Parte 22

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Septiembre. Inicio de clases.

Un largo verano, sesenta y dos días en la cuales se había divertido con sus amigas, y como no, Ana Guerra había irrumpido en sus pensamientos cada vez que podía.

Miriam había planeado olvidarla pero, ¿cómo hacerlo? Solo podía pensar en su beso, la atormentaba todo los días y en las noches soñaba con el sabor de sus labios.

Sus labios, su sabor, su tacto, todo seguía en su memoria y lo añoraba aun más, pero sus amigas siempre le recordaban que Ana tenía novio y que en todo caso, estaba jugando con ella.

Miriam sabía que tenían razón pero, la forma en que Ana la había besado, era diferente.

Igual le alegraba que ahora su amiga Nerea no pudiese reñirla, ya que ella también estaba colada por la capitana del grupo de las plásticas, Aitana.

Cuando alguna de las dos caía en depresión siempre se consolaban entre ellas. Nerea durante el verano lloró varias veces y pasó la noche en casa de Miriam, las dos juntas mirando películas románticas y comiendo helado mientras se abrazaban.

Miriam amaba a Nerea y Nerea a ella, sufrir de amor por unas idiotas había fortalecido aún más su amistad. Mireya lamentaba el momento en que sus tres amigas cayeron rendidas por unos idiotas, Thalia no podía parar de hablar de Pablo tampoco.

Estaban en el carro de Alfred, hablando tranquilamente, y listas para su primer día de clases.

Nerea estaba nerviosa, pero tenía en claro que iba a ignorar rotundamente a Ocaña.

— Te apuesto que al final del día, está hablando con ella — le dijo Thalia a Mireya y las dos apostaron.

— Pues perderán, no le voy a hablar. Está decidido, la superaré a como de lugar — dijo muy decidida desde el asiento trasero, junto a Miriam, Thalia estaba de copiloto con su hermano.

— Descuida, chica. Cuando tú superes a Ocaña, será el mismo día que Miriam deje de babear por Guerra —dijo alegremente Alfred, causando las risas de su hermana y Mireya, las otras dos no estaban muy felices.

Miriam bufó, frustrada. Ella también tenía su lucha interna, ya que después de dos meses del beso compartido con Ana, la iba a volver a ver.

No estaba segura de si la canaria actuaría como si nunca hubiese ocurrido o se vengaría de ella, haciéndole la vida imposible.

Llegaron hasta el estacionamiento y se bajaron del coche. Nerea dio un portazo, aún furiosa, mientras sus amigas se reían de su reacción.

— Vamos, Nere... No te enojes — le decía Mireya colgándose de su cuello y Nerea la ignoró.

— Miri, ¿vamos entrando? —preguntó Nerea a su amiga con una cálida sonrisa, ignorando por completo a Mireya, quien chillaba.

— Claro —respondió Miriam y los cinco comenzaron a caminar hasta la puerta.

Ahora, Miriam tenía dieciséis años y estaba lista para superar este año escolar, pero para lo que aún no estaba preparada, era para Ana.

Y allí estaban.

— Mierda — murmuró antes de detenerse a unos pasos de la entrada, Thalia siguió sus ojos y también la vio.

— Tendrás que pasar a su lado todos modos — le dijo en un susurro mientras los cinco veían a la morena.

Junto a los mesones de piedra estaba el grupo de Ana, allí estaba ella, hablando con la chica de nombre Miriam, a la cual le decian Mimi, y se veía increíble.

Su cabello suelto y largo con algunos mechones oscuros y un lazo adornándolo, la piel un poco más clara, unos jeans ajustados a los tobillos de color blanco y una blusa color turquesa manga larga que dejaba ver su abdomen. Ana sonreía alegremente y la cabeza de Miriam estuvo a segundos de sufrir un cortocircuito.

Rivales - Adaptación Wariam -Where stories live. Discover now