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— Y bien, ¿Qué opinas Atsushi? Esto es importante necesito tu consejo — ____ se encontraba impaciente, requería de un binder para sentirse mejor con su cuerpo.
— Bien te recomiendo algo, podrías trabajar de mesero en un restaurante, así tendrías el dinero que necesitas para comprar el binder — Vaya el peli-blanco no daba tan malas ideas, ya habían pasado algunas semanas desde que ellos se hicieron amigos.
— Oye es una excelente idea, te lo agradezco Atsushi, podré tener lo que tanto quiero, nos vemos — El peli-negro decidido a todo fue a consultar por un trabajo, después de sonar el timbre para volver a casa.
Nakajima Atsushi terminó con su jugo de cajita, se aseguraba de succionar todo el contenido, no quería desperdiciar la bebida por otra parte, pudo percibir que alguien llegó a sentarse a su costado.
— Hola Atsushi, ¿Has visto a ____? Quería salir de la escuela con el — Cierto excéntrico castaño preguntó por su amigo, con la esperanza de reforzar todavía más.
— Es que nuestro pequeño fue a conseguir trabajo para tener un binder, será mejor que dejemos que encargue de esto por su cuenta — Al de ojos heterocromaticos le hacía ilusión que su primer amigo persiga sus ambiciones, no importaba lo que pasará en un futuro el lo apoyaría.
— ¿Nuestro? Oye no comparto, pero si eres tú no tengo problemas, espera ¿Qué es un binder? — Dazai se esforzaba en saber todas estas cuestiones, ya que su amigo necesitaba de él.
— Verás Dazai un binder es faja para comprimir los pechos, esto provoca bienestar en los chicos trans, bueno ____ debe hacer esto por su cuenta, nosotros no podemos hacer otra cosa más que apoyarlo de lejos — Habían temas en lo que tendría que hacer el oji____ por su cuenta.
— ¡Buaaa ____! Wahh n-no lo soporto más — De golpe los ojos del niño castaño se llenaron de lágrimas, cuando se trataba de su amigo se ponía sensible.
— ¿Por qué lloras Dazai? Estará bien, no tienes de que preocuparte — Como buen compañero de clase sacó un pañuelo de su mochila, extendió este para quien derramaba lágrimas.
— No es eso, es que mi niño está creciendo, gracias Atsushi — Sentía mucho orgullo que su amigo haya avanzando tanto desde que lo conocía, ya aceptaba la menstruación no lo hacía sentirse inseguro, ahora esto era música para los oídos del infante de ojos avellanas, sonó su nariz con precisión.
— Cierto, los dos estamos felices de ver lo que ha avanzado — La sonrisa de Atsushi se contagiaba demasiado, haciendo que ambos desplegarán una sonrisa de orgullo en sus labios.
En otro lugar de la ciudad de Yokohama un niño de cabellos negros rizados, probaba suerte en conseguir trabajo, pero al ser menor de edad no tuvo suerte, aunque le surgieran adversidades se negaba a dejar tirado su sueño de sentirse como con su cuerpo, pasaron dos horas y no tuvo tanta suerte. Volvió a casa más cansado de lo normal, prácticamente llegaba arrastrandose a su hogar, había olvidado por completo avisar a su amigo castaño de lo que haría.
