II

138 17 0
                                    

Hueningkai estaba totalmente confundido con el rostro de aquel señor que según él era un desconocido. El móvil de Soobin vibraba desesperadamente, un número desconocido llamaba repetidas veces. Choi correspondió la llamada para que aquel tono molesto parase de insistir sobre aceptar.–¿Puedo saber a quién busca? – Empezó.–Eres él compañero de mi hijo, ¿cierto? Pásamelo.—Soobin no pudo hacer nada más que pasarle el dispositivo. –¿Hola?–Suspiro kai.–Hasta que te dignas a hablar con tú padre, ¿dónde has estado?–Los ojos del menor se abrieron cómo platos, dándose cuenta que las personas que habían invadido su casa hace pocos minutos eran los compañeros de su supuesto padre.–He estado donde siempre, eres tú el que no se ha indignado a venir a pedir disculpas.–Dijo con algo de fuerza en la voz.

–Pero si hoy te he mandado una sorpresa, ¿acaso no te gusto? – Se logró escuchar aquella risa sarcástica al otro lado de la llamada.– No, si has llamado solo para esto, puedes ir colgando. –Respondió de manera clara mientras evitaba que lágrimas sobresalieran de sus ojos. El ruido de la llamada había terminado dejando un silencio inmenso en el interior del niño y lágrimas cayendo. – Aquí tienes – le devolvió el móvil a Soobin mirando el suelo. Soobin lo aceptó dejándolo encima de alguna superficie sin darle importancia alguna. Agarró a su menor y lo abrazó con fuerza.

–Se que llevo apenas un dia en tu casa, pero puedes contar con mi apoyo siempre y cuando quieras, eres menor aún como para llevar tal depresión. No soy nadie para opinar y menos para entrometerme, pero permíteme ayudarte.– Soltó Choi acariciando la espalda de aquel niño rubio. – ¿Acaso tienes algún tipo de conocimiento hacia la psicología? –Respondió Huening entre llantos y un poco de risa. – Si, estudié esa carrera durante un tiempo en Canadá. Simplemente permíteme ayudarte. –Insistió, separándose del abrazo para limpiar sus lágrimas.

–Bien, permitiré que me ayudes, deseo mejorar de una vez. –Soltó pequeñas risas.– Deberíamos desayunar, llevamos media hora con otros temas.–Soobin no pudo evitar reir.
Mientras ambos cocinaban en sincronizacion, el ambiente ya por fin era cálido, cómodo. Haciendo que ambos se sintieran bien. Comían tranquilamente mientras cruzaban palabras el uno para el otro. Ignorando todo el tema pasado, ganando un poco más de en confianza entre ellos. Risas eran compartidas. —¿Te gustaría ir a dar un paseo, lindo rubio?— Dijo Choi entre risas, alargando su mano para ser tomada.—Claro que me gustaría.— Rio Kai.—Pero si quieres salir, deberíamos cambiarnos.—Huening agarro la mano de Soo para levantarse del sitio y poder irse a cambiar.

El menor rebuscaba entre su armario ropa decente, hasta que paró un momento a pensar el porqué de buscar ese tipo de ropa, un chico se le paso a la mente, ese chico pelinegro y con lentes, Soobin. Ese color carmesí de sus mejillas compactaba perfectamente con su pálida piel, ignoró el tema y procedió a vestirse aún ruborizado. Bajaba las escaleras fijándose en donde colocaba cada pie, no quería caerse.

Kai logró ver a Soobin con los ojos abiertos cómo platos. —Oh, dios, estoy tan acostumbrado a verte en pijama o en ropa de andar en casa. Luces genial, niño girasol.— El rubor de Kai se hizo presente de nuevo. —Gracias, Soobinnie.— Añadió, tímido.—Nunca me llamaste Soobinnie. Me agrada.— Huening lo único que hizo fue soltar una risa pequeña.—¿Vamos?— pregunto el menor. —Vamos.— Soobin volvió a ofrecer su mano, esta fue aceptada. Caminaban por las calles sin destino alguno, mientras ambos iban sintiendo cosas en su interior pero no eran definidas.

Los ojos de Huening brillaron con fuerza al ver una tienda totalmente llena de peluches. Jalo del brazo de Soobin como señal para entrar a aquella tienda. El mayor freno para analizar el lugar. —¿Quieres entrar? — Choi preguntó. El menor asintió con una sonrisa algo adorable. Soobin solo rio debido a la ternura causada por el menor. Tan solo poner un pie en la tienda la sonrisa de Huening era amplia y brillante. Mientras el menor recorría cada esquina cómo si fuese el mismo paraíso, Choi apreciaba aquella escena que le llenaba el corazón de felicidad. La vista de kai era llamada por varios productos expuestos, tantos eran que ni siquiera se decidía, hasta que finalmente, uno fue escogido. Un lindo peluche de pingüino, se veía tan suave. –¿Te decidiste? –Preguntó el mayor. –¡Sí! ¿Te gusta? –Estiró sus brazos para poder dejar el peluche a la vista. –Esta lindo. Mientras pagas estaré afuera. –Choi dijo comenzando a dar pequeños pasos. –Esta bien. – Alzó un poco la voz debido a que Soobin ya se había alejado.

Mientras pagaba, una emoción era presente. Dejando ver aquel niño interior el cual aún necesitaba atención. Después de salir de la tienda lo primero que logró ver fue la escena de su compañero de casa en un banco enfrente de la tienda. –¡Soobinnie! –Grito Kai haciendo que el anteriormente mencionado levantase la cabeza, cruzando miradas con el menor. Huening cruzó la carretera con toda la velocidad posible para no tener ni un accidente y seguir su caminata junto a Choi. –¿Te apetece ir por helado o prefiere comer? – Pregunto Soobin, él seguro ya tenía hambre, pues habían pasado varias horas desde el desayuno. –Vayamos a comer. –Dijo Huening. –Muero de hambre. – Suspiro. De camino hacia el lugar donde comerían, hablaban entre sí para conocerse más. Kai cada que hablaba con Soobin tenía un brillo peculiar en los ojos. Soobin enseñaba una sonrisa tan bella que podía atraer a cualquier persona.

llegaron a su destino. Ellos esperaban su mesa pacientemente. –Solo dos, ¿verdad? –Hablo un chico desconocido. –Sí, sólo dos. – Respondió Soobin.–Perfecto, síganme por favor. –Dijo con firmeza el chico. Él los guiaba hacia una mesa disponible para ambos y que puedan estar cómodos. –Las cartas las tienen ahí, llámenme si necesitan algo. –Hizo una reverencia y desapareció dejándoles tiempo de pensar. Mientras su mente era invadida por pensar en la comida hablaban sobre qué sitio visitar después. –Me gustaría ir a aquel parque que queda a unas cuantas calles de aquí. –Hablo Soobin. –No lo he visitado. Me interesaria visitarlo. –Correspondio Kai. –Te encantará, te lo aseguro.– Finalizó.

20:20 - SOOKAIWhere stories live. Discover now