Golden boy / Gavi

Capítulo 70

Elaia

Estaba con Pedri en su coche de camino al aeropuerto. Finalmente llegamos, nos bajamos del coche y nos reencontramos.

Fuimos a dejar las llaves del coche que alquilaron la familia de mi novio y después llegó el peor momento, la despedida.

- Gracias por dejarnos quedar en tu casa, y por hacer esa fiesta - dijo Belén a Pedri.

- Faltaría más - contestó el canario con una sonrisa.

Mientras el padre y la hermana de Gavi se despedían de Pedri, Belén se acercó a mí y me dio un abrazo.

- Gracias por hacer feliz a mi hijo - habló al separarnos - eres una persona increíble.

- Gracias - sonreí.

- Elaia - Aurora se acercó con una sonrisa - te voy a echar de menos.

- Y yo a ti - nos abrazamos.

- Vamos hablando, te tengo que decir las cosas que dice mi hermano de ti - susurró eso último y yo reí levemente.

- Elaia cariño - me abrazó Pablo - ojalá nos hubiéramos quedado más tiempo.

- Ojalá - respondí.

Los 3 fueron a despedirse de Gavi, mientras Pedri pasaba su brazo por mis hombros para tranquilizarme, ya que alguna que otra lágrima salía de mis ojos.

- Los conocí ayer y estoy llorando, lo ves como soy una sensible - susurré a Pedri y él rió.

- A ver si venís algún día a Sevilla - dijo Belén para acercarse a mí y darme otro abrazo.

- Iremos, lo prometo - hablé sonriente.

Después de eso, la familia se fue por los pasillos del aeropuerto.

- Vamos anda - dijo Pedri.

Le seguimos y llegamos hasta el coche.

- Iremos a Sevilla algún día, ya verás - intenté animar a Gavi.

- Te llevaré y te enseñaré mi pueblo - sonrió.

Finalmente llegamos a casa del canario, nos pusimos los bañadores y nos metimos a la piscina. Poco después, aparecieron Ansu, Balde, Ferrán y Sira y también se metieron al agua.

Gavi se acercó a mí y me dio un abrazo por la espalda, apoyando así su cabeza en mi hombro.

- Esta noche cenamos fuera - dijo susurrando.

- No podemos cenar siempre fuera - reí.

- Va anda.

- Está bien - acepté.

Se acercaba la hora de cenar y mientras los chicos preparaban la cena Gavi y yo subimos a la habitación para vestirnos para la ocasión.

Después de un buen rato, bajamos.

- Pero que guapos - dijo Sira.

- Nos vamos - informó Gavi.

- Que lo paséis bien - gritó Ansu, ya que nos estábamos alejando de ellos.

Salimos de casa y ya estaba el taxi que llamamos. Nos subimos, dimos la dirección del restaurante y el conductor arrancó el coche.

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- Esta vez pago yo - dijo Gavi, sacando la cartera del bolsillo de su chaqueta.

- Por mucho que me queje no voy a conseguir nada - sonrió victorioso.

El camarero vino en busca de la cuenta y se la llevó, salimos del restaurante y decidimos dar una vuelta por las afueras de Barcelona.

- Esa de ahí es mi casa - señalé un chalet.

- No está nada mal - dijo Gavi - oye, alguien está saliendo de casa.

Al principio me asusté, en ese momento no vivía nadie ahí, ya que mis padres estaban en Londres y yo en la Masía.

- No puede ser - murmuré.