| Capítulo XVII |

5.6K 492 126
                                    


|No puedo quedarme dormido por mi cuenta,

mis demonios me golpean.

Es su casa, no mi hogar.

¿Cuándo lo perdí todo?|

Sunny Side Down - Sad Heroes

Sunny Side Down - Sad Heroes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Corre.

Un único suspiro.

—Voy a asesinarte.

Una única oportunidad.

—No quiero hacerlo.

El temblor en una voz que lo perseguiría en sus peores pesadillas por el resto de su vida.

Samuel dudó.

La vio parada contra una de las paredes más alejadas de la caverna en la que estaba, aquella en la cual había estado los últimos días, mirándolo como si el monstruo fuera él. Por dentro, su pecho tembló con algo parecido a la pena, pero esta se esfumó cuando, más allá de todo lo que le había dicho, también recordó todo lo que le había hecho. Y su cuerpo dolería para siempre, su alma y su mente se habían hecho añicos de maneras en las que jamás creyó posibles.

La cordura de la cual había gozado su vida entera se alejaba con cada segundo que pasaba hasta, en algún momento, ya no dejar rastro. Así como la esperanza de que lo encontraran.

—¡Corre! —chilló.

Esta vez, su instinto sobrepasó cualquier duda y su cuerpo se abalanzó hacia delante. Sus piernas se quejaron cuando se arrastró para levantarse, temblando incapaces de sostener su peso. Un sollozo estrangulado escapó de sus labios y creyó que en realidad jamás escaparía, que no sería lo suficientemente rápido como para dejarla atrás antes de que no pudiera contenerse más. Entonces, no volvería a ver a sus padres, no volvería a ver a su hermano.

Los planes que había tenido para su vida se esfumarían en el viento y se convertirían en un doloroso recuerdo para aquellos que lo habían conocido.

Aquel monstruo con carne humana lo mataría y ni siquiera encontrarían su cuerpo. Todo lo que quedaba de él se pudriría en aquella cueva..

—No puedo —jadeó sintiéndose como un juguete roto.

Todo dolía, todo ardía. Las lágrimas se sentían tibias mientras recorrían su rostro y caían libres a la piedra del suelo. Ella también sollozó y sintió aquel sonido clavarse profundo en sus oídos. Porque le había dicho que no lo lastimaría, pero cuando las cosas no sucedieron como quería, él se había convertido en el blanco de toda su ira. El saco de boxeo en dónde descargó todo aquello que decía le dolía.

Usándolo, rompiéndolo, susurrando las aberraciones que podría hacerle a su familia si quería. Y ahora... ahora le daba la oportunidad de correr. Pero no podía.

El Encanto del Lobo |BL| |✔️|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora