DIEZ

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YOONGI

NO IMPORTABA dónde viviera o cómo pasara mis días, una cosa era cierta: erauna persona madrugadora. Cada amanecer traía nuevas sorpresas y un día más devida en el lado correcto de la tierra, como le gustaba decir a mi abuelo.

Sin embargo, su expresión era cierta. Essie era la única que sabía que yosaludaba el día con una taza de café en el lugar especial de Jimin. Ver salir el soldesde el interior del cenador era como si lo compartiera con él de alguna manera. 

Tal vez algún día lo haría, dependiendo de cómo se sintiera Jimin al levantarsecon el sol. Podía imaginármelo aquí ahora, acurrucado en mi regazo con una tazade Earl Grey entre las manos, parpadeando como un búho mientras el amanecerirrumpía en el cielo. Cuando los pájaros empezaban a cantar, hacíamos planes ensilencio para el día siguiente. 

Por otra parte, puede que no sea una persona madrugadora, lo que tambiénestá bien. Si estuviera aquí, tal vez bostezaría y miraría con irritación el piar de lospájaros, refunfuñaría en voz baja y tendría un aspecto tan adorable y somnolientoque no tendría más remedio que llevarlo a la cama para acurrucarlo. 

Mi teléfono interrumpió mis pensamientos. Ash. Preocupado por lo quepudiera haber pasado con mi manada, contesté al segundo tono. 

—Ash, te has levantado temprano. ¿Ocurre algo urgente? —De fondo, unacuchara repiqueteaba contra la cerámica, como si estuviera removiendo su propiocafé. 

—Espero no llamar demasiado temprano. Soy lo que mi mujer llama uno deesos molestos madrugadores. No he tenido la oportunidad de hablar contigo ypensé que este era un momento tan bueno como cualquier otro. Si no estuvierasdespierto, habría dejado un mensaje.

 —Como otra de esas personas molestas de la mañana, este es un granmomento para llegar a mí. Me asusté cuando vi tu nombre en la pantalla, pensé quetal vez pasaba algo en Newberry Springs. 

—No, nada de qué preocuparse. Te llamo para ver si quieres hablar de tufuturo. Sé que estás recién casado, así que no dudes en decirme si necesitas tiempoantes de escuchar mi discurso.

 ¿Oír su discurso? Interesante, aunque había mencionado una posible oferta detrabajo. Dudé, sólo porque no estaba segura de cuánto contarle sobre lo que estabapasando con Jimin. Pero entonces, ¿no había sido él parte de todo? Comprendería lanecesidad de tomarse las cosas con más calma. 

—En realidad, aún no estoy acoplado. Jimin ha pasado por mucho, así que loestoy cortejando. Es el décimo día, así que me quedan algunos más según mi plan.Sé que mi estrategia probablemente no tiene sentido dado que somos compañerospredestinados, pero no veo la necesidad de apresurarlo. 

Ash emitió un sonido de aprobación. 

—Buena decisión, tanto en el cortejo como en tomarse las cosas con calma.No sé mucho sobre cada uno de ellos, pero me revuelve el estómago pensar queesos chicos fueron robados a sus familias y criados para ser vendidos. No puedocreer que algo tan atroz haya ocurrido en mi territorio. He tenido más de una nochede insomnio. Dale a tu chico todo el tiempo que necesite.

 —Exactamente lo que pienso hacer. No hay razón para apresurarse de todosmodos. No tengo ningún lugar donde llevarlo. Parece inútil desarraigarlo del único hogar real que ha conocido cuando no tengo nada que ofrecerle.

El alfa DevotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora