Cállate (Spreenter)

Cinco

Buscarlo o no buscarlo. Esa es la cuestión.

Es complicado acercarme a él. ¡Es complicado hablarle! Y ahora me veía guiado ciegamente por las pelotudeces que mi cerebro creaba. ¿Podría gustarle? ¿Por qué no le digo directamente que lo amo y que lo secuestraría para casarnos? Es joda, no flasheen. Ojalá ser tan expresivo para poder gritarle desde donde estoy: vos y yo nos vamos a casar. ¡Pero no! No.

De hecho, sí nos vamos a casar, están invitados.

Bien, sólo si llego a hablarle. Es que, ah, ¿ese sentimiento cuando vas a hablarle a alguien que te gusta? Multiplicado por mil porque ya la o lo besaste y fue re contra mil incómodo.

— No seas cagón y hablale —el empujón de Farfa me saca de mis pensamientos.

— No lo apresures, si lo hace así puede salir algo mal —dice Serpias, sentado detrás de nosotros. Lo miramos, porque, ¿qué peor podría pasar que me diga que no le gusto?—. Si va presionado, es probable que hasta le pida matrimonio.

Si es un plan futuro, solo estaría adelantando la fecha.

Al parecer Farfadox se ha tomado en cuenta lo que su novio no novio le ha dicho, y deja de darme de empujones para que me acerque a la mesa de Conter, tan solo caminando unos veinte pasos. Está tan cerca, pero tan lejos.

— No quiero, si le digo... Pará, ¿qué carajos le voy a decir?

Farfa estaba sobrepuesto, pensando en lo que yo le pregunté. También Serpias. Pero, es decir, planeamos que me acercara a hablarle. Cada movimiento, paso, gesto y sonrisa. Pero no el tema. Eso no. Se nos olvidó la fórmula para resolver el problema más simple del mundo.

— Y... Decile que te gusta —Farfadox quiere facilitar las cosas.

¡La pija! No puedo decirle eso. ¿Se imaginan lo que causaría? Me gustás. Y me va a responder Te odio. Porque él, bueno, que se yo. ¡Ha de odiarme!

— Muy inteligente —le digo a Farfadox. Le imito y sonrió con fuerza—. Decile a Serpias que te gusta.

— Cállate.

Parecía ser fácil, pero no.

¿Cómo expresarle a alguien que cuando lo mirás se te mueve el piso, y sentís que el cielo se cae o que te elevás y que tu corazón se sale del pecho? Claro. Decírselo sin que suene como algo tan cliché y cursi, y esas boludeces. ¡Yo sentía eso! Sentía que me hundía en el color de sus orbes, y que él era esa alegría (aunque le dijera que era un rompebolas) de mis almuerzos.

Y si me decía que no, mi corazón iba a estar tan roto como un jarrón al suelo.

— ¿Quieres decirle que te gusta, Spreen? —pregunta el bicolor.

Sí. No. No sé. ¿Quizá? Solo tenía algo de nervios por el rechazo que estaba en buena posición de probabilidad. Aunque aquel « dedal » me daba buena espina.

— Sí.

— Entonces concuerdo con Farfi.

Bien, bien, bien. Serpias tampoco está ayudando. Sí, entiendo que para algunos esto pueda ser algo fácil. Pero para mí, no. Menos cuando Conterstine evade el tema desde la última vez en la que lo hablamos.

Una idea se me viene terriblemente, y me siento impulsado a decir que, el que no arriesga no gana.

Pero el miedo me consume.

— ¿Llego y le digo que me gusta y salgo corriendo?

Pero Serpias y Farfa, me miran como si tuviera algún dibujo en la cara. Lo sé, suelo decir boludeces cuando estoy nervioso.

Maldito enamoramiento.

Maldito Conter re contra lindo y tierno.

¡Maldito sistema retrógrada!

Joda

— Sólo ve y pregunta si pueden hablar a solas. Y se lo dices tranquilamente.

— Está bien.

Entonces, camino. Siento esa presión que mi pecho no parece desear soportar, y mi cabeza duele por los nervios. Pienso una y otra y otra vez lo que podría decir, sintiendo cómo Serpias y Farfa me observan desde atrás. Conter está sentado siendo perfecto como siempre. Y yo, la concha de mi hermana, siento mis manos sudar.

En cuanto llego, él me dirige la mirada y me sonríe.

¿Qué?

La puta madre, me puse re nervioso.

— Conter, eh, vos, sí... vos, eh... —me siento jugar con mis manos, él alza la ceja y siento que ya no aguanto—. ¡Me gustás!

Después salí corriendo del lugar, sintiendo las risas de Farfadox por detrás.

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estoy Full nervioso por los squids qpfjwñfñwñf no doy mas