007

196 18 1
                                    

Un día nublado, tranquilo, y muy calmado para ser verdad.

Oh, cierto, aquí no hay paz ni tranquilidad cuando te cruzas con alguno de esos chicos.

Y eso fue lo que pensó un chico de tez pálida como la nieve, cabello negro y ojos color turquesa; viendo a cuatro chicos familiares correr por las calles (aunque también creyó escuchar unos gritos de parte de aquellos chicos).

— ¿Qué mierda habrán hecho ahora...? —Susurró.

Y aunque se haya fijado detrás de estos cuatro chicos, no vió a nadie atrás de ellos.

Estarán en medio de una maratón, entonces —Pensó, dirigiéndose hacia el mismo destino que ellos.

Él caminaba a paso tranquilo, observando detenidamente cómo esos jóvenes corrían a todo dar y trataban de agarrar firmemente algunas cosas que llevaban en brazos.

— Parece que sus vidas dependen de aquello que llevan entre sus brazos —Volvió a susurrar, divisando un paquete de galletas entre las manos de un pelirosa.

Que mala suerte la suya, que aquel paquete de galletas se le cayó al piso en un intento de seguir acorde a los demás.

El chico pelinegro, que se les había quedado mirando, se paró justo enfrente a la entrada del edificio a donde seguramente corrían esos perros labradores. Pudo visualizar mejor sus rostros cada vez que se acercaban.

— ¿Metiéndose en problemas o cuál es el asunto? —Preguntó curioso, aquellos ojos turquesa observaban a tres adolescentes -y un viejito- parar en seco frente a él, cada uno con la respiración acelerada.

— Una huída, para ser exactos —Contestó un pelirrojo de su misma estatura, apoyándose contra la pared a un lado de la puerta.

El pelinegro alzó una ceja.

— ¿Acaso acaban de robar? —Volvió a preguntar. Ya no parecía divertido, sino confundido; también observaba lo que llevaba cada chico entre sus manos.

— ¿Eh? —El chico rubio devolvió la mirada de confucion, para luego divisar lo que traía del supermercado— Ah, esto —Señaló— Venimos del supermercado.

— ¿Y hacía falta robar?

— ¡No robamos nada! —Exclamó el pelirosa, viendo que el más alto no entendía.

— ¿Y entonces? ¿Por qué la carrera? —Se le notaba un poco perdido al mayor.

— Fans locos —Simplificó el menor de todos allí, poniendo los ojos en blanco.

La expresión del pelinegro dió a entender que ya había comprendido todo.

— Entonces entremos antes de que los persigan hasta los paparazzis, hasta aquí se les notó el espectáculo —Habló, mirando las espaldas de los chicos cansados.

— Vamos, por favor —Dijo el otro pelinegro, empujando al mayor sutilmente para abrirse el paso y entrar al edificio.

— Cada vez hay menos respeto por el hyung... —Murmuró, viendo como el pelirrojo y el pelirosa le seguían el paso.

— Ni me lo digas —Volvió a murmurar el rubio. Aunque solo se llevó una risa burlona de parte del pelinegro, el cuál fulminó con la mirada—. Vamos.

Los dos se adentraron en el edificio de la empresa, y no le sorprendió al rubio no poder visualizar a sus anteriores compañeros, que seguramente ya estaban corriendo por algunos pisos de arriba.

— Bien, me despido, Leo. Nos vemos luego —Dijo el mayor, mientras tomaba un camino distinto al del rubio.

— Nos vemos, Ofiuco.

Zodiac Boy Group in the KpopWhere stories live. Discover now