dinero extra siempre podía ahorrarse.

Seguir allí le permitía seguir aprendiendo. Una cosa es leer un libro sobre lo que implica ser un abogado y otra distinta es verlo de primera mano. El aprendizaje práctico tenía un extra del que los libros carecían.

Otra ventaja era que en su último año todos los estudiantes debían realizar prácticas legales concretas apadrinados por abogados expertos y mientras todos debían buscar con quien realizarlas, Samuel ya tenía el apoyo de Porter.

La ultima ventaja, y quizás la más importante, era que Porter era un abogado muy prestigioso y respetado, incluso más allá de Inglaterra, lo que era un excelente agregado en el curriculum de Samuel, casi tan importante como graduarte en Oxford. Eso, casi le garantizaba a Samuel conseguir trabajo fácilmente cuando se graduara.

Quizás como asistente hacía cosas banales como repartir el café de cada uno de los abogados o archivar los expedientes de los distintos juicios. Pero Porter lo dejaba participar de las reuniones y sentarse en la gran mesa junto a los abogados. Ya había presenciado varios juicios y hasta en ocasiones le preguntaban qué opinaba él sobre como llevaban los distintos casos.

Quizás todo ese trabajo sumado a que seguía en la universidad le quitaba bastante tiempo junto a Carla, Samuel sabía que todo era por el bien de la relación. Samuel estaba en Inglaterra gracias a Beatriz y no podía menospreciar esa ayuda. Él debía convertirse en un gran abogado por Beatriz, por Carla y, principalmente, por él mismo.

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Lu observaba como todos los invitados reían y disfrutaban. Había participado de cientos de eventos de esta índole, pero ahora recién notaba lo aburridos que eran. Aunque todos los demás parecían pasarla bien. Eso significaba que su trabajo estaba hecho.

Ahora que Connor se había graduado de Columbia trabajaba tiempo completo en la empresa inmobiliaria de su familia mientras Lu cursaba su último año. También Lu había dejado la recepción de la empresa y trabajaba junto a su novio. Le encargaron organizar una fiesta de la empresa para sus socios y más grandes clientes y todo había salido a la perfección. Los invitados se divierten, la familia de Connor complacida y Lu recibiendo felicitaciones.

Sin embargo, ella notaba lo vacías y superficiales que eran estas fiestas, pero tenía talento para organizarlas. Planeaba trabajar con Connor hasta que pudiera abrir su propio negocio de organización de eventos y de relaciones públicas. Después de todo, era algo que hacía desde niña. Sería bueno que le pagaran por todo eso.

Aunque quizás si hiciera eso se aburriría. No en todas las fiestas podía decir públicamente "Carla se está follando a Samuel".

Pero, aunque las fiestas resultaran aburridas, organizarlas le gustaba. La organización y el control siempre eran bienvenidos cuando sentías que las cosas a tu alrededor se descontrolaban. Para Lu sería agradable volver a sentir que tenía el control sobre algo.

Miró a Connor charlando con un cliente a lo lejos y no sabía si sonreír o llorar. Se lo veía feliz ocupando un puesto importante en la empresa de su familia. Lu conocía a muchos niños ricos y su postura frente a tomar el legado de sus padres. Algunos lo hacen gustosos por reproducir los logros y privilegios de sus padres que consideran natural heredar. Otros lo aceptaban a regañadientes y se metían en una vida opulenta, pero de secreta infelicidad. Otros, como Connor realmente amaban lo que hacían. Y para Lu, verlo feliz no tenía precio.

Carmuel: la universidadWhere stories live. Discover now