EPÍLOGO.

34 2 4
                                    

Adelaide Dubois.

5 años después...

Miro a mi al rededor y no puedo estar más felíz y satisfecha, todo esto es lo que alguna vez deseé y que Stefano hizo una realidad, nuestra realidad.

Ahora que estoy sentada en una muy cómoda mecedora, esperando no sólo a una hermosa bebé, sino, a mis dos hombre favoritos en el mundo, mi maravilloso esposo y mi piccolo hermoso, mi hijo Stefan, muy parecido a su papá, me atrevería a decir que lo fotocopio, sólo el color de los ojos es heredado por mi, todo lo demás es herencia Giordano, incluso el carácter, tan posesivo y protector con sus seres queridos, principalmente conmigo y la hermana, dice que es la niña de sus ojos.

Es tan dulce ver que aunque falte tiempo para conocerla, ya la ama, como Stef y yo, fue una total sorpresa para todos, incluso Agatta y Antoni tardaron para asimilarlo, le exigieron al Doctor Rossi que me hicieran varios ultrasonidos, con la mejor visualización posible y en todos salía lo mismo: niña.

Ahora mi suegra no puede dejar de comprar todo lo hermoso que vea para su llegada, todo escandalosamente caro, no exagero cuando digo que mi hija tendrá ropa y juguetes para 5 vidas más.

Por ése motivo nos encontramos en la toscana Italiana, a mi esposo se le metió en la mente que descansar antes de que nazca nuestra hija, ayudará a tener un mejor parto, como el de nuestro niño.

Dejó a cargo a Masson, claro, con ayuda de Leandro y Rafaello, es bonito verlos en la faceta de tíos, pero sobre todo de padres, Masson tiene 2 pequeños de casi 6 y 2 años (larga historia), Refaello un pequeño risado de 1 año y medio y por último Leandro con un bebé de apenas meses.

Somos plenos y muy felices, eso es lo más valioso que hay en la vida, la familia.

Salgo de mis pensamientos cuando mi precioso príncipe me habla.

—Mami aquí está tú pastel de chocolate.—Me sonríe dulcemente, mostrandome sus pequeños dientes, con uno que otro faltante, tan adorable.—Gracias mi niño bonito.—beso su mejilla y me dispongo a devorar ése delicioso pedazo de cielo, desde que estoy embarazada no paro de comer cosas dulces, es lo único que deseo,—eso y el sexo—Mi subconsciente me recuerda y es verdad, no lo negaré, afortunadamente para mi, mi esposo después de hablar con él Doctor, ha complacido y saciado mis apetitos.

Stefano llega a mi lado, limpiando mi boca y lo observo mientras lo hace, es como los buenos vinos, entre más le pasan los años más hermoso se pone, el amor que le tengo sólo ha ido en aumento, es todo lo que deseé,  no me cansaré de repetirlo.—Gracias amor.—Digo besando la comisura de su boca, él me sonríe con amor, como siempre.—Le mie dolci regine (mis dulces reinas)—Me tiende la mano para levantarme y es él quien se sienta en la mecedora, yo lo miro acusatoriamente y el sólo suelta una carcajada y me jala con cuidado para que me siente en sus piernas y así lo hago, me acurruco a él mientras observamos a mi niño jugar con jack, un bonito perro que le obsequió su tío Leandro.—Gracias amore mio, gracias por todo lo bello que me has dado, empezando por ti, porque confiaste en mi y me entregaste tú corazón, te dije que haría que me eligieras todos los días y vivirías felíz con esa elección...—Y lo cumpliste mi amor.—Me adelanto a decir.—Stefano me sonríe ampliamente y besando mi sien continúa.— Lo sé la vita mia, pero yo no contaba que podía llegar a ser así de felíz, de pleno, me convertiste en esposo y en padre y créeme que es lo mejor que he podido experimentar en la vita, gracias mi dulce Adelaide, eres mi primera y mi única.—Dejo que corran mis lágrimas libremente, no sólo son las hormonas por el embarazo, es éste remolino de sentimientos que provoca mi amado esposo en mi pecho, es mi compañero, el mejor que pude haber tenido.

—Te amo Stefano Giordano Verona.

—Ti amo Adelaide Dubois Legrand.

Stefano Giordano.

El Alma Del Italiano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora