Júrame

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-Cuidado, Roberto-le dedicó una mirada de impotencia al ver como se dirigía de la mujer que él amaba

-¿pos qué? Solo digo. Apuesto a que besa riquísimo, ¿no? - dedicó una mirada burlona

Don Verduras se acercó a él amenazante, se iba a controlar pero estaba llegando a su límite.

Ambos tenían la misma estatura, así que los golpes iban de ser de gran magnitud para ambos.

-Si tu problema es conmigo arreglemos la cosa entre nosotros como gente civilizada y te prohíbo que vuelvas a hablar así de ella. Es respetada por todos aquí y créeme que no te conviene tener a todo el mercado en contra tuyo, Roberto - lo miró a los ojos-ya vi que no estás teniendo mucho clientela, si tan solo cambiaras tu actitud no tendrías porque rebajarte a hacer lo que estas haciendo.

Roberto se quedó callado. Sabía que no estaba actuando bien, pero le costaba tener autocontrol y hacía lo primero que se le venía en la mente.

Roberto dió un paso para atrás y se fue a su puesto.

Don Verduras se controló, le quería dar un puñetazo. Pero sabía que eso causaría problemas con Refugio y quería estar bien con ella, se supo controlar.

De pronto, recibió una llamada.

-¿María?... Si, mi vida...Gracias mi amor... Espero que todo salga bien

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Vecindad

Refugio estaba en su cocina aseando, Petita estaba en la escuela y ella estaba sola en la casa. De pronto sonó su celular.

-¿Bueno?

-Mi amor

-Hola, mi amor, ¿como estás?

-De maravilla porque hoy nos veremos

-¿Ah si?

-Sí, prepárate porque te tengo una sorpresita , señora Chavero

-Bueno, y ¿puedo saber a que hora pasará por mí, Don Verduras?

-A las 5, mi amor

-Está bien, lo estaré esperando Don Verduras- dijo en tono juguetón

-Ansío verte

-Hasta pronto, señor Mendoza- dijo con sensualidad

-Hasta pronto, señora Chavero

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Casa de Don Verduras

-Ya está todo listo-se dijo María a sí misma mientras veía lo que había preparado - Estos tortolitos se lo pasarán de maravilla - finalizó con una risita

*******

Rato después.

-Espero que le guste a este señor-susurró Refugio para sí misma. Traía puesto un baby doll negro, tenía el cabello brilloso suelto y se miraba al espejo emocionada la beata. 🫦

Iba a vestir un vestido morado que le iba a denotar su figura delgada, ni muy ajustado ni muy apretado, a la altura de las rodillas (a la beata no le gustaba mucho enseñar sus carnes), unos taconsitos bajos, llevaría el pelo suelto y maquillaje discreto. Don Verduras se volvería loco.

Refugio llamó a Olga para que Petita pasara la noche y el día de mañana con ella.

Todo calculado.

A los minutos, la señora ya se encontraba lista para su amorcito. Estaba espléndida, radiante, con un brillo en sus ojos. Cuquita se sentía la mujer más hermosa del mundo.

Mi Refugio de amorWhere stories live. Discover now