Epílogo.

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París, Francia.

Un año después.

Enero es el mes más frio del año en el país francés. Una temporada muy gris, aunque a veces sale el tímido Sol a dar un poco de luz, a pesar de ser templado este año no hubo nevada, pero el clima es muy gélido. Y los turistas no lo frecuentan mucho. El poco tiempo que llevo residenciada en el país me ha encantado. Es una ciudad muy productiva, rápida, elegante. Tiene de todo un poco. Mientras estuve trabajando en USA logré reunir el dinero necesario para venirme, y eso hice. Ahora vivo en este hermoso lugar de Europa. Cuando llegué me costó un poco adaptarme a su cultura, su clima. Pero, poco a poco logré aprender del país. Logrando uno de los objetivos que más he querido en la vida. Gracias a mi esfuerzo y perseverancia, puedo decir que ya tengo mi propio restaurante, con recetas totalmente mías y por supuesto otras variedades. Aunque tuve una mala experiencia en aquel canal de televisión, tuve una ventaja. Ser conocida entre muchas personas y eso me ayudado mucho. También gracias al apoyo de mis padres desde muy lejos y amigo hice realidad mi sueño.

Recién llegué a Paris ya que como de costumbre fui a pasar las navidades con mis padres. El aeropuerto está lleno y camino lo más rápido que puedo para salir de allí, mientras miro mi teléfono, le marco a Ricardo para que venga por mí. Y distraída siento como choco con una persona, ocasionando que mi teléfono caiga al piso blanco.

— Excuse-moi —me disculpo y me pongo en cuclillas para recoger mi teléfono, mirando como unos zapatos negros elegantes giran sobre sus talones. Así que decido levantarme y mirar a la persona que por mi culpa a dejado de hablar por su teléfono.

Mis ojos se anchan al ver quien es.

Cabello oscuro y ojos azules. Como olvidar esos rasgos. Ese aroma. Ese hombre que a pesar de que llevaba un buen tiempo sin verlo o hablarle. Sigue teniendo un lugar en mi corazón. Aún no se ha ido. Sigue ahí.

Tengo a Travis Masson frente a mis ojos.

—¿Barbra? —sonríe ampliamente. Sorprendido. Alegre.

De inmediato sonrío y lo miro fijamente.

—Travis Masson —digo sonriendo—. Que sorpresa.

Con una sonrisa de labios apretados me mira completa.

—Estas hermosa —guarda su teléfono dentro del bolsillo de su refinado bléiser color azul marino—. Como siempre.

Vuelvo a sonreír.

—Tú también lo estás.

Y es realmente así. La verdad es que no ha cambiado nada. Sique igual que antes. No ha perdido esa esencia.

—¿Y cómo has estado? Me sorprende verte aquí —inquiere mirándome.

—Ahora vivo aquí, en París —comunico.

Eleva sus cejas y parpadea con rapidez. Como si no se lo creyera.

—Vaya... —refiere y continúa con esa pequeña sonrisa en sus labios—. También vivo aquí.

Alzo las cejas sorprendidas. Porque realmente lo estoy ¿Cómo es que vivimos en el mismo país la misma ciudad y no nos habíamos encontrado en alguna parte?

Que juegos los del destino.

—¿Desde hace cuánto tiempo llevas instalado aquí? —pregunto interesada y frunzo el ceño.

—Voy a cumplir el año ¿Tú?

—Ya lo tengo —ladeo mis labios.

Asiente lentamente sin dejar de mirarme.

A Oscuras  [01]✔️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora