En un mundo distópico donde monstruos son la especie dominante, Cameron Wells, una joven que junto a su compañero, Charles Landham, se ganan la vida recolectando y vendiendo Energía G. Cuando todo parecía estar mejorando para Cameron, el demonio de...
"Este ultimo día fue toda una aventura. No me alcanzarían las hojas o la energía para contar todo lo sucedido, pero sí que me hizo reconsiderar varias cosas. Que el maldito termine como una rata de laboratorio me parece más justo que matarlo, así sabrá lo que es sufrir de verdad. Y la serpiente... Que pueda estar ligada a la aguja oscura o ser un alien no es lo que más me intriga. Es el hecho de que me advirtió que me estaban ocultando las verdaderas intenciones de Mecha-G ¿Sera que me quiere ayudar? ¿Por qué lo haría?... ¿En verdad puedo confiar en él, como tanto me lo insiste? No se.
En fin, Aika se quedó dormida al terminar la película. Sera mejor que la despierte para que vaya a su habitación a descansar. Nos espera un largo día mañana"
- Cameron Wells
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El sol de medio día estaba bien puesto en el firmamento, con pocas nubes que le estorbaran para abrazar a la sabana africana. Su luz hacía que los pastizales se reflejaran como hilos de oro, pero al mismo tiempo, el calor impedía que algún ser vivo saliera de su escondite. En medio de vegetación seca y estanques de tierra, descansaba un árbol, uno que ya parecía estar en sus últimas. En contraste con su corteza quebradiza, sus ramas estaban llenas de hojas frescas como si fueran de primavera.
Una cabeza se alzó sobre el monto de vegetación. Era como un reptil de piel oscura y manchas anaranjadas, ojos negros y una protuberancia que le salía de la nariz a modo de pico. La criatura agito la cabeza y estiró las alas, las cuales se asemejaban a las ramas y hojas del árbol. De ahí su nombre, Leafwing. El monstruo gruñó y aleteó hasta la base del tronco, aprovechando la sombra. Recargado en sus cuatro extremidades como un pterosaurio, husmeó entre la tierra y rocas buscando un desayuno rápido, hasta que algo lo puso en alerta. El Leafwing se quedó unos instantes mirando fuera de la sombra, al cielo. Se podía escuchar el sonido de turbinas a lo lejos, pero la hierba alta no le dejaba ver el horizonte. La criatura dio un salto y se aferró al tronco para poder ver mejor. No paso mucho para que el Leafwing lo viera. Una aeronave sobrevoló sobre la sabana, seguida de otras más. Seguían pasando hasta que se revelo una flota entera, que custodiaban a un gigantesco e imponente dirigible bien acorazado.
El monstruo se estremeció, lanzó un fuerte graznido y emprendió el vuelo, despertando a sus compañeros. Centenas de Leafwings se elevaron al aire, despidiéndose a graznidos de los pastizales y del árbol, el cual quedo como un tronco muerto.
Las criaturas volaron hasta la ruta aérea de las naves. La parvada se movía de forma sincronizada, esquivando las aeronaves, pero había una peculiaridad con el dirigible. Los Leafwings lo evitaban a toda costa, se separaban como una bandada de aves escapando de un depredador. Era de esperarse, pues dentro estaba contenido el resultado del duro esfuerzo de Charles y Paula.
La Dra. Chappelle estaba recargada en la ventana de una aeronave, mirando curiosa el espectáculo que montaban los leafwings. Sentado frente suya estaba Charles, también mirando por la ventana.
