3|El Duelo de Medianoche

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Pasaban los días en Hogwarts y cada vez detestaba más a Draco Malfoy. Sin embargo, los de primero de Gryffindor sólo compartiamos la clase de Pociones con los Slytherin, así que no tenia que encontrarme mucho con Malfoy. Ya era suficiente en el Gran Comedor y en los pasillos. No fue así hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor, que los hizo protestar a todos.

Las lecciones de vuelo comenzarán el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprendería juntos.

—Perfecto —escuché a Harry hablar someramente—. Justo lo que siempre quise. Hacer el papel de tonto en una escoba delante de Malfoy.

No era la única que le desagraba Draco. Todos los de Gryffindor lo odiaban.

—No sabes si vas a hacer un papelón —dijo razonablemente Ron, a su lado—. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en Quidditch, pero seguro es pura charla.

La verdad es que Malfoy si hablaba mucho de volar. Se quejaba en voz alta porque los de primero nunca estaban en los equipos de quidditch, y no podría jugar hasta segundo año.

Por otro lado, Neville no había manejado una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo había permitido. Tal vez su abuela tenía razón, dado que Neville se las ingeniaba para tener una cantidad extraordinaria de accidentes, aun con los dos pies en la tierra, pero no era su culpa, pobre.

Hermione estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema de volar. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentando.

Antes del desayuno del jueves, me arrastro hacia la biblioteca para que la acompañará a buscar un libro que se llamaba: Quidditch que través de los tiempos

Cuando Hermione ya tenia el libro, les dio consejos a todos en el comedor. Neville estaba pendiente a cada palabra, desesperado por poder encontrar algo que lo ayudara más tarde a sostenerse en su escoba.

La lectura de Hermione fue interrumpida cuando llegó el correo, y todos parecían contentos.

Ahora que lo pienso, mamá y papá no nos han mandado ninguna carta desde que llegamos al castillo con Hermione.

Una lechuza entregó a Neville un  paquetito de parte de su abuela. Lo abrió apresuradamente y nos mostró una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

—¡Es una recordadora! —explicó Neville—. Abue sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que olvidaste de hacer. Miren, uno lo sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... —Se asombró, porque la recordadora súbitamente adquirió un brillo escarlata—. Es que te has olvidado algo...

Neville trataba de recordar que es lo que se había olvidado, cuando Draco, que pasaba por al lado de la mesa de Gryffindor, le quitó la recordadora de las manos.

Salté inmediatamente de mi asiento, al igual que lo hicieron Harry y Ron.

Nadie se metía con Neville ante mi, además de que quería tener algún motivo para pelear con Draco, pero la profesora McGonagall, que detectaba problemas más rápido que ningún otro profesor del colegio, ya estaba allí.

—¿Que sucede?

—Malfoy le quitó la recordadora a Neville, profesora —dijo Hermione, y Draco la fulminó con la mirada.

Draco rápidamente dejó la recordadora en la mesa.

—Solo la miraba —dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle.

[...]

Esa tarde, a las tres y media, todos los de primero de Gryffindor bajamos corriendo los escalones del frente, hacia el parque, para asistir a la primera clase de vuelo.

 Always [1] // 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘗𝘰𝘵𝘵𝘦𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora