𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄

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𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑: 𝐔𝐍 𝐓𝐑𝐄𝐍 𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐎𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒
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Draco llevó a Tove a un vagón, que era solo para los profesores.

Se acostaron en los asientos vacíos, uno al lado del otro, con las piernas descansando frente a ellos.

—Está bien, ¿y ahora qué? ¿Cómo nos metiste aquí?.—preguntó Tove.

Draco sonrió en la tenue oscuridad iluminada.—Por favor, cariño. Puedo hacer lo que quiera.

Ella puso los ojos en blanco.—Por supuesto que puede.

—No me pongas los ojos en blanco, niña.—su tono era oscuro, al igual que sus ojos.

Tove se burló burlonamente de sus palabras.—¿Sí no?.

Él sonrió.—Creo que ya sabes la respuesta.

Ella no dijo nada más, solo estaba esperando que él comenzara a hablar. Realmente quería saber por qué la trajo aquí, fuera de todos los otros lugares.

—Vengo aquí cuando no puedo encontrar un lugar tranquilo. Cuando todo el asunto del profesor se vuelve abrumador.—comenzó a hablar.

Tove era toda oídos; no porque le importara su confesión o sus sentimientos, si es que tenía alguno, pero tal vez finalmente podría sacar algo útil de esto.

—¿Y con qué frecuencia sucede esto?.—ella no pudo evitar preguntar.

Draco río sin emoción.—Muchas. Una maldita cantidad de veces.

—Entonces, ¿por qué no te rindes?.—ella lo miró ahora.—Puedes servir al Señor Oscuro, sin ser profesor al mismo tiempo.

Draco tragó saliva, sin saber si debía continuar. Pero por alguna razón, él confiaba en ella.

Quería confiar en ella.

—No lo entiendes...—respondió, mientras palpaba sus bolsillos en busca de un paquete de cigarrillos olvidado.

Cuando lo encontró, tomó uno y lo encendió con un fósforo. Tove observaba cada uno de sus movimientos, incapaz de apartar los ojos de él.

A pesar de que no tenía ningún tipo de sentimiento de amor hacia él, no podía negar la verdad. Draco Malfoy la estaba enamorando.

Se veía tan bien, tan perfecto en todo momento. Ella no podía comprender que él era en realidad una persona real.

—Entonces dime.—ella lo instó suavemente.—Explícame qué está pasando en esa mente tuya.

Draco se río de nuevo, mientras tomaba una larga inhalación de su cigarrillo, expulsando el humo lentamente.—Mi mente es un jodido desastre, querida.—dijo en voz baja, su tono cambió instantáneamente por la nicotina.

Tove se río también.—Entonces no has estado dentro de la mía...

—Bueno, en realidad...—sonrió suavemente y Tove asintió.

Él había estado dentro de su mente, una terrible cantidad de veces.

—Pero tu mente, querida, no es un desastre...—susurró, sus ojos encontrándose por primera vez desde que entraron al tren.—Tu mente es un puto campo de batalla.

Tove tragó saliva ante sus palabras, ahora mirando sus labios. Estaba tan cerca de ella que podía oler la menta mezclada con el humo en su dulce aliento.

Quería besarlo, y estaba tratando demasiado de no hacerlo. Sus labios rosados ​​eran tan tentadores.

Draco también quería besarla, pero acababa de empezar a sacar algunas cosas de su pecho que nunca antes había dicho.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐚𝐫𝐤𝐞𝐬𝐭 𝐏𝐚𝐭𝐡𝐨𝐬 | traducción al españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora