Capítulo 2.

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Mi orgullo no me deja rechazar, necesito hacerlo para sentirme tranquila conmigo misma. Ainoa se queda con la boca tan abierta que le podría entrar una "styfly" fácilmente.

A ella no le he dicho de venir con nosotros porque aparte de que no puede acceder a la escuela de demonios, no hubiese querido de todas maneras.

-Como se nota que vas a ser una auténtica demonio. Encantado, por algo pertenezco a esa escuela.

-¡Eh! ¡Chicos! ¿No os parece algo muy...precipitado?

-Para nada.

Ellos siguen discutiendo mientras yo me preparo para ir a robar el maldito libro. La verdad es que nunca he entendido porque ponen tanta seguridad si es solo un libro y hay millones más en la biblioteca al alcance de todo el mundo.

-¡AIDEN!

Me giro un poco a ver lo que sucede a mis espaldas.

Aiden coge a Ainoa a horcajadas y se la empieza a llevar para encerrarla en el armario de mi habitación. Ainoa empieza a dar pataletas y a intentar zafarse de su agarre. Yo comienzo a reírme y Ainoa indignada me recrimina que porque no le ayudo.

-Esto te pasa por hacerte amiga de un demonio y un demonio en espera. - le dice Aiden.

-¡Suéltame ya! ¡Aiden Fridrich te vas a quedar sin mis galletas de año nuevo como cierres es a puerta! - le responde Ainoa justo cuando el susodicho iba a cerrar el armario.

Inmediatamente Aiden se para en seco y se da la vuelta.

Ainoa le mira con cara de suficiencia y se aproxima a mí.

-Adira, si no quieres ir no vayas, ya sé que los demonios sois muy raritos y tenéis la necesidad de cumplir todos los retos que se os propongan. Pero tú ten cabeza, no como uno que yo me sé que no tiene cabeza para pensar.

-Tranquila, voy porque me apetece y mi cuerpo me lo pide. No me compares con ese de ahí, eso me ha ofendido.

-Sigo aquí. - replica Aiden.

-Lo sabemos. - decimos al unísono Ainoa y yo.

-Pues que sepáis que eso ha hecho mella en mi ego. - contesta poniendo un puchero, evidentemente falso.

-La verdad es que no te vendría mal. - respondo.

-Eso me ha ofendido.

-A ti no te ofende nada.

-Es verdad.

Ainoa y yo ponemos los ojos en blanco y dicho esto, salimos los tres de mi habitación. Bajamos las largas escaleras de caracol, cruzamos el gran salón donde como todos los días y salimos por las imponentes puertas color mármol al patio común. Allí nos despedimos de Ainoa y nos encaminamos a la escuela de los demonios.

Son las diez y media de la noche así que no queda mucha gente por los jardines.

Seguimos caminando hasta llegar a unas tremendas puertas hechas de una especie de cristal negro con destellos plateados. Estas se abren a nuestro paso, Aiden mira continuamente las expresiones que hago al ver cosas nuevas que no había visto antes, al parecer las caras que pongo le hacen gracia porque se ríe discretamente para el cuello de su camisa.

-Bienvenida a tu futura escuela.

-¿Cómo tienes tan claro que esta será la mía?

-Porque observo tus acciones y son exactamente a las de un demonio. Solo tienes un 0,0001% de probabilidad de que seas ángel.

-¿Y a qué se debe ese 0,0001%?

-A que si eres de descendencia de un ángel puede que, aunque tu forma de actuar sea de un auténtico demonio, sigas el camino de tus antepasados.

-Vaya, eso no lo sabía.

-Hay muchas cosas que tú no sabes, pero yo sí sé, recuérdalo.

-Parece mentira que ahora mismo estes utilizando tu inteligencia para algo interesante.

-Me lo tomaré como un cumplido.

Empezamos a subir por unas escaleras de caracol de lo que parece que es el mismo material que el de la puerta, pero pulido.

Cuando ya llevábamos veinte minutos subiendo escaleras, Aiden interrumpió nuestro silencio.

-Ahora no hagas ningún tipo de sonido.

-Pero si el único que ha hablado de aquí eres tú.

-Ahora ya no.

Pongo los ojos en blanco y no sigo respondiéndole porque sé que Aiden va a querer siempre tener la última palabra y no va a parar, aunque sepa que nos podemos meter en un buen lio si nos descubren.

Media hora cruzamos unas enormes puertas que nos llevan a un pasillo muy extenso. Todas las paredes, techo y suelo son de un negro impactante que refleja la luz que se cuela por un enorme ventanal que da a un gran balcón. El fondo del pasillo está únicamente iluminado por varias antorchas colocadas a ambos lados de la pared. Aiden sigue todo recto hasta que llegamos hasta el final y abre la puerta poniendo un código con jeroglíficos en el idioma de los demonios. La puerta se va deslizando automáticamente y nos da paso a una habitación inmensa con estanterías que llegan hasta los techos, todas las paredes y suelo son iguales que los pasillos. No se la altura que tendrá el techo, pero pasará de los 15 metros. Este a su vez tiene un cuadro con el número 666 interpretado en él.

Aiden comienza a hablar mientras toquitea por todos lados.

-Los ángeles últimamente son peores que los demonios. Sobre todo, porque un ángel si quiere que pienses que es un demonio lo conseguirá.

-¿Cómo lo sabes?

-Ya te he dicho que yo sé más cosas de las que tú sabes.

En ese momento me fijo en un colgante de un cristal blanco con el número 666 grabado en él.

-¿Qué significa ese colgante que llevas colgado del cuello?

-Cuando llegue el momento lo sabrás.

-¿Y cuándo es ese momento?

Aiden sigue rebuscando entre los libros y me ignora completamente.

-¿Te ayudo?

-Ve sacando libro por libro y mira si hay detrás un agujero, si lo encuentras llámame.

Hago lo que me pide y empiezo a quitarlos de las estanterías, cuando ya llevábamos una hora sacando y metiendo libros veo un agujero detrás de un libro blanco como el marfil.

-Aiden, creo que lo he encontrado.

Automáticamente Aiden se gira en mi dirección y se acerca a paso ligero.

Le ayudo a apartar la estantería y encontramos un túnel muy estrecho y oscuro.

-Vamos.

Yo sigo sus pasos durante todo el camino.

No habla.

No hace bromas.

No se burla de mí.

Le noto muy raro desde que vinimos aquí, yo creo que se está tomando muy en serio todo esto del reto. No es para tanto. 

Escuela de Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora