─ ❝ Jimin no entiende cómo alguien puede fijarse en él más allá de lo sexual. Todos quieren simplemente probar un poco de él y preguntarle por qué usa faldas, ¿Por qué a pesar de haber resuleto esas dos cuestiones Min Yoongi se sigue quedando? ❞
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Jimin espera a que Yoongi termine de cerrar la puerta y cuelgue la llave antes de apresarlo en un beso deseoso. El mayor no tarda en empujar su cuerpo a la pared más cercana para comerle la boca de la forma en que quiso hacerlo toda la tarde.
—¿Yoongi, eres tú? —se escucha a lo lejos, pasos acercándose.
Ambos adolescentes se separan a tiempo y aturdidos. El pelinegro se maldice por no recordar que su madre volvía hoy. Antes de que pueda disculparse con él, una mujer bajita aparece detrás de ambos.
—Hola, mamá —saluda con una sonrisa pequeña pero genuina, la abraza de inmediato.
—Oh, mi chico, ¿qué tal todo? ¿pudiste comer bien estos días? —pregunta amorosamente.
Yoongi sólo ríe— Sí, sin problemas —le asegura antes de separarse de ella y dirigir su mirada hacia Jimin—. Él es Jimin, es nuevo en la escuela —lo presenta, el pobre pelirrojo estaba avergonzado, es decir, hace cinco segundos tenía la lengua de su hijo en la boca.
—Mucho gusto, señora Min —pronuncia educadamente y no tarda en hacer una reverencia.
Ella lo escanea de forma tan sutil que si Jimin no estuviese acostumbrado podría pasar desapercibido, pero aún así le sonríe amable antes de acercarse unos pasos a él.
—Mucho gusto Jimin, llámame Sunhee noona si gustas —toma las pequeñas manos de Jimin entre las suya y les da un cálido apretón que el menor nota es genuino—. ¿Te quedas a comer?
Los ojos del invitado se expanden en sorpresa y buscan la mirada de su amigo por una respuesta. Yoongi simplemente le sonríe y se encoge de hombros.
—Oh, no quisiera molestar... —comienza despacio.
—Oh, no, nada de eso, cariño. Cualquier amigo de Yoongi es siempre bienvenido —insiste.
El pelinegro decide que es tiempo de intervenir.
—Mamá cocina rico...
Al menor no le queda más remedio que reír y rendirse— Está bien, si me lo pones así... acepto.
—¡Genial! Empezaré de inmediato entonces —asegura soltando al tímido chico.
—¿Necesita que la ayude en algo? —se ofrece Jimin de inmediato, no quiere ser una carga realmente.
—No, no te preocupes, cariño, les avisaré cuando todo esté listo —responde ella con un ademán en su mano para despreocuparlo.
—Estaremos en mi habitación entonces —avisa Yoongi.
—Está bien, cariño.
No pasa mucho tiempo cuando ambos ya cierran la puerta de la habitación con un suspiro.
—Jimin, realmente lo siento, no me acordaba que vendrían hoy —explica el pelinegro apenado.
—No te preocupes —ríe el contrario—. Aunque cuando dijiste que me ibas a presentar a tu mamá pensé que estabas bromeando.
