𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 35

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Se hallaba en el extremo de una sala muy grande, y no cualquier sala, estaba en la Cámara de los secretos.

Con el corazón latiéndole muy rápido, Harry escuchó aquel silencio de ultratumba. ¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estarán Ginny y Melania?

Sacó su varita y avanzó por entre las columnas decoradas con serpientes.

Sus pasos resonaban en los muros sombríos. Iba con los ojos entornados, dispuesto a cerrarlos completamente al menor indicio de movimiento. Le parecía que las serpientes de piedra lo vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos. Más de una vez, el corazón le dio un vuelco al creer que alguna se movía.

Al llegar al último par de columnas, vio una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo.

Harry tuvo que echar atrás la cabeza para poder ver el rostro gigantesco que la coronaba: era un rostro antiguo y simiesco, con una barba larga y fina que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo. Y entre los pies, boca abajo, vio dos pequeñas figuras con túnica negra, una era pelirroja y otro tenia el cabello negro con dos trenzas

-¡Melania! ¡Ginny! -susurró Harry, corriendo hacia ella e hincándose de rodillas-. ¡Chicas! ¡No estén muertas! ¡Por favor, Melania! -Dejó la varita a un lado y tomo el rostro de Melania que solto un leve gruñido- ¡Melania!- sonríe aliviado de ver que sigue viva- Melania despierta- sacudiéndola levemente.

Mira a Ginny y la toma por los hombros y le dio la vuelta. Tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada. Pero entonces tenía que estar...

- Ginny, por favor, despierta -susurró Harry sin esperanza, agitándola. La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a otro.

-Ginny no despertará -dijo una voz suave.

Harry se enderezó de un salto y vio a Tom Ryddle caminando hacia él.

-Tom... ¿Tom Ryddle?- pregunto sorprendido y confundido de verlo. Pero por ahora eso no le importaba- ¿Qué quieres decir? ¿Por qué Ginny no despertará? -dijo desesperado-. ¿Ella no está... no está...?

-Todavía está viva -contestó Ryddle-, pero por muy poco tiempo. Y por tu otra amiga, solo esta inconsciente.

-¿Eres un fantasma? -preguntó Harry dubitativo ya que no podía creer que él estuviese aqui cuando estudio hace  años en Hogwarts, sobre todo que no envejeció nada.

-Un recuerdo -respondió Ryddle tranquilamente- preservado en un diario durante cincuenta años.

Ryddle señaló el diario que estaba tirado a lado de Ginny. Durante un segundo, Harry se preguntó cómo habría llegado hasta allí. Pero tenía asuntos más importantes en los que pensar.

-Tienes que ayudarme, Tom -dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Ginny-. Tenemos que sacarlas de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame...

Ryddle no se movió. Harry pensaba en como llevarse a las chicas, se inclinó a recoger su varita.

Pero la varita ya no estaba.

-¿Has visto...?

Levantó los ojos. Ryddle seguía mirándolo... y jugueteaba con la varita de Harry entre los dedos.

-Gracias -dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera.

Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Ryddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.

𝐌𝐞𝐥𝐚𝐧𝐢𝐚 y la Cámara SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora