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Exactamente una semana había pasado desde lo último; si antes las cosas habían estado un poco con giro de cabeza, pues ahora lo estaban un poco más a comparación de antes.

Primero; se decidió hablar con los demás involucrados de aquel plan que habían armado, para ver qué otras cosas más podían hacer para ayudar al de gorro. No cabe decir que Quackity, al enterarse quienes eran esos "otros amigos que iban a ayudar" se sorprendió, aunque la sorpresa fue más bien poca, pues algo dentro de el ya sospechaba de Staxx, Fargan y Samuel. Osease del profesor de educación física, el consejero escolar y el profesor de historia.

Quien si se llevo la sorpresa del año fue aquel peli blanco, dice ser muy astuto y atento a todo y mira, se llevó el regalo de cumpleaños adelantado.

Después; hablaron con los padres de Rubén. La parte fácil, pero difícil.

No fue sencillo, y mucho menos para ambos menores. Sin embargo el contar con el apoyo de los cuatro mayores y en especial del castaño menor fue un poco más fácil.

(No es cierto, aún así fue difícil).

Cuando Quackity y Rubius les hablaron de lo que estaba pasando a los padres del mayor, no dudaron en aceptar en brindar toda la ayuda posible para el pelinegro, a quien ya veían como un hijo.

En tercero; fue ir por las cosas del pelinegro,  lo cual no fue tarea fácil. Al haber estado "desaparecido" por dos días de sus padres, estos se tomaron la molestia en cambiar la cerradura al saber que su hijo volvería un día, y no para quedarse. Por lo tanto no hubo de otra más que entrar de una manera no tan "legal", aunque igual si estaba dentro de lo legal si quien lo hacía era Quackity, era su casa, el podía romper la ventana si quería o no, la cuestión solo era el porque y ya.

Después de "abrir amablemente la ventana con una cosa llamada piedra" este les abrió la puerta de la casa desde adentro, y tanto Rubius como este se encargaron de ir por todas las cosas necesarias para irse y no volver: ropa, zapatos, sus cosas personales; electronicas y de higiene y claro, también su almohada, nunca hay que olvidar su almohada.

Cuando ya tuvieron todo listo dentro de maletas y mochilas, subieron todo al auto de los padres del mayor y partieron de ahí, no sin antes cerrar la casa y dejar una pequeña nota de disculpas por romper la ventana, quedando que aquel "accidente" fue por culpa de unos niños pequeños jugando por el jardín.

Llegando, se instaló en la habitación de invitados de los Doblas (la cual sabía que existía pero pensaba que era un mito, es que aquella casa es inmensa) y se acomodó lo mejor que pudo, Rubius le ayudo al igual que sus padres y también los pequeños mellizos que aunque no sabían de la verdadera razón del porque se quedaba, estaban felices de ver a su compañero de travesuras todos los días.

Ahora, todo estaba bien. Pero todos sabemos que cuando algo va bien, es porque viene lo malo.

Pero ese no es el caso todavía, no quiero presionar con cosas malas a mis niños.

Aún no.

Aún no

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