Ágape

Capítulo Cuatro: Recuperación.

—Oye, ¿estás bien? —digo al ver la cara de Angel ponerse tan blanca.

—S-sí —suelta como si cada letra le hiciese daño—, no te preocupes.

—Está bien. —intento relajarme aunque mi semblante sigue tenso. Si se encuentra mal podemos dejar el paseo para otro momento.

Mañana es San Valentín y si no podemos viajar en barca para este año, será para el siguiente.

—Angel. —Toco su mano en un intento vano. Sigue concentrado en remar, pero cada vez tiene peor rostro.

Así estuvimos cuarenta minutos hasta encontrarse tan mal como para perder la conciencia. Con temor agarro los remos para salir lo más pronto del agua, ¿por qué diantres querría llevarme a una zona apartada? Es hermosa esta zona y tranquila, no lo negaré. Pero solo si te encuentras bien, desde que le he visto con esa mirada perdida ya sabía que algo no iba bien.

Finalmente logramos ingresar en un hospital. El médico después de realizar unas pruebas entra a la habitación, se le nota tenso y su diagnóstico no lo comprendo bien del todo al hablar tan rápido. Por suerte me quedo con que se recuperará muy pronto, esa noticia hace que suelte un suspiro de alegría. Empero, debe quedarse el resto del día en observación para comprobar si su estado se debe a la ingesta de algún alimento en mal estado o hay otra razón.

Él me deja a solas con Angel y no se me ocurre nada mejor que culparme por esto. Tal vez, si hubiera sido más insistente no estaríamos aquí. Aún así, debo pensar en positivo. Podrá salir de aquí pronto, no debo mirar en negativo.
Acaricio su cabello y sonrío al verlo dormir tan plácidamente. Con esa tranquilidad que porta en su rostro comprendo más la razón por la que sus padres le pusieron ese nombre.

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Entre tanto, Celá se encuentra haciendo maldades en otro lugar. Al observar que los enamorados no se encontraban bien, se dio el placer de buscar nuevas víctimas. Su influencia se hace más fuerte en aquella tierra, por esa razón sus poderes también crecen y las consecuencias por utilizarlos hacen igual. Su hechizo afectó a  Angel, pero de forma indirecta también lo hizo en Aelia. Eso deja una pequeña obertura dentro de su habitación por donde la oscuridad entra sin temor ni vergüenza. El ambiente se torna más cargado y eso le hace tener emociones tristes, sumado al reciente incidente con su amado; desencadena en un estado del que hace bastante tiempo atrás le costó mucho salir de ahí.

Sus inseguridades, aquellos temores y reproches hacia sí misma. Todos esos recuerdos volvieron como fantasmas del pasado. Siete años han pasado, pero ahí están de nuevo, más vivos que nunca.

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—Vamos Aelia, esto ya debería estar superado —Limpio las lágrimas de mis mejillas y con el agua del grifo remojo mi cara. Por suerte estoy en el aseo que tiene la habitación. No me gustaría que nadie me viese llorando. Igualmente esto ya está superado, tengo cosas buenas y malas; como todas las personas. Aún así, debo mirar las buenas y encerrar todos estos pensamientos donde se encontraban antes. No entiendo por qué han salido, tengo miedo de alejar a Angel como hice en el pasado con otros chicos por verme inferior.

Inhalo y exhalo varias veces en un intento para relajar mis nervios, enciendo mis auriculares inalámbricos y utilizo el celular para poner mi lista de reproducción para situaciones donde estoy tensa; como ahora mismo.

Salgo del hospital y comienza a sonar la canción Good Parts de Le Sserafim. Al escucharla me vienen los recuerdos de cuando Angel y yo no éramos más que amigos. Nos divertíamos bastante y hacíamos bromas siempre. Cada palabra amable que me decía hacía a mi corazón bombear más sangre de lo normal. Mis latidos se tornaban irregulares y continuos cerca suya. Ahora suena la parte que más me gusta de esta canción: «¿Me amarás como soy? Contrariamente a las espléndidas expectativas, incluso si no es bueno por alguna razón, amo mis partes malas. Está bien cometer errores, encontrar las partes buenas. Me gusta como es, encuentra las partes buenas», adoro esto porque tiene mucha verdad y gracias a Angel he logrado liberarme de todos mis temores.

Es cierto, he hecho mucho trabajo para amarme, tal vez vuelva a recaer, pero ahora soy más fuerte. Tengo a dos personas a quienes proteger y amar. Él y yo. Lograremos superar esto, como tantas pruebas nos ha puesto antes la vida. Pues, está llena de cosas hermosas, pero para poder vivirlas al completo primero tienes que ofrecer una parte de ti y, esforzarte al máximo para cumplir tus objetivos.

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—Con razón Aelia se encuentra desanimada —comenta Álec mientras se rasca las raíces rosas de su pelo— Celá ha dinamitado a ambos para romper ese vínculo. Tendré que hacer algo, de lo contrario esto terminará en una ruptura.

El chico junta sus manos y absorbe toda la niebla oscura que se ha formado en las dos habitaciones. Al terminar, el lugar queda a opaco; la única luz emerge de la Luna, al subir a la superficie. Sonríe al sentir un cosquilleo dentro de su corazón. En efecto, esto lo ha hecho aquel chico que le vuelve loco; desde la primera vez cayó rendido ante las alas de aquel querubín oscuro. Sin embargo, su labor es mucho más importante.

Sopla con sus manos extendidas y miles de destellos rosados sobrevuelan la habitación de la chica primero. Purifican el lugar y le entregan una rosa marchita «está mala energía ha hecho esto a este lindo vegetal», Álec lo desaprueba y con un beso en la flor, sus pétalos retoman su color carmesí y el grosor de antes. La pone en un frasco y después le toca la purificación al cuarto del chico. Allí denota que el regalo del chico se encuentra fragmentado en dos. Sin embargo, a pesar de arreglarlo, el querubín decide que el collar pueda separarse en dos y juntarse en uno. De ese modo, ellos dos llevarán una parte que le recuerde al otro.