10.

155 10 2
                                    

Stefano Giordano.

Estamos a diez minutos de llegar a casa de mis padres, mi Adi va nerviosa, ella dice que está tranquila, trata de ocultar su temor, pero no debe temer a nada, estando conmigo no permitiré que le ocurra algo, ella es mi prioridad y debe saberlo.

—Baja amore mio—Le digo tomando su mano, ayudándola a bajar de la camioneta. Dejando de lado a mi equipo de seguridad no quiero que nadie la toque, es mía.

Caminamos tomados de la mano hacia la entrada de la mansión—Amore les encantaras tanto como a mí.— Le digo parado frente a ella tomándola de la cintura, asiente, beso su frente y continuamos avanzando.

En cuanto abro la puerta, una Agatta demasiado entusiasmada nos salta ensima.— Ya era hora de que llegarán Stefano.—Me da un beso y se dirige a mi amore.

—Querida pero que hermosa eres, definitivamente mis nietos serán preciosos.— La abraza y le da un beso en la mejilla.— Mamma ella es mi amada Adelaide Dubois, próximamente Giordano.—Digo con orgullo y  escucho una carcajada de mi papà.— Muy bien hijo marca lo tuyo, un placer conocerte bellezza della donna. (Belleza de mujer.)
— Se presenta Antoni Giordano, llegando hasta nosotros sujetando a su esposa por la cintura, ella rueda los ojos, pero sonríe.— Así son todos los hombres Giordano, una vez que encuentran a la indicada, la posesividad es su mejor amiga, Te acostumbrarás querida Adelaide.— Le guiña un ojo y mi Adi sólo sonríe con amabilidad, con una sonrisa tímida, pero completamente hermosa. No puedo evitar verla con adoración, è la mia vita.— Es un placer conocerlos, Señores Giordano.— Mi amore se anima a hablar.— Pero que encantadora eres Adelaide, somos tus suegros, así que llamanos por nuestros nombres, sin formalidades querida.— Le dice con ternura.

—Pero pasen, pasen, no se queden ahí.—Dice mi papà, caminando con mamma por el salón, sujeto la cintura de mi Adel la incito a hacer lo mismo.— mis otros bambinos ya están en la mesa del Jardín— Dice Agatta en dirección a mi prometida.— Espero que no te moleste querida, pero hace una bellissima giornata (un día hermoso.) Para comer en el jardín.

—Me encanta comer en el jardín, es un día maravilloso.—Coincide mi Adel.

En la mesa ya se encuentran mis hermanos.

—Compórtate por una vez en tú vita.—Dice Rafaello con exasperación.— Lo digo enserio, el pendejo es un grano en el culo, quiere aparentar más de lo que es, lo único bueno es su asistente.— ¿Estás de puto hermanito?— Comenta Masson, Leandro resopla y rueda los ojos.— Esos malditos ojos Leandro, sabes que los odio!!!— Dice Agatta una vez que mi papà le saca la silla para que se siente, hago lo mismo con mi Adi. —No me sorprendería si ya la estás acechando. —Digo con un poco de diversión.

—Pues para su información, no he intentado nada. —Dice cruzándose de brazos y frunsiendo el seño. —No te creo, eres demasiado puto, me sorprende que no te hayas lanzado hacia Adel. —Dice Masson acomodandose el rolex. —Lo hizo. —Contestamos al mismo tiempo Rafaello y yo.—Masson levanta la seja a modo de pregunta. —Claro que no lo permití, questa bella bionda è mia. (Esta rubia hermosa es mía.)— Dejo un beso en la frente de mi amore y ella sólo sonríe, amo que lo acepte, entrelazamos nuestras manos.

—Es diferente, Adel es muy hermosa, con todo respeto.— Me mira y suelto un gruñido, pero lo ingnora y continúa. —Su presencia impone, es difícil conseguir no voltearla a ver, pero ella es más como un ratón de laboratorio, ni siquiera sé su nombre, porque el estúpido engreído sólo se dirigía a ella como, asistente, asistente anota esto, asistente tráeme agua, asistente organiza una reunión, asistente, asistente, asistente y más pendejadas así. — Dice con claro enojo y le creemos, habíamos escuchado rumores que el tipo apenas adquirió una pequeña fortuna en Francia de su abuelo fallecido y se le había subido a la cabeza, esto lo confirma y dejan de ser rumores.

—Mañana me reuniré con él, en realidad dudo que tenga algo que me interese, pero el tipo es tan persistente que tenía cansada a la pobre Emma. —Les informo y ellos asienten de acuerdo.

—Basta de hablar de trabajo, vamos a comer— Dice nuestra mamma sonando su pequeña campanita.

El Alma Del Italiano.Where stories live. Discover now