Una proposición

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Otro día acontecía en el palacio de los marqueses de Luján, mientras los de la alta alcurnia esperaban que el desayuno fuera servido en la mesa, los criados y personal del hogar se preparaban para recibir un nuevo día, en especial Jana, y es que la más joven de los empleados estaba de los nervios tan solo de pensar que podría volver a encontrarse con el hijo de los marqueses, que solo de imaginarse cruzar alguna que otra mirada con él se le ponían los pelos de punta. La última vez que se vieron casi funden sus labios en un apasionado beso, un casi beso que en parte dio para comenzar una historia de amor llena de obstáculos e impedimentos, pero cuando el amor es joven a nada le teme uno y tanto el joven Manuel como Jana estaban dispuestos a todo. 

- ¿Jana chiquilla me estás escuchando?

- Que sí María, que a las 4 debemos servir el té, porque viene el Barón con el señorito Curro a pasar la tarde a la Promesa

- Ea, pues venga que ya vamos tarde

- María, ¿te puedo hacer una pregunta?

- Depende de que me vayas a preguntar, mira que yo no soy tan inteligente como una que yo me se... - antes de que Jana abriese la boca apareció en las cocinas el joven heredero. La sonrisa de Manuel hipnotizó a Jana en un santiamén y María Fernández no tardó mucho en darse cuenta que su amiga del alma tenía sentimientos hacia el joven piloto.

- ¿Buenos días señor, dígame que se le ofrece? - preguntó María amablemente.

- Buenos días a las dos, quería una taza de café. He pensado que para no haceros trabajar de más, bajaba yo a por ella

- Se agradece que todavía exista gente como usted Manuel... digo señorito Manuel. En seguida se la preparamos – casi metía la pata, y es que a solas Jana podía llamarle como quisiera pero en horas de trabajo no podía cometer tal falta de respeto.

- Muchas gracias Jana – respondió mirándole fijamente a los ojos y Jana se estremeció. Mucha venganza y todo lo que queráis, pero la jovencita no contaba con acabar perdidamente enamorada del hijo de los marqueses y encima era mutuo, porque Manuel no dejaba de pensar en ella ni un solo segundo. Manuel agradeció a ambas y salió de la cocina, esperaría en el patio interior de la zona baja mientras se hacía el café. Cualquier excusa era buena para ver a su amada. Mientras tanto, las dos criadas cuchicheaban, bajito para que nadie les escuchase.

- ¿Tu qué, no me vas a contar na'? - preguntó María a su amiga mientras secaba parte de la vajilla del desayuno.

- ¿Contarte el qué?

- No te hagas la sueca que te conozco muy bien Jana Expósito, ¿entre el señorito y tú hay algo no? A mi no me lo vas a negar

- Ay María que cosas tienes de verdad

- Jana que no nací ayer, ni me chupo el dedo ni peino calvos chiquilla

- Bueno que sí, que hay algo. Es que ayer casi nos besamos...

- Madre del amor hermoso ¿...cómo que os besasteis?

- María que no nos besamos, que casi nos besamos que es muy diferente

- Yo te voy a decir una cosa, al señorito jamás en la vida le he visto bajar a cocinas a por un café, así que muy enamorado debe estar de ti pa' hacer algo así

- Anda calla, que como sigamos de cháchara se nos quema la leche. Es que a Manuel no le gusta el café solo ni la leche muy caliente

- Mírala a esta pero si le llama Manuel y todo

- María basta, pongámonos a faenar. Que por muy enamorada que esté sigo siendo criada y eso no va a cambiar nunca – a regañadientes la andaluza terminó la conversación, necesitaba más detalles de la noche pasada pero Jana no era precisamente como un libro abierto, la muchacha era de pocas palabras. 

Minutos después el café ya estaba listo, Jana fue a llevárselo al señorito quien seguía en el patio interior mientras paseaba sin rumbo ni dirección. Al ver a la joven de cabello rubio su expresión cambió por completo, lo feliz que le hacía aquella mujer con miles de pájaros en la cabeza y con buenos conocimientos de botánica y medicina, aunque a día de hoy le seguía sorprendiendo que una doncella supiera mucho más que parte de su familia.

- Su café ya está listo señorito. Lo preparamos como a usted le gusta, con un poco de leche tibia, sabemos que detesta la leche caliente

- Muchas gracias Jana, nunca pierdes detalle – sin que nadie le viera levantó el mentón de la joven para poder observar aquellos ojos de color café que le miraban apasionadamente, solo hasta que ambos regresaban a la realidad y volvían a poner los pies en tierra.

- Por supuesto, siempre que usted necesite algo aquí voy a estar

- En ese caso necesito algo más

- Dígame, ¿qué se le ofrece?

- ¿Qué haces mañana por la noche? - la pregunta pilló totalmente desprevenida a Jana.

- ¿Por la noche? Dormir ¿qué voy a hacer si no? – sus mejillas empezaban a sentir el calor de aquellas palabras indecorosas del señorito.

- No pienses cosas que no son, es que me gustaría salir a bailar contigo

- ¿A bailar? No se ofenda pero es un pato mareado bailando

- No importa el plan, sino la compañía ¿qué me dices?

- Bueno pues lo consulto esta noche con mi consejera y le doy una respuesta al alba, que seguro que a esas horas ya anda faenando con su aeroplano en el hangar

- ¿Acaso le has contado a alguien sobre nosotros? - la curiosidad podía con él.

- Claro que no, hablaba de mi almohada – entre risas intentaba tapar la realidad. Porque se lo había contado a la única persona a la que no tenía que haber dicho nada, ya que María no callaba ni debajo del agua.

- Entonces estaré esperando ansioso una respuesta, quizá hasta no logre conciliar el sueño

- No diga eso, tiene que descansar y más si se está preparando para la copa de los Pedroches, confío en que gane el premio al mejor piloto de Andalucía 

- Me gusta que te preocupes por mí Jana, nunca nadie lo hace

- No es nada, solo me gusta consentirle – estas fueron las últimas palabras de la joven con guiño incluido antes de que Doña Pía interrumpiese la conversación. Jana tenía que seguir con sus labores y Manuel también, así que se dirigió al hangar a continuar con la reconstrucción del aeroplano, todo tenía que estar perfecto para el ansiado día. Aunque en su cabeza la copa de los Pedroches era una banalidad en comparación de su salida con Jana. Estaba convencido de que aceptaría, pues la joven también disfrutaba de su compañía y ambos empezaban a estar un poco cansados de no poder disfrutar de su amor libremente. 

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Antes de nada perdón por haber estado tan desaparecida pero estoy pasando por muchas situaciones que no me dan un respiro, espero retomar mis otras historias pronto. 

Espero que os guste, es que realmente estoy muy viciada a la historia y tenía muchas ganas de publicar algo relacionado con ella. Un abrazo enorme. 

Gracias por el apoyo siempre <3

SilviaClandestina 


- Las cosas de Palacio van despacio -Where stories live. Discover now