Querida Lik

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Querida Lik, hace tres años que te fuiste, hace tres años que te perdí, no te voy a engañar, lo he pasado sumamente mal, te echo tanto de menos que se me hace imposible seguir adelante, por lo que en vez de pasar página he decidido cambiar de libro, así que aquí estoy, sentado en la playa mirando cómo el sol se esconde para dar paso a las estrellas, hablándote por primera y última vez. Sé que hace mucho, pero creo que lo mejor es comenzar por el principio.

Vuelvo a aquel día y recuerdo cada momento, cada beso, cada palabra que te dije, recuerdo cómo se me partió el corazón en mis pedazo cuando tu pequeña mano dejó de apretar la mía, recuerdo gritar, llorar, sentir la mirada de todos sobre mis hombros. Recuerdo cogerte en brazos y cargarte hasta la playa, dejarte en medio y comenzar a apilar troncos. Recuerdo el dolor en las manos, la sensación de la sangre seca en ellas, recuerdo el momento exacto en el que aparecieron todos, Jake, Neytiri, Lo'ak, Kiri, Tuk, Tsireya, Aonung, Rotxo, Tonowari, Ronal y cualquier na'vi que se encontrara en la playa. Recuerdo sus miradas, sus miradas de tristeza y de compasión.
Sentí una presión monstruosa en mi pecho cuando deposité tu cuerpo sobre la yesca encima de los troncos. Cientos de personas rodeaban tu cuerpo y aún así, el silencio reinaba, parecía incluso haberse callado el mar.
Con la mano temblorosa y los ojos llorosos, acerqué la antorcha y prendí la hoguera.
Jamás dejé la pena a un lado, bailé y canté, con todos y con nadie, lloré frente a los presentes y nunca agaché la cabeza, grité cuando la última llama se extinguía y permanecí junto a las cenizas hasta que el sol salió, hasta que volvió a esconderse, hasta que el viento se las llevó.

El primer año fue el peor, la tristeza me golpeaba día tras día, lloraba tanto que apenas podía abrir los ojos, lloraba y me lamentaba cada segundo que pasaba, repetía cada palabra que me dijiste aquel día, las decía en voz alta y lloraba recordando tu voz, recordando tu preciosa y dulce voz.
Pasaron los días, nadie parecía superarlo, Jake cargaba con la pena en silencio, Neytiri lloraba cuando nadie la veía, Kiri dejó de hablar y los días avanzaron hasta que le volvió a dirigir la palabra a alguien, Lo'ak lloraba en mis brazos y a veces en los de Tsireya, se mostraba fuerte ante todos hasta que tenía la oportunidad de desahogarse con alguno de nosotros, Tuk dejó de jugar por días, incluso por meses, al final terminó volviendo a la normalidad, pero cuando lo hizo, ya era demasiado mayor para jugar. Aonung fue el único al que pude comprender, le escuché gritar y llorar durante horas, miraba sus ojos hinchados con los míos en el mismo estado, veía sus nudillos rotos de tanto golpear la arena, veía el dolor en sus ojos y sentía la ira en su voz, pero esa ira que ambos compartíamos no se quedó ahí.

Antes de seguir quiero disculparme Lik, quiero pedirte perdón por haberte fallado, por haber roto la promesa que te hice.

Tras la tristeza vino la ira, al año siguiente comencé a sentir una presión distinta en el pecho, empecé a sentir una rabia voraz, una rabia que arañaba cada parte dentro de mí, que rajaba y trepaba por mi garganta. Al principio traté de controlarla, traté de contenerme, pero cuánto más lo pensaba más me enfadaba, más me enfurecía. Apenas dos meses después de empezar el año cedí, cedí a la ira y al deseo de venganza.

Surqué cielo, mar, tierra y montañas, recorrí cada centímetro del planeta y recluté al mayor ejercito nunca visto, pasé pruebas, sacrificios y cualquier cosa que me pidieron con tal de tenerlos en mis filas, en tus filas. Conocí las tribus más aterradoras de toda Pandora y les pedí que marcharan conmigo, les pedí que marcharan conmigo por ti. Siempre aclaré por quién iban a luchar, conté tu historia a todo hombre, mujer y niño con el que me crucé, les hablé de tu belleza, tu inteligencia, tu bondad, tu valentía y tu fortaleza, les hablé de cómo te perdí, les hable de cuánto te amaba y cuánto te anhelaba, les conté todo sobre ti y lo hice por ti, lo hice para mantener tu recuerdo por siempre en la historia, para compensar la promesa a la que te estaba fallando.

Encabecé un ejército tan grande y poderoso que cuando llegué a las puertas de la ciudad del cielo, supe que sería una batalla digna de leyendas.
Todos estábamos allí, parados, Jake, Lo'ak, Aonung y Neytiri tronaban sus huesos listos para la pelea, mirándome a la espera de la señal.
Recuerdo subir a mi Ikran, conectar mi tswin lentamente y gritar de una forma salvaje mientras me alzaba ante ellos, recuerdo el retumbar de los pa'li, el aletear de los ikrans, el eco de los gritos, el chasquear de las armas siendo desenfundadas, recuerdo mirar atrás y temer a mi propio ejército.

Maté a cada humano que se me cruzó, corté corrí e inserté hasta llegar a Quaritch, dejé que hablara y que me enervara todo lo que quisiera, no me importó, no lo hizo en absoluto porque sabía que solo saldría de esa ciudad con su sangre en mis manos.
Le maté, lo hice de una forma dolorosa, me costó, pero lo logré, luché a muere con un na'vi que me doblaba en edad y experiencia y gané, gané porque en el momento que escuché tu nombre en sus labios, la cordura que me quedaba se esfumó, me abalancé sobre él como un animal, le golpeé hasta que deformé su rostro, clavé mi cuchillo en su cráneo, rasgué su cuerpo entero y finalmente le partí a la mitad como él hizo con mi corazón.
Salí de esa ciudad en llamas con una segunda piel, salí bañado en sangre, sudor y venganza, salí junto a Jake, Neytiri, Aonung y Lo'ak, salimos mientras todo se derrumbaba y una vez fuera, frente a los millones de na'vis que me miraban, grité tu nombre y te nombre hija de Eywa, diosa de todo y nada. Los gritos se sincronizaron y terminaron en una alabanza tan poderosa que debió oírse en lo más profundo del océano.

Ya ha pasado un año desde aquello, y lo que más me duele, es no arrepentirme, no haberlo hecho ni una sola vez desde que pasó.

Te cuento todo esto porque ya ha llegado el momento, tengo 20 años, hace mucho que te fuiste y todavía no he podido olvidarte ni un poco, eres lo primero en lo que pienso cuando me levanto y lo último cuando me acuesto, jamás lograré olvidarte, y aún si quisiera hacerlo, no podría, porque todo me recuerda a ti Lik, el sol me recuerda tu precioso cabello rojizo, la luna me recuerda tu suave y blanca piel, las hojas de los árboles me devuelven tu mirada y el sonido de las olas chocando contra la orilla me transporta a aquellos momentos contigo, escuchando tu risa.

Siento haberte fallado, siento haber cobrado venganza y siento aún más lo que voy a hacer.

Tras vivir con los metekayinas durante este último año, haber pertenecido desde pequeño a los Omatikaya y haber conoció al resto de clanes que se ayan sobre Pandora, me he dado cuenta de que no encajo en ninguno, y de que nunca lo haré, porque mi sitio no está en ninguna tribu Lik, mi sitio estaba junto a ti, y cuando te perdí, perdí mi lugar en este mundo.

Dentro de tres días volaré hasta el bosque, Norm me espera allí, consiguió la inmortalidad y le puso tu nombre, pero tras enterarse de tu muerte, la depresión le azotó, perdió el sentido de la vida y por eso decidió acabar con la eterna, decidió quemar ese pequeño frasco que contenía tanto, decidió destruir esas cintas y cuadernos en los que explicaba el desarrollo, decidió que el mejor lugar para la vida eterna era la muerte. Decidió acabar con todo, decidió buscar un nuevo mundo, empezar una nueva vida, y tras valorarlo mucho, decidí marcharme con él.

Sam se quedará con Nila, no puedo llevármelo, voy a emprender un viaje sin retorno y no puedo arrastrarlo conmigo, la vida de un Ikran es el vuelo, y no sé si a donde quiera que vaya él pueda hacerlo, pero ese no es el único motivo. Tras tu muerte Nila lo pasó muy mal, dejó de comer y apenas volaba, Sam estuvo para ella y creo que en esos momentos el amor surgió entre ellos, creo que están enamorados, tan enamorados como lo estábamos nosotros, y tanto el cariño que le tengo a Sam como el que le tengo a Nila me impiden separarlos, mi corazón me pide que les deje vivir libres hasta el día en que batan sus alas por última vez, para que cuando ese día llegue, puedan hacerlo como nosotros no pudimos, juntos.

No sé si estás presente en forma de espíritu o de cualquier otra cosa, no sé si has escuchado o visto lo que te he contado, no sé si sigue habiendo parte de ti en algún lugar, pero si de veras la hay, lo siento, siento haber roto la promesa que te hice, siento haber dejado que te marcharas tan pronto, siento no haberte protegido lo suficiente, siento no haber besado tus labios más, siento no haberte dicho tantas veces como pude que te amaba, que te amo y que siempre te amaré. Mi querida Lik.

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Estoy llorando y no solo por este hermoso capítulo, sino porque esta historia se termina y me habéis hecho reír y llorar de emoción con vuestros cometarios, os voy a echar de menos.
Pd: hoy a las 12 de la noche subiré el último capitulo.

<3

¿Qué soy? (Avatar 2 el camino del agua )Where stories live. Discover now