Problemas Cap: 3

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Sebastián, que tenía prisa por llevar el contenedor fuera, abrió la boca.

—Oh, podrías...

Antes de que sebastian pudiera terminar su oración, un horrible olor hizo que se llevara las manos a la cara, cubriendo su nariz y su boca.

El contenedor que había sido soltado inconscientemente, hizo un horrible sonido metálico al chocar contra el piso, provocando que la mirada de Sebastian se desviara hacia él.

¡Rayos!

Pensó Sebastian.

—¿Hum...? —Exclamó el hombre de traje.

Las feromonas, tenían un olor a podrido que hacía que llegaran hasta el último rincón del ser. Por lo que olerlas, eran tan bueno como trabajar en un depósito de chatarra.

—Oye tú.

Una voz gruesa y varonil fue liberada de golpe. Sebastian que sabía que el llamado era para él, tardo en girar la cabeza.

Al hacerlo, un hombre de colosal tamaño estaba parado frente a él. Tenía un aspecto increíble que superaba sin dudad a varios modelos de famosas revistas. Sin embargo, el elegante traje negro que llevaba lo hacia mas parecer un adinerado hombre de negocios.

Sebastian escaneo todo su cuerpo en busca de algo que le ayudara a saber su identidad. Hasta que finalmente encontró una pequeña placa que sobre salía de su pecho. "Roman Roseliov"; Estaba grabado en elegantes letras doradas, por lo que seguramente ese era su nombre.

—Que.

—Tu nombre.

Roman que vio como sebastian se retrocedía ante la la terrible sensación, levanto la ceja derecha y llevo su mano a su barbilla.

—Yo... no le doy mi nombre a extraños.

—¿Por qué aun estas de pie?, Estoy seguro de que libere una cantidad considerable de feromonas.

Aunque su tono era el de alguien irritado tenía pizca de curiosidad. Por lo que sebastian no pudo evitar retroceder ante el

—Es normal que un beta reaccione así, a las feromonas de un alfa, ¿No? — Respondió Sebastián.

—Quizás, pero... —Dijo Roman bajando su mano. —¿Un beta puede hacer expresiones tan... lascivas?

Esa era la alerta de peligro. Sebastian rápidamente tomo el contenedor que había dejado caer y se dio la vuelta. A estas alturas, era mejor salir por la puerta trasera y olvidarse de ese tipo. Sin embargo, Román no lo dejo ir tan fácil.

—¿A dónde vas?

De repente, un torrente de feromonas mayor al anterior cayó sobre el aula. Sin embargo, Sebastian no se alteró en lo absoluto.

—¡No tengo porque decírtelo! — Gritó Sebastián enojado.

La primera vez, Sebastian había sido tomado por sorpresa. No obstante, al saber de lo que era capaz, había tomado sus propias medidas.

—Error —Dijo Román.

De repente, grandes pasos comenzaron a oírse detrás de Sebastian.

—Tú, tienes que hacer lo que yo diga —Dijo Roman.

¡Tsk!

¡No tengo otra opción!

Pensó Sebastian.

Sebastián levanto el contenedor de basura que tenía entre sus manos, y estando a un paso lanzarlo, un monstruoso grito hizo que ambos voltearan en la misma dirección.

𝚄𝙽 𝙰𝙼𝙾𝚁 𝙰𝙱𝚂𝙾𝙻𝚄𝚃𝙰𝙼𝙴𝙽𝚃𝙴 ¿𝙿𝙾𝚂𝙸𝙱𝙻𝙴?Where stories live. Discover now