Capítulo Cinco: Llamas gemelas.

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Después de volver a la habitación más relajada, las horas fueron más llevaderas. Es curioso, pues no sentía esa ansiedad de antes y por alguna extraña razón Angel también se encuentra más relajado. No sé qué habrá podido pasar, pero estoy feliz de esta resolución.

La noche fue tranquila y a la mañana siguiente,  el médico hace una última observación donde dictamina que ya está recuperado. Luego de comer le dieron el alta y a pesar de comentarme sobre que se encuentra bien, sigo preocupada por su estado. Perder la conciencia es algo grave, no es para tomárselo a broma.

Por esa razón, le he dicho que descanse. A la noche nos veremos, pero prefiero que repose un poco. No quiero otro susto como el de ayer.

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—Señorita Afrodita, ya está listo su carruaje —anuncia uno de los ángeles con una estatura pequeña.

—Muchas gracias. ¿Álec te ha dado la pócima?

—Así es. —En esta ocasión se acerca una ninfa con unas alas de color morado, la cual le entrega un frasco con forma cilíndrica. Dentro de él hay un líquido rosado que desprende brillos y olor a hierbabuena.

—Excelente, esto será divertido. Ojalá venga Medusa.

—Seguro lo hará mi señora. Siempre desea destrozar el día del amor.

—Y nunca lo consigue —dicho eso sube al carruaje dorado, cierra la puerta con cuidado y él solo pone rumbo a la Tierra.

🌹💗🥀

Al final he terminado accediendo a su propuesta. Me prometo una cosa y hago lo contrario. Sin embargo, no me he podido negar al ver aquella sonrisa acompañada de esos ojos bañados por el sol fijos en mí; expectantes de la respuesta.

Al decirle que sí me anuda los ojos con una venda. Me sorprendo ante aquello, pero intento restarle importancia. No creo que esto sea un secuestro o al menos eso espero.

No logro vislumbrar por dónde me lleva, sin embargo, siento las pisadas dadas por mí y creo que estamos subiendo unas escaleras. La pregunta es hacia dónde me está dirigiendo.

De repente, hace que me detenga. Escucho el ruido de una puerta, más tarde me anima a caminar de nuevo. Con cuidado me lleva al exterior donde el viento acaricia mi cabello; se deshace con ello mi trenza y ondea hacia todas direcciones libre.

—Puedes quitártela ya. —Da una palmada en mi hombro, hago caso a lo que dice. Cuando abro los ojos me doy cuenta de que estamos en la azotea. Él sujeta una guitarra con la mano derecha mientras se acerca a una silla que habrá traído antes.

Pero mi asombro no hace más que crecer cuando comienza a tocar una melodía, aunque eso no es todo. Pues empieza a cantar en italiano sobre un chico que observa las estrellas. De forma involuntaria me maravillo con el espectáculo de luces hecho con los astros. ¿Cómo es posible esto? A él siempre le aterraba cantarme y ahora no solo hace eso, sino que además lo hace en público.

Para mí sorpresa siguió a pesar de acercarse una multitud de gente al escuchar a Angel cantar.

🌹💗🥀

Aún así, Celá sigue ofuscado con destrozar ese vínculo. Había llegado al punto de tomar forma humana, aunque los mortales pudiesen verle con aquel aspecto. Sin embargo, unas manos delicadas le hace alejarse del lugar.

—Suéltame —impera enojado mientras golpea al aire.

—Cálmate —al escuchar ese timbre de voz se estremece y deja de agitar sus manos hacia todas las direcciones.

—Álec, asume que el amor no ganará esta noche.

—Asumiré lo que quieras, pero no muestres como eres ante los humanos. —Por primera vez el chico de cabellos rosados se arrodilla y Celá disfruta de ese momento relamiendo sus labios. Sin embargo, no dura demasiado. Pues, un rayo que solo puede ser visto por seres con poder mágico, emerge de Aelia y Angel.

—¡Ah! —grita al sentir aquella fuente tan pura fe luz.

—Ven. —Sin preguntarle, Álec lo envuelve en un abrazo y usa sus alas blancas para proteger a la persona que ama; aunque sea su rival.

—Dé-déjame —musita el chico de vestimenta negra con rubor en sus mejillas.

—Si lo hago, resultarás herido y, eso es lo último que deseo.

Celá no aguanta más sus emociones y por primera vez su piedra se moldea hasta tomar la forma de un corazón. Sin dudarlo besa a su protector; este, se asombra y abre los ojos durante un breve instante. Luego los cierra y se funden en un acto puro lleno de complicidad.

—Esto no lo cuentes a nadie o será lo último que hagas.

El rosado asiente y por primera vez su contra parte sonríe con dulzura. Ambos vuelven a besarse sin el temor a las consecuencias.

—¡No! Celá ha sucumbido a tus engaños —le increpa Medusa a la diosa del amor mientras bebe de su copa el líquido rosa que le ofreció Afrodita al verse.

—El amor es así. No sabes cuando llega, solo lo sientes. Lo hermoso es dejarte llevar y conocer a tu llama gemela; ese ser que complementa al tuyo. Pues ambas partes hace un todo entre ellas.

—¿Qué me quieres decir? —Medusa la observa sin comprender nada.

—Bésame —La gorgona acepta con gusto, no obstante se siente asqueada por mostrar sus sentimientos.

—¿Qué tenía esa bebida?

—Es la pócima de Álec. Ahora haz caso a tu corazón.

Y así ambas mujeres juntaron sus labios en un acto lleno de amor. Sus movimientos eran fuertes, erráticos, pero llenos de pasión. Es normal, hace milenios desde el último. Durante esta noche dejarán sus diferencias, mañana ambos bandos volverán a enemistarse. Mas, hoy es un día especial. Hasta a alguien que no le gusta el día de los enamorados lo sabe.

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