Capítulo Tres

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Jongho juraba estar poniendo todo su esfuerzo para alejar la vista de su lindo majestad.

Pero le era imposible.

Trató de concentrarse en el sonido de los grillos que se escuchaban desde el campo. Pero fue una misión fallida, su mirada siempre regresaba hacia su rey, es que le era inevitable. Su majestad yacía ahí sentado frente al comedor que el Alfa había puesto más temprano, alimentándose con la comida que le había preparado, gracias a qué sus padres la había guardado pudo recalentarla para servirsela al rey.

Su majestad le había permitido prestarle algunas de sus prendas para poder quitarse el traje ensangrentado y sucio que llevaba puesto, así que verlo ahí con su propia ropa vieja, humilde y rodeado de su olor Alfa, le hacía sentir una sensación extraña en su pecho.

Jongho quería gruñir satisfecho, realmente feliz de ver a su rey sentado ahí, alimentándose mientras vestía ropas del Alfa rodeado con su aroma.

El Omega se veía suave, cálido y humilde. Se mantenía en completo silencio mientras comía y posaba su mirada atenta y curiosa en los diferentes platos que había en la mesa.

Choi estaba frente a él, mirando atento cualquier expresión o movimiento en su majestad para no perderse absolutamente nada. El Alfa aún esperaba un elogio por todo su esfuerzo, anhelaba tanto que el Omega se lo diera.

Se sentía realizado. Al final su rey si terminó llegando a su hogar, visitándolo y alimentándose de sus hortalizas.

Jongho estaba realmente arrepentido por su comportamiento de hace algunas horas, tal vez por esa razón es que sus instintos estaban tan despiertos y activos. Para complacer en todo a su rey.

En todo momento se había mantenido atento, ante cualquier acto de deleite o disgusto. Jongho quería que el Omega se sintiera a gusto y dejara de mostrarse tenso y huraño.

Además, tenía que arreglar urgentemente el decreto que su majestad había hecho en su aposento. Necesitaba hacerlo esa misma noche, sino no estaría tranquilo.

Jongho rodeo la mesa para poner una colcha en los hombros de su Rey cuando este se estremeció por la fuerza del viento. Fue una mala idea haberlo llevado hasta allí, ya que sus cultivos en la oscuridad no se veían y lo único que lograría era que el Omega pescara un resfriado.

Su rey no lo había mirado en ningún momento y tampoco le había dirigido palabra alguna, solo se mantenía inexpresivo llenando su estómago con los alimentos que Jongho le proveyó.

Choi observó con emoción la manera en que su rey se había llevado a la boca un pedazo de la tarta de fresa que él había elaborado, su reacción fue tan bonita que no pudo evitar gruñir satisfecho al ver que logró hacer sentir a gusto al Omega.

Instantáneamente obtuvo la intención de su rey, provocando que el Alfa se ruborizara.

-¿Acabas de gruñir... feliz? - su rey arqueó una ceja extrañado, Choi bastante avergonzado bajo su mirada sintiéndose realmente muy contento.

Él había abrigado y alimentado a su majestad, estaba cumpliendo con su responsabilidad. Merecía incluso un elogio, por lo bien que lo había hecho aún siendo primerizo en esas circunstancias.

El silencio volvió a reinar mientras su rey terminaba de comer el postre. Pasaron unos largos y lentos minutos hasta que Yeosang se vio muy satisfecho.

El Omega elevó su mirada hacia el Alfa que ya lo estaba observando y le asintió con la cabeza a modo de respeto, agradecido de que este se haya tomado la amabilidad de servirle, aún cuando no tenía por qué hacerlo.

-Gracias - le dijo su rey.

El interior de Jongho se llenó de calidez y su corazón golpeó acelerado contra su pecho.

Rey Omega {Jongsang Adap}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora