Capitulo 9. Silfideum, Raza Imparcial

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Wheein corrió entre los árboles, acercándose mucho más al Elementum que huía entre la oscuridad, perdiéndose de pronto entre las sombras. Pudo sentir la magia arrojada por el joven pasar por su lado derecho y el fuerte escozor en su oreja, pero continuó corriendo. Su espíritu, detrás de ella, abrió el hocico molesto, el humo caliente abandonó su boca y sus colmillos se alargaron. La peliazul entrecerró los ojos usando su propia magia para poder invocar su escopeta y disparar sin fallo al hombro del joven. El grito de dolor logró por un momento alejar el silencio para un segundo después perderse de nuevo en este. A pasos firmes Wheein se acercó hacia el herido boca abajo y giró su cuerpo para verle el rostro. Jong-Ho, un Elementum conservador de quince años, leal al concejo y dispuesto a realizar cualquier acto con tal de ganar algo.

Todavía un niño que jugaba sin saber las reglas del juego.

-Bien hecho, como siempre Wheein- habló Byul-. Regresa al festival ahora.

Los ojos de Wheein se opacaron y continuó mirando fijamente el rostro de aquel chico. El bosque a esa hora se encontraba rodeado de oscuridad y solo pocos destellos de la luz de las lunas se colaban por los árboles, solo forjando sombras de las personas que rodeaban el lugar. Byul no tuvo que hablar de nuevo; a pasos firmes, retrocediendo, Wheein se alejó lentamente. Conteniendo la mueca en sus labios, desapareció su arma sin poder dejar de observar la herida sangrante que ella misma había causado y, forzadamente, oprimiendo la punzada en su pecho. Como las otras veces que había estado en la misma situación, su razón acalló al corazón y dio media vuelta para regresar al festival, sabiendo que sería la última vez que vería a ese joven.

Eso fue lo que decidió, lo supo desde siempre...

Byul se mantuvo en silencio, observando la sorpresa de Jisung y la seriedad de Minho, unos pasos atrás. Sin problemas notaba que el joven Jisung se encontraba expectante y nervioso. Algo que ella hace años no sentía.

-No debiste ver Jong-Ho. Si no hubieras seguido la orden de los tres grandes tan ciegamente, ahora no estaríamos en esta situación.

-Deberían ser torturados, malditos traidores. ¿Creen que siempre podrán protegerse del consejo? Nosotros los conservadores leales jamás dejaremos que hagan lo que quieran.

-Lo has oído Minho.

La rubia observó la sombra del pelimorado, su compañero. No necesitaba poder verlo para saber la expresión que cruzaba su rostro, llena de inquietud, y el miedo que cruzaba los ojos de Jisung no dejaba lugar a dudas de que sabía a lo que se enfrentaban. Minho elevo su mano invocando a su pistola negra, cargada y lista para disparar. Sus ojos grises se entrecerraron y el frío se instaló en ellos, inmovible y vacío.

-¿M-Minho qué haces?- la voz de Jisung tembló un segundo.

-Lo que debo hacer.

El chico herido intentó levantarse siendo detenido por las cadenas que Byul invocó al momento, manteniéndolo inmóvil. El Elementum se retorció en el agarre, sin dejar de luchar, hasta el momento que Minho apuntó a su cabeza. Sin pedir piedad, se rindió pasivamente y cerró los ojos en espera de su final. Pero Jisung no iba a permitir que eso sucediera.

-¡No! ¡Haremos que jure! ¡Le obligaremos a quedarse callado!- exclamó.

-Lamentablemente, su palabra no sirve de nada. Lo sabes- respondió Byul-. ¿De verdad estás dispuesto a dejar que maten a tu familia por él?

Minho frunció el ceño dispuesto a disparar antes de que Jisung se interpusiera en su camino y se acercará a él para mirarlo directamente a los ojos, con suplica.

-¡No! ¡Minho no!-pidió nuevamente Jisung-. Si lo matas, si lo asesinas jamás volverás, por favor. Sé que hay otra solución a esto...

-¿Matar o morir?- interrumpió Byul-. Esa pregunta siempre ha guiado nuestra vida Minho. El que te hayas involucrado con un Deumonium no cambia las cosas, tú ya has elegido un camino, tu sabes la razón de tu lucha, nuestra lucha. ¿Lo pondrás en juego acaso?

LEJOS DE LOS OJOS, LEJOS DEL Corazón - JIYOODove le storie prendono vita. Scoprilo ora