En el sombrío y misterioso orfanato, dos jóvenes, Denki y Hitoshi, se encuentran y forman una amistad inesperada. Denki, un chico alegre y extrovertido, esconde un pasado traumático y una vida llena de abusos y dolor. Hitoshi, por otro lado, es un c...
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Una voz indicando que tenía 30 minutos para cumplir con sus deberes matutinos lo despertó, esta indicación se repitió dos veces más, mientras cumplía la orden, Hitoshi se preguntó qué pasaría si no terminaba en ese lapso de tiempo, recordó los sucesos de la noche anterior, no podía imaginarlo, terminó con todo 10 minutos antes, aprovechó ese tiempo extra para conversar con Kyo quien también había acatado la orden en silencio.
—Buenos días.
—¿Qué tienen de buenos?
—Creo que alguien amaneció con el pie izquierdo hoy —intentó erróneamente bromear.
Kyo se acercó bruscamente a Shinso, la broma había tocado una cuerda sensible en la menor.
—¿Qué tanto sabes?
—¿A qué te refieres?
—Entonces no sabes nada.
—¿De qué hablas?
La pequeña dudo un poco en si debía contarle la verdad o no, al final suspiró irritada, se levantó un poco la falda que llevaba, dejando ver que tenía una prótesis en toda la pierna izquierda.
Shinso estaba impactado, no era el único al que le faltaba una parte del cuerpo, Kyo se sonrojó, mostrarle aquello le causaba mucha vergüenza.
—Ni te atrevas a consolarme —frunció el ceño—. Tú no lo entenderías.
Hitoshi se dio la vuelta, no lo pensó, envolvió su prótesis retirada en un pañuelo y mientras se volteaba hacia ella, le dijo.
—Créeme que te entiendo perfectamente.
La niña estaba impactada, por fin se sentía identificada con alguien, le preguntó con total frialdad a Shinso el porqué de su falta de ojo.
Al igual que a su hermano, le relató su historia a la pequeña Kyo, quien la oía atenta, sin dejar de mirarlo a los ojos, bueno, al ojo.
Para cuando terminó, ella estaba sollozando, lo abrazó, él quiso devolver la muestra de afecto, pero justo la alarma empezó a sonar, indicando que ya debían salir de sus habitaciones.
El abrazo se rompió, ella estaba avergonzada por haber mostrado ese lado tan débil suyo. Shinso se puso de pie acercándose a la puerta, al ver que su compañera no se levantaba, preguntó:
—¿No vas a salir?
—Mis clases son en la tarde.
—Es por lo de Denki, ¿verdad?
—Ya lárgate.
Salió del cuarto ofuscado, pero se le quitó al ver a Kaminari saliendo del cuarto contiguo, se acercó para abrazarlo fuertemente, el contrario lo rechazó de un empujón para después irse corriendo por el pasillo hacia el salón de clases.
