CAPÍTULO CUATRO

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Jimin gimió cuando el mundo se acercó lentamente a él. Estiró los brazos por encima de la cabeza y movió los dedos de los pies. Jimin tardó un momento en darse cuenta de que ya no estaba atado a la cama de jungkook, y cuando lo hizo, sus ojos se abrieron. Se levantó y miró alrededor. Por extraño que pareciera, estaba solo.

No era tanto que esperara que jungkook estuviera allí, incluso si lo hubiera esperado, pero tampoco había figuras translúcidas esperando que él despertara. Jimin no era estúpido. Sabía que el tiempo que pasó en los brazos de jungkook no significaba que todo fuera chachi piruli. En todo caso, el apuesto vampiro estaba huyendo de él. Jimin se rió entre dientes mientras se movía hacia un lado de la cama. Si jungkook pensaba que podía esconderse de él, el hombre se llevaría una gran sorpresa.

Jimin tomó una ducha rápida y luego comenzó a buscar las maletas que había traído con él. Cuando no pudo encontrar ninguna, abrió las puertas del armario. Jimin se quedó boquiabierto cuando se dio cuenta de que su vampiro era una puta de la ropa.

Esto no era un armario. Era un vestidor del tamaño de un apartamento. Jimin comenzó a abrir cajones y gabinetes, cada uno trayendo una nueva faceta de la personalidad de su compañero. Por un lado, no había un par de jeans o una camiseta en todo el maldito desastre. Todo era elegante y etiquetado, y probablemente costaba más de lo que había ganado en su vida.

Bueno, cuando vayas a Roma y todo eso... jimin agarró una camisa de seda de color lavanda, iba muy bien con su pelo, del armario y se la puso. Le empequeñecía, pero enrollar unas cuantas veces las mangas y atar los bajos juntos lo dejaba un poco mejor. Los pantalones iban a ser un problema. Jimin buscó en los cajones hasta que encontró lo que estaba seguro de que eran pantalones de estar por casa. Nadaría en ellos, pero no iba a intentar ponerse un par de pantalones de vestir de jungkook. Al menos en los pantalones de estar por casa, se vería lindo. En los pantalones de vestir, se vería ridículo.

Gracias a Dios por inventar los cordones. Ahora a poner su cara de fiesta. Si supiera dónde se encontraba su bolsa, sería mucho más fácil. Se sentía prácticamente desnudo sin su delineador de ojos.

-Yo quitaría los pantalones.

Jimin aulló y se giró. Presionó su mano contra su pecho que se levantaba y caía rápidamente y miró a la figura transparente sentada en el mostrador al otro lado de la habitación.

-No me asustes así, Xavier.-El hombre levantó una ceja.

-¿Estás hablando con un fantasma, y eso es lo que te asusta?

jimin rodó los ojos.

-Te lo digo, quítate los pantalones.

-¿Por qué? -Preguntó jimin.

-Porque estás aquí para sacudir la vida de jungkook y llevarlo al presente siglo. No puedes hacer eso si no lo sacudes.

-¿Y quitarme los pantalones hará eso? -jimin dudaba. Xavier se rió entre dientes mientras asentía con la cabeza hacia las puertas.

-Está en la sala principal teniendo una reunión con sus mejores hombres. Tienes que sacudir su mundo.

-¿Y salir con solo una camisa hará eso? -De nuevo, Jimin dudaba. Xavier se rió entre dientes.

-¿No crees que lo sacudirá si caminas solo con una de sus camisas de vestir?-jimin bajó la mirada hacia la camisa de seda color lavanda. Desatada, caería casi hasta sus rodillas. Técnicamente cubriría todo, y aún así dejaría mucho a la imaginación.

-No llevo ropa interior. -Xavier se encogió de hombros.

-Entonces, no te inclines.-jimin desataba la camisa y la dejaba caer por sus muslos luego alcanzaba debajo y desataba los cordones de los pantalones de estar por casa. Sacudió la cabeza cuando inmediatamente se cayeron y se juntaron a sus pies.

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