Hye se encontraba esperando al capitán de las Águilas plateadas frente a su base de caballería, pues se supone que él la llevaría junto con otras 2 personas, al parecer ella era la única presente de la orden de Amanecer Dorado.
Una vez el capitán salió acompañado de otras 2 personas como le habían dicho, al parecer Nebra y Solid irían, pues eran las 2 personas que acompañaban al capitán. La fémina no hizo nada más que esperar por ellos, cuando de repente los dos hermanos comenzaron a burlarse de ella por ser una plebeya, diciendo que no la defenderían en la mazmorra.
Poco le importaba lo que aquel par dijese, solo subió al águila de mercurio cuando el capitán se los indicó a todos.
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Hacía unos minutos que habían llegado a la mazmorra, dividiéndose así en equipos, Nebra y Solid juntos, Nozel y Hye tambien. Comenzaron a caminar dentro de la mazmorra y llegando a una bifurcación fue cuando se separaron. La cantidad de plantas que había cubriendo las paredes y el piso eran impresionantes para la fémina, pues siempre había sido una amante de la naturaleza.
-No te alejes demasiado, plebeya. -Dijo despectivamente al ver que la chica caminaba unos pasos más delante que él. -Deja de hablarme de forma despectiva. -Pidió, sin ser grosera. -¿Te das cuenta de que le acabas de responder a alguien de la realeza? -El mayor le veía con el ceño fruncido. -Ser parte de la realeza no te hace mejor que yo, después de todo, naciste en el mismo mundo y eres la misma especie que yo, un humano. -Respondió volteando a verle, con una voz neutra. -Calla, sucia plebeya. -El peli-plateado había elevado la voz un poco. -Si no baja la voz las personas que están frente a nosotros, en alrededor de 300 metros nos descubrirán, señor de la realeza. -Esto último lo dijo en un tono divertido.
El de la trenza se limitó a verle mal, mientras ella sacaba su grimorio, por si acaso. Era la primera vez que Nozel veía este, por lo que terminó sorprendido al ver una portada blanca, con diseños dorados y un trébol de cuatro hojas en esta.
La fémina usaba magia de luz.
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Hacía unas horas que habían comenzó a explorar la mazmorra, habiendo llegado apenas a la zona central donde se encontraba la mayor parte del tesoro, pues las personas que habían encontrado antes de estaban llevando parte de este, el cual se había quedado en el pasillo.
De repente la fémina vio que alguien se había posicionado detrás del peli-plateado, dispuesto a lanzarle una cuchilla. Al parecer el mayor no se había dado cuenta de esto, y la chica en un acto de desesperación se posicionó detrás de este, logrando recibir la cuchilla ella, para después atacar en dirección al hombre que le había lastimado.
-Idiota. -Dijo mientras se recostaba en el piso y revisaba el cuchillo que se encontraba en su abdomen.
Nozel le veía sorprendido, al parecer como ella había notado que él no parecía darse cuenta de que alguien estaba detrás de él le defendió y recibió el daño.
-¿Por qué hiciste eso? -Preguntó por primera vez amablemente. -Yo era el que tenía que recibir aquel cuchillo, no tú. -Frunció el ceño. La fémina se rió. -Es que el señor de la realeza no parecía darse cuenta de que le atacarían, y como la plebeya que soy, se supone que debo proteger a los capitanes de orden y a la realeza ¿no es así? -La herida no era del todo grave, después de todo, no moriría por ella, y la fémina lo sabía.
En ese momento Solid y Nebra se acercaron, pues habían visto todo lo sucedido, mientras miraban a la fémina con ¿desprecio? Pero si acababa de recibir el daño dado a su hermano.
La cara del mayor era de enojo, por lo que la chica, cansada de tantas expresiones malas hacía ella se relajó en el piso. -Nozel, ya deja de mirarme como si estuvieses enojado conmigo, no te afecta en nada que yo sea la que haya recibido el daño. -Pausó. -Y ustedes dos, deberían dejar de mirarme con desprecio, defendí a su hermano, par de idiotas. -Frunció el ceño.
Los tres pertenecientes a la realeza se quedaron callados al ver cómo la fémina de levantaba como si nada, para después abrir su compartimiento para el grimorio, sacar un par de vendas, descubrir un poco su abdomen y envolver estas alrededor de la parte descubierta, evitando el cuchillo, pues sabía que si lo quitaba provocaría una hemorragia.
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William entró en aquella habitación de la base de las Águilas Plateadas, preocupado por Hye.
-¡Hye! te dije que tuvieras cuidado, diablos. -Había agarrado la cara de la fémina, quien estaba parada, con el abdomen vendado. -William, estoy bien. -Le sonrió tranquilamente, mientras el mayor le daba un abrazo cuidadosamente.
El capitán de las Águilas plateadas sentía la necesidad de que se separasen, pues la sangre le hervía al ver las muestras de cariño que el Capitan de la orden de la chica tenía con ella. Carraspeo, mirando al par.
Ambos se separaron, mientras el albino hablaba. -Lo siento Nozel, me emocione demasiado. -Se disculpó ya más tranquilo.
Este se limitó a asentir, mientras salía de la habitación.
Pensaba en la chica, desde un inicio había llamada su atención con creces, era bastante bonita, y despertaba un interés en él cómo nadie lo había hecho. Sin embargo, al enterarse de que era una plebeya había fingido despreciarla desde el inicio, porque en realidad, el solo quería acercarse a ella, más no sabía como.
En sus pensamientos también se encontraba la escena de ella recibiendo aquel ataque por él. Es cierto, él no se había dado cuenta de que un ataque iba dirigido hacia el, pues no llevaba mana.
Momentos después había llegado a su habitación, pensando aún en la chica. Tal vez si se diese la oportunidad hablaría con ella de buena forma.
Aunque claro, si alguno de sus hermanos estaba cerca desistiría.
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Picrew de Hye, claro que si.
Gracias por leer Perdonen los errores ortográficos Se les quiere Tengan buen día/tarde/noche
