20. Hasta el fin

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Garnett Anesi.


Me saco la camisa de un movimiento, buscando una limpia para ponérmela, abro mi armario y saco de él la maleta que ya tenía lista desde hace tiempo, tenía el presentimiento de que en algún momento la tendría que usar, aunque no pensé que sería para esto; hay tantos secretos que me he visto obligado a callar que si alguien algún día los supiera todos, simplemente se alejaría de mí.

Y creo que eso es lo que más me atemoriza; que quién conozca a todos y cada uno de mis demonios no pueda soportar estar a mi lado.

Que ella no lo soporte.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar lo que dijo Edeline, ¿cómo pudo pensar ella que la verdad le daría libertad? Yo siempre he entendido que la verdad que es ocultada permanece tanto tiempo en la oscuridad que pierde toda su luz.

Busco un par de cosas más, un pantalón y abrigo negros, en pocas palabras, ropa normal. Hace ya tantos años que no usaba este tipo de ropa que casi no puedo recordarlo y debo admitir que se siente bien. Se siente bien ser normal. O al menos fingir serlo.

Tomo la maleta y antes de salir, casi olvidándolo por completo, meto en uno de los bolsillos el frasco de mis pastillas, se lo prometí a Edeline y lo cumpliré hasta el fin. Ya no quiero ser una amenaza para ella, ya no quiero ponerla en riesgo con mi compañía, aunque... no sé qué tan seguro sea hacer lo que me ha pedido mi padre.

Quizá sólo ella está destinada a ser una víctima más, y yo el monstruo que la acabará.

Quizá no puedo hacer nada para evitarlo.

Y quizá, destruirla a ella, sea destruirme a mí también.

Camino por los corredores, usando atajos, tratando de acortar el recorrido hasta que llego a la puerta trasera, abro la puerta y salgo a los establos, en cuanto entro a ellos André me saluda.

―Señor Garnett.

―Hola, André. ¿Cómo has estado?

―Bien, gracias por preguntar, señor ―responde disponiéndose a caminar hacia mi caballo sin que se lo haya pedido. André sabe que nadie más se pasaría por ahí teniendo otro motivo que ir por su caballo―. ¿A dónde irá está vez?

Lo veo acomodar la silla sobre con lentitud, nunca le he preguntado su edad, pero seguro se acerca a los ochenta años, desde que tengo memoria él siempre ha trabajado para nosotros, incluso antes de que mi padre decidiera dejar su título de duque.

Siempre me dicho que fue su decisión dejar de serlo, pero no le creo, pienso que es sólo que él aspira a más que ser un simple duque, a la disposición de un rey que en el pasado fue su mejor amigo.

Mi padre siempre ha querido ser el rey y muy pronto lo será.

Si es que se lo permito.

―Iré a Foligno.

Él asiente a mi respuesta y sigue con su trabajo. Cuando acaba con Auror lo atrae a mí y me entrega las riendas.

Coloco la maleta entre la silla de montar y una vez todo listo, le doy un par de palmadas a André en agradecimiento antes de pisar la montura e impulsarme para subir. Subo la capucha del abrigo alistándome para el frío que viene. Aprieto las riendas con fuerza, y en ese momento siento que André toca mi brazo desde abajo, llamando mi atención.

―¿Señor?

―¿Qué sucede?

―No olvide quién mató a mi Wenn, quién mató a Lucio, y quién envió a mis hijos a otro continente. No lo olvide.

Sin alas © || [TERMINADA]Where stories live. Discover now