9._Baño

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Cuando Freezer se enteró de lo sucedido, se echo a reír como si le hubieran contado un chiste y resto relevancia al asunto, aunque si le advirtió a Mary que no podía andar disparando a subordinados casa vez que hicieran algo inapropiado.

-Hasta el animal más estúpido entiende el miedo y el dolor- contestó la mujer con un tono despechado. Seguía molesta por lo que había pasado.

-De todas formas no es bueno abusar de ese recurso. La amenaza constante es como la elocuencia, asistente Mary. Si abusa de ella, pierde efectividad- le advirtió el emperador.

Mary asintió con la cabeza y se retiró a ocuparse de sus tareas. Ese día inicio temprano.

Después de aquel incidente, nadie se atrevió a hablar de la mujer. No en voz alta. El temor que infundio logró el respeto que necesitaba para que su palabra fuera incuestionable y prácticamente absoluta. Pero era un respeto sucio. No admiraban sus capacidades, temían su crueldad como quien teme al león porque lo puede devorar. Pero las dicotomías morales de Mary fueron desapareciendo con el tiempo, como también el recuerdo de la mujer que un día desafío el destino con su suerte.

Una noche en que Mary le servía su copa de vino antes de dormir, Freezer le dijo que quería que ella lo acompañara a una importante reunión con los
protectorados. Aquello sorprendió bastante a la mujer que no disimulo muy bien el impacto.

-Zarbon estará ocupados actuando como mi representante en un tratado comercial- le explicó Freezer observando la copa de vino mientras descansaba su rostro en su mamo en aquel sitial- Espero no me decepciones, asistente Mary.
Sería una lastima volvieras a tu puesto de sommelier.

Mary guardo silencio y asintió con la cabeza.

-Este vino tiene un sabor exquisito. Como siempre una elección eminente- le dijo y devolvió la copa a la bandeja que sostenía la mujer.

La muchacha se retiró cuando tuvo permiso para hacerlo y no pudo evitar sonreír de una manera un poco torcida al cerrar la puerta detrás de si. Freezer no se bebió toda la botella y ella la tomó para llevarla a su habitación y vaciar el contenido en una botella más grande. Llevaba tiempo reuniendo todos los sobrantes en esos contenedores que guardaba en secreto, con un propósito un tanto extraño. La botella vacía acabó en un contenedor de reciclaje y ella se fue a dormir. Tenía que levantarse temprano

Cerca de las siete, la mujer estaba lista para iniciar el día. Se vistió elegante, femenina y con colores rojos y blancos como venía siendo su costumbre desde hacía un tiempo. Su ropa tenía ese tono a vino, a sangre que le quedaba tan bien. Tomándose el cabello salió al pasillo para reunirse con Freezer en la el vagón que hacía de sala de juntas. El grupo de comunicaciones debía tener todo listo para las nueve. La reunión se realizaría a las diez treinta. Cuando Mary llegó al lugar todos dejaron lo que hacían para saludarla. Freezer volteó a verla, pues la actitud de los empleados le hizo saber alguien había llegado. Él revisaba unos documentos, parte de los cuales le dio a la muchacha.

-Necesito que memorice esto, asistente Mary. Lo mismo las cifras de los gastos que nos han costado las fuerzas militares en estos territorios- le dijo. Mary observó los papeles. Era demasiada información- ¿Algún problema?

-No señor- contestó, pero mintió. Era imposible memorizar todo eso en tan poco tiempo y teniendo que encargarse de demás tareas.

-Muy bien. Estoy seguro que los
protectorados quieren mayor independencia comercial. Se han estado quejando de que nuestro tratado los mantiene atrapados en una jaula económica- le comento Freezer.

-¿Y eso es cierto?- le preguntó Mary con una sonrisa un poco ladina.

Freezer, que permanecía con las manos en la espalda, la miró con una expresión un poco pícara.

Vino de Hiel Where stories live. Discover now