Extraviado || DekuBowl

★ -07.

Izuku estaba cada vez más desconcertado, su madre no era la misma desde hacía unas semanas.

Ya no lo golpeaba, no le gritaba. Solo lo ignoraba y hablaba con alguien por teléfono seriamente, tampoco había consumido nada.

Se estaba preparando para ir a la escuela, tomó sus cosas y partió a la institución. Siempre se iba por los caminos más llenos de gente, no quería ser secuestrado otra vez.

Llegó sano y salvo a la escuela, desde unos meses Neito, Tetsu-Tetsu y Yosetsu no lo habían molestado, sobretodo cuando llegaron del hospital.

Eso era un alivio, amaba comer tranquilo sin tener que recoger su comida del suelo porque se la tiraron.

Tampoco había aparecido Hitoshi, algo bueno, no le gustaba ser observado mientras hacía sus cosas.

— ¡Aquí está! — Escuchó detrás de él. Se asustó pero antes de poder hacer algo le taparon los ojos.

— ¡A-ah, déjenme! — Escuchaba unas cinco voces, dos femeninas y tres masculinas. Una la reconoció de inmediato, era la de Kyoka Jiro, una de las chicas de su clase.

— Cállate ¿Quieres? — Preguntó de mala gana un chico. Denki. Otro de su clase. — Porfin podremos deshacernos de él. — Exclamó feliz.

— ¡Este maldito trató de robarme a mi novio! — Gritó Tooru. Pateó su estómago pero Kyoka la detuvo antes de que le diera otra.

— Recuerden que debemos darlo intacto. — Dijo Mashirao con un tono de asco.

Luego Denki amarró como mordaza un pañuelo, dejándolo mudo. Al ser tan pequeño y frágil, no fue difícil llevarlo a la fuerza.

Izuku obvio estaba asustado, lo estaban prácticamente secuestrando.

Al parecer llegaron a un callejón, donde mismo Neito había cortado sus piernas. Escuchó otra voz.

— Bien hecho. Me aseguraré que tengan las mejores notas. — Oh no, no era posible. Era la voz de Toshio. Dai-Sensei. El único profesor que lo había ayudado cuando lo molestaban.

Escuchó como todos se iban dejándolo solo. El mayor le arrancó la mordaza de forma desesperada. Dándole un beso fogoso y manteniendolo prisionero entre la pared y su torso, sujetándolo de los brazos.

— Oh Midoriya..~ No sabes cuanto estoy disfrutando esto. — Manoseó sus piernas por arriba del uniforme y unió denuevo sus labios. Izuku lloraba mojando sus mejillas de lágrimas. Como quisiera que Katsuki viniera a salvarlo otra vez.

Dejó de sentir los apretones en sus brazos. Y escuchó un sonido sordo, como si algo hubiera caído al suelo.

— Deku.. — Reconoció esa voz de inmediato, por primera vez en su vida sus plegarias habían sido escuchadas.

Katsuki le quitó la venda de los ojos y inmediatamente Izuku se abrazó de él.

— ¡Kacchan! — Estaba feliz, empezó a llorar de la felicidad. Katsuki estaba de lo más feliz por ser abrazado por el menor.

Hablaron un poco y Katsuki llevó a Izuku a una cafetería, para que se le pasara un poco los nervios y el miedo.

Izuku comía feliz el pastel de limón que Katsuki le había comprado. Este sacó una pequeña cajita rectangular y se la dió a Izuku.

— Son para ti, Deku. — El pecoso abrió la cajita y allí vió unos preciosos aretes de oro, con una piedra preciosa naranja en cada uno de ellos.

— ¡Wow Kacchan son hermosos! — Pensó. — P-pero, ¿No son caros? — Preguntó asustado, no podía deber más a alguien, suficiente tenía con el señor Inasa.

— Deku, los mandé a hacer para tí, aceptalos si no quieres que me ponga triste. — Izuku se asustó y de inmediato de los puso, le combinaban muy bien.

Izuku agradeció antes de seguir comiendo su pastel. Al estar distraído, Katsuki aprovechó para revisar su teléfono.

Efectivamente, un punto verde tintineaba en el mapa, indicando la cafetería. Sonrió de lado, el rastreador funcionaba a la perfección.

Luego de dos horas más donde Katsuki contaba orgulloso sus anécdotas donde obviamente el era el más genial, fue a dejar a Izuku a su casa.

— Kacchan, déjame aquí porque si mi madre me ve contigo me va a castigar. — Dijo lastimero. Katsuki entendió y lo dejó en la esquina, no sin antes despedirse de un beso en la mejilla.

Cuando abrió la puerta su madre estaba al teléfono, estaba yéndose a su cuarto, pero inconscientemente escuchó un pedazo de la conversación.

— Mientras no me estés mintiendo todo bien. Necesito ese dinero y el mocoso no me da más que problemas. — Se sintió triste de que su madre se expresará así de él, pero ya estaba acostumbrado.

Subió hasta su cuarto. Empezó a hacer su tarea y la de sus compañeros, no era como si solo el grupo de Neito lo molestara, era todo el salón e incluso profesores, ya comprobado, solo recordarlo le daban ganas de llorar.

Tocó sus orejas y sonrió, recordando el regalo de Katsuki. Eran cómodos por lo cual los llevaría todo el tiempo.

— ¡Izuku! — Llamó Inko desde el salón. Izuku bajó desganado.

— ¿Sí..? — Preguntó tímido haciéndose pequeño en su lugar.

— Trágate esto. — Le dió una especie de jugo de naranja, Izuku dudaba, ¿Y si tenía algo malo?

— P-pero. ¿Porqué? — Se estaba arriesgando, pero más se arriesgaba al tomar ese líquido sospechoso.

— No me desafíes mocoso. — Gruñó enojada, Izuku sin salida tomó el jugo asustado. — Te sientas y no te levantas en cinco minutos. — Ordenó y se sentó en una de las sillas del comedor, Izuku se sentó en la otra obedeciendo.

Se sintió mareado, tocó su cabeza al pensar que estaba con fiebre, pero estaba bien. Se sintió cansado y tenía dolor de cabeza.

No podía estar quieto, y en menos de dos minutos de iba a caer de la silla, pero allí estaba su madre para agarralo.

— Duerme maldito mocoso.. — Puso un paño extraño en su boca y terminó por caer inconsciente.

La peliverde estaba borracha, como no, pero de igual forma seguía consciente. Sonrió feliz de ver a su hijo inconsciente.

— Por fin me vas a servir de algo. —

Hola amigos ¿como están? Espero que bien, les escribo para darles este nuevo capítulo de esta historia que por lo que ví, les gustó mucho. Trataré de actualizar más seguido.

•22/02/23