❛❛ 𝐎 𝐍 𝐄 ❜❜

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—Missa revuelve la sopa casera dentro de la olla para que no se pegara

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—Missa revuelve la sopa casera dentro de la olla para que no se pegara. Suelta un suspiro alto, tocando la parte baja de su espalda. Apenas tiene cuatro meses de embarazo pero no es eso lo que le lastima la espalda. Hoy, después de clases, tuvo que volver a pie desde la preparatoria, que está en el centro y el vive en su pequeña casa del norte.—

—Niega con la cabeza, echándole un poquito de agua a la mezcla. Recuerda como era su vida hace tres semanas, antes de venirse a vivir con un alfa que gracias y sabe su nombre.—

—Cuando vivía con sus padres, todo era diferente. No eran ricos, vivían bien, sin embargo era hijo único, todos los regalos iban para el. Cuando le dijo a su padre, un Omega de híbrido pato, que estaba en espera, el dijo que estaba bien, que el tenía la última decisión, sobre quedarse o irse con el alfa responsable.—

En Tortillaland era asi, como una costumbre. Cuando un alfa dejaba en estado a un omega, él debía llevárselo y arreglárselas solas. Missa estaba decidida a quedarse con sus padres, y disfrutar de las comodidades que ellos le darían a él y su bebé. Pero no, Spreen llegó una noche diciendo que el omega (ni siquiera se acordaba de su nombre) se iría con él, porque el cachorro que llevaba dentro era suyo. Los padres de Missa lo vieron confiable y dejaron a su hijo ir con él. El omega nunca se quejó.

Ahora desea haberse quejado, pero estaba tan aturdido que nada salió de sus labios, sólo empacó su ropa en una pequeña maleta y con la misma, bajó.

Missa sabe que Spreen lo trajo a su casa por una razón. Y no era por el bebé o porque el sea su omega, no. La simple razón por la que estaba aquí, ahora, era porque si el alfa no lo hubiese hecho, su ego de dominante hubiese sido dañado, y se hubiera sentido humillado.

Vuelve a negar, no pudiendo creer que tan tonto fue. O sea, el cortejo de Spreen fue el más vergonzoso. Un día, la puerta de la casa de sus padres fue tocada, Missa la abrió, encontrándose con cierto alfa ahí parado, con la cara seria y mirada sin titubear.

—¿Puedo ayudarte en algo?—Missa había preguntado, con medio cuerpo escondido detrás de la puerta, sólo viendo como el más alto asentía.

-Quiero que me ayudes en mi próximo celo—dijo, tendiendo una caja chocolates con relleno de cereza. Los ojos de Missa brillaron. Eran sus favoritos. El amaba los chocolates con relleno de cereza.

-Está bien, creo. ¿Cuándo es?— Preguntó él, tomando la caja entre sus manos.

-El próximo sábado— y con eso, Spreen se dió la vuelta, caminando lejos de la casa.—

Spreen era un alfa que estudiaba en la misma escuela que el. Ambos compartían clases pero Missa nunca creyó que supiera de su existencia porque, bueno, nunca volteaba a verlo. Sólo hablaba con sus dos amigos, Rivers, una omega, y Robleis, un beta. El azabache era un alfa muy cerrado, sólo con sus cercanos podía entenderse bien. Ellos duermen en la misma cama, porque en realidad no hay otra. Hay noches en las que Spreen se va a la sala o simplemente se queda lo más alejado a Missa.

𝐕𝐄𝐍 𝐀𝐐𝐔𝐈 𝐘 𝐀𝐌𝐀𝐌𝐄 ▬▬ 𝖬𝖨𝖲𝖲𝖯𝖱𝖤𝖤𝖭Where stories live. Discover now