Cap 3 - Tendencias

410 58 8
                                    

Muy buenos días/tardes/noches a todos, aquí les traigo otro capitulo mas.... disfrutenlo xd

-x-

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

-x-

—¿Dónde estoy?

Pregunté a la aparente oscuridad.

Lo ultimo que recuerdo fue...

—Oh es verdad, estoy muerto jaja..

La dura realidad había chocado mis divagantes pensamientos.

El dar mi vida para salvar a la de mi Familia. Ciertamente la mejor decisión de mi vida, puesto que nunca me permitiría dejar que les pasase algo, sin embargo... me hubiera gustado el poder disculparme correctamente con mi amada esposa.

El mentirle para idear mi plan loco no fue lo correcto.

Talvez la infinita infinita oscuridad a mi alrededor era mi castigo, por mi egoísmo ahora debía vivir solo.

Me encontraba completamente sano, con un cuerpo físico y sobre todo, en la completa y solitaria oscuridad.

—¿Las almas al morir van a este lugar?

De forma melancólica, no pude evitar preguntarme.

Talvez en el mundo mortal me hubieran tomado como algún loco u enfermo, por andar preguntando cosas a la nada. Pero como ahora estaba solo, no había ningún problema... ¿Verdad?

No obstante, contrario a esa conclusión, mis divagaciones si tuvieron respuesta.

—Nop, aquí no van las almas al morir, eso sería ridículo.

*¡PRAGH!*

—¡¡¡...!!!

Una luz cegadora apareció frente durante unos segundos.

Aquella luz fue demasiado intensa al punto de empezar a quemar parte de mi cuerpo, que, curiosamente era demasiado débil.

—¡¡¿Quién es eres- Agh?!!

Entrecortadamente grité.

Por el gran dolor que sentí, mi cuerpo tomó posición fetal para tratar de ''cubrirme'' del peligro, el cual afortunadamente bajó.

El brillo desapareció en un instante.

—Mas respeto, mortal. Yo soy la grandiosa diosa de la muerte, <Hades> y en estos momentos, con solo un movimiento de mi mano podría condenarte a pasar tu pobre vida en el infierno.

Ella me amenazó.

Su voz retumbó en el oscuro lugar, junto a una aterradora presión asfixiante, mi cuerpo quedó completamente tieso a su merced, obligando a mi cuerpo a arrodillarse.

Sentí su mirada, una de las mas pura sed de sangre y de una profunda muerte.

—P-p-pEr-dO--aaagh!

Nuestro hermoso secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora