ᴘʟᴀɴᴇs ᴇɴ ᴍᴀʀᴄʜᴀ 𝟷

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ᴛᴀʀᴀ |𝟾|

ғᴀsᴇ 𝟷

Me sentía débil físicamente luego de haber visto a un lobo, no dudaba de que fuera Jungkook, sin embargo, tampoco estaba segura. Eran las mismas posibilidades para la opción que fuera.

Algo en mi me decía que solo él podía buscarme en ese lugar, nadie más nunca había venido al lago entonces eso nos convertía a mi y a Jungkook como las únicas dos personas capaces de usar ese lugar para recordar.

Sí, el lago me ayudó a recordar todo lo que Jungkook y yo habíamos vivido juntos. Algunos recuerdos nunca iban a ser reemplazados.

Mi corazón lo sintió, su presencia estaba más viva que nunca en mi incluso cuando mi cuerpo sufría físicamente, pues las punzadas en mi vientre eran fuertes, dolorosas y casi me hacían temer frente a la posibilidad de perder al bebé. La sola idea de perder lo único que me quedaba de Jungkook me atemorizaba, no había sido más de unas pocas horas en las que lo había confirmado, estaba embarazada, pero eso no significaba que el bebé no fuera en mi vida una prioridad. Podía parecer una simple piedra en mi camino, evaluando las cosas era solo un atraso más no iba a echarlo de mi camino.

Me levanté del pasto donde mis rodillas se habían debilitado al ver aquella figura en una peña, era tiempo de regresar a casa de lo contrario alertaria a Leeseo y no quería que bajo ninguna circunstancia ella pensara que el lago era mi lugar seguro.

Sacudí la parte de mi vestido que se había ensuciado y manchado de lodo y de alguna que otra viruta de hoja. Me limpié unas cuantas lágrimas que habían caído caído el lapso de tiempo que estuve en el suelo y empecé a alejarme sin darle la espalda al lago, volteando a ver a la peña, talvez esperando que aquel lobo apareciera de nuevo o mejor aún, Jungkook mismo como humano.

Cuando estuve lo suficientemente lejos del lago pude darle la espalda y empezar a caminar más rápido para llegar a casa. El cielo estaba oscuro por lo cual podía llover en pocos minutos, entonces, necesitaba ir a casa con urgencia, cualquier brisa podía enfermarme ahora y eso haría que Taemin llamara a algún médico y este revelara que yo estaba embarazada.

Podía mentirle a Taemin y decirle que el bebé era suyo en caso de que él lo descubriera, pero eso era traición a la historia que había tenido con Jungkook. Si algún día lo encontraba de nuevo ¿Cómo iba a explicarle que  el hijo que se profesaba ser de Taemin era en realidad suyo? Suficiente traición había sido la noche que Taemin usó mi cuerpo. Esperaba que Namjoon entregara mi mensaje, de alguna manera, eso iba a mantenerme más viva y pelear más fuerte para liberarme de cualquier atadura con esta familia.

Después Después ecaminar por unos minutos divisé el inicio de la aldea. Como de costumbre, todos se preparaban para la lluvia, estaba levemente tronando y el viento era recio, cubrían las semillas y los cántaros con harina para que no se echaran a perder. Algunos de los aldeanos hacían reverencias hacia mi, ya no diciendo mi nombre de pila, mencionaban el horrible apellido de Taemin.

Mire la casa de mi madre con un poco de nostalgia, había crecido en ese lugar, todos los recuerdos de mi niñez se desarrollaban en cada esquina de la casa, fui genuinamente feliz de alguna manera pero, dentro vivía un monstruo. Suspiré antes de decidir entra a casa y saludar a mi padre.

No había hablado con él desde la boda, por alguna razón nuestra relación desapareció, talvez él se sentía apenado por no cumplir su palabra o por no haber estado cerca y detener a mi madre cuando todo explotó. No lo juzgaba, mi madre trató de envenenarlo y así quitarlo del camino, talvez en algún punto se enteró y por ello huyó de casa.

Entre a mi casa sin anunciar mi llegada, no era necesario. Mi madre estaba dentro tejiendo una manta de color amarillo y mi hermana, Suni, estaba sentada a un lado de ella entrelazando unas cuerdas.

— Buenas tardes, madre — hice una reverencia tratando de mostrarme educada, incluso si lo único que quería era ignorarla por completo — Hola, Suni.

Las cosas con mi hermana no eran para nada mejores, era exactamente como mi madre. Ella y yo habíamos construido una enorme pared y puesto distancias.

— ¡Qué sorpresa hija! — mi madre puso a un lado su manta y corrió a mi para abrazarme profusamente, como si ambas estuviéramos estuviéramos una relación sana y sin traiciones de por medio — No esperábamos verte aquí. No has venido desde que te casaste.

— Déjala, madre. Solo lo hace porque sigue molesta sin razón — Suni arrugaba el entrecejo hacia mi, enojada. Se cruzó de brazos retandome con su mirada — Es una niña llena de berrinches.

Sentí que mi sangre empezó a hervir en mis venas y el deseo de darle una bofetada se instaló en mi corazón. Era malcriada e irrespetuosa, no tenía el mínimo de consideración hacia mi o un poco de resentimiento hacia mi madre quien era la causante del problema. Ella solo quería la gloria que venía con ser parte de los Lee. Taemin sabía que cartas jugar, les habia hecho regalos a ambas para comprar su silencio o la sonrisa de felicidad de mi madre y talvez, de esa manera, llegar a mi. Suni y Taemin eran exactamente la dupla perfecta de hermanos, tal para cual, hijos de su padre.

— Me aburría en casa y quería ver a papá — respondí, alejándome de sus brazos y acercándome a Suni — Aún no has aprendido cómo hablarle a tus mayores.

— Tara tiene razón, Taesun — dijo mi madre, actuando conciliador — Debes respetarla de la misma manera en la que lo haces conmigo.

— ¡No, para mi Tara no es más que una zorra! — gritó ella, dejándome helada al igual que a mi madre — Estaba prometida con Taemin y aún así fue y se revolcó con ese Jeon — tomé a Suni del su moña del cabello y la arrastré hasta la pared de el salón — ¿Crees que no lo sabía?

— ¡Repite lo que has dicho! — mi madre empezó a jalonearme del brazo.

— Suéltala, Tara. Te lo ruego — mi mamá se quejó con la voz entrecortada — La castigaré. No la lastimes — no hice caso. Taesun trataba de soltarse de mi agarre pero era imposible. Yo era fuerte, mi papá me había enseñado mucho — Discúlpate, Yoo Taesun. ¡Ahora!

Mi hermana me reto con la mirada, sus ojos estaban cargados de lágrimas producto del dolor físico que le estaba provocando. Apretó sus labios dejando en claro que no iba a decir una sola palabra.

— Sueltala, Tara — mi agarre se debilitó en el cabello de Taesun al escuchar la voz de mi padre — Te lo ordeno.

Lo miré de reojo. Estaba tranquilo en una esquina de la casa con los brazos cruzados observando todo lo que pasaba. Mi madre suspiró tranquila cuando empecé empecé dejar en libertada a Taesun.

— Si vienes a mi casa no hagas escándalos — dijo él. Lo miré incrédula por las palabras que salían de su boca. Incapaz de creer que en realidad mi padre dijera esas palabras. Defendía a Taesun, alguien que no era su sangre y la ponía sobre mi, su única hija.

Me aparté de Suni y de mi madre y fui cerca de mi padre, él me miró con desaprobación. Algo en sus ojos era diferente. No me dijo nada más, yo tampoco lo hice pues no tenia voz, no estaba segura de lo que estaba ocurriendo. Esperaba dentro de mi que mi papá solo estuviera actuando y que aun su lealtad y amor hacia mi estuviera vigente. Se apartó de mi y empezó a caminar hacia el porche trasero. Incapaz de dejar las cosas tranquilas lo seguí, necesitaba una explicación.

Fui con él hasta donde se sentó tranquilamente en su silla y empezó a ver a la nada.

— ¿Estabas actuando, padre? — pregunté en un hilo de voz — porque eso que me dijiste allá fue totalmente una puñalada.

— ¿Por qué actuaría? Es mi casa y la respetas. No tienes derecho de agredir de esa manera a tu hermana y lo sabes.
Incrédula por lo que decía tomé asiento, sentía que mi presión estaba bajando de manera descomunal y un sudor frío empezaba a llenar mi frente.

— ¿Estás del lado de ellas ahora? — él no decía nada, ni siquiera me miraba — Despareces en mis peores días y solo te muestras cuándo llega el día de la boda y no evitas que me casé con Taemin. ¿Qué pasó?

— Pasó, Tara, que esto era lo que tenía que pasar. Siempre debiste acceder desde el principio.

— ¿Me mentiste al decir que no querías que me casara con él? — pregunté. Estaba completamente herida — ¡Responde carajo!

— No me grites a mi — apretó los dientes enojado — No te mentí, no quería la boda, pero veo que te está yendo bien. ¿Entiendes eso?

Confusa sonreí con nerviosismo. Me puse de pie y me alejé de él.

— No, no lo entiendo y nunca lo voy a entender — respondí — Eres igual que ello y eso significa que iras al mismo lugar donde mi madre y todos los que me hicieron daño irán.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Ignorarme? ¿Odiarme? Por favor es tiempo de que dejes de vivir en ese cuento loco que tu cabeza ha inventado y empieces a ver la realidad — toda sus palabras salieron con sarcasmo.

— No. Ya lo veras.

Me alej por completo y caminé de regreso por el pasillo para salir de casa, era oficialmente la última vez que los visitaba y automáticamente el nombre de mi padre también pasaba a la lista de personas que me habían hecho daño. No iba a escatimar un poco, nadie fue clemente conmigo cuando lo necesite.

Mi madre quiso detenerme cuando pasé cerca de ella, pero no necesitaba sus palabras o sus tontos abrazos, tampoco quería ver el rostro de Suni, solo quería ir a mi casa y refugiarme en mi habitación mientras esperaba la noche.



La lista de personas de las que debía vengarme creció, no porque yo lo hubiera decidido, ellos solos se habían puesto ahí. Estaba más que preparada para dar inicio a todo mi plan, asegurandome de que cada parte fuera perfecto y sin posibilidades a un solo error.

Me había dado un baño tan pronto como arribe a mi casa, necesitaba relajar mi cuerpo. Los baños siempre ayudaban a mi mente a pensar mejor y a estar más tranquila, en mi condiciones, no podía darme el lujo de preocuparme de más. Luego del baño, en mi habitación, escribí el nombre de mi padre. Usualmente al lado del resto de los nombres estaban las formas en las que mi venganza llegaría pero, no tenía ni un solo plan para mi padre porque nunca esperé que él, entre todas las personas, fuera justo como los demás.

Toqué mi vientre y sonreí.

Quédate dentro un poco más, hasta que tu existencia sea segura — le hablé al pequeño bulto de mi cuerpo.

Tocaron la puerta de mi habitación. Sabía que era Leeseo.

— Adelante — dije tranquila, acomodando mi vestido para que no se amoldara a mi vientre, incluso si aun no era del todo visible para alguien que no sabía las cosas.
Leeseo abrió la puerta e hizo una reverencia. Estaba nerviosa, sonreí con satisfacción, ella también era parte de mi plan, si hablaba, se hundiría conmigo.

— Estoy lista. El señor Taemin ha dicho que le informe que vendrá con usted en unos minutos — alcé una ceja, sorprendida por su eficiencia — Está vez no ha pedido la cena, dijo que la tomarán después.

— Entonces supongo que ya sabes lo que tienes que hacer — me puse en pie y me acerqué a mi armario para buscar un camisón de dormir — Desvistete, Leeseo.

— Aun dudo del plan. Usted y yo somos tan diferentes — sus palabras no hacían nada a mi oído, solamente confiaba en mi instinto.

— Tenemos el mismo color de piel, el mismo cabello y la textura de mi piel es similar a la tuya — dije con obviedad — Son todas ventajas.

Ella suspiró a modo de rendición y empezó a quitarse cada pieza de su vestido. Lo hizo con lentitud, tomándose el tiempo para desatar cada nudo y dejar cada prenda en perfecto estado en una silla. Esperé pacientemente, no iba a decir nada, solo tenía que preocuparme porque todo estuviera listo.

Cuando se desnudo le di el camisón y le ayudé a pasarlo sobre su cabeza y bajarlo por su cuerpo.

— Escucha, te quedarás aquí, acostada en mi cama. Apagare todas las luces. No te preocupes, le he puesto algo en su bebida que hará que su visión sea un tanto turbia. No te verá bajo ningún motivo, en todo caso estaré allí — señalé con mi dedo un pequeño salón que había en mi habitación en una esquina donde usualmente leía y preparaba mis clases, tenía una cortina blanca de seda que cubría la visión.

— ¿Va a vernos? — preguntó asustada.

— Claro que sí. No puedo permitir que cometas ni un solo error — sonreí con falsa gentileza y me alejé de ella —  Ve a acostarte. Vendrá pronto.

Caminé hacia mi escondite y me senté en un banco, tomé un pergamino y empecé a leerlo, ñara relajarme y esperar. No sentía ni un poco de remordimiento, en mi mente no pasaba ni un solo pensamiento de culpa, me había entrenado para eso, para no sentir pena y no ser de buen corazón con nadie que no lo mereciera.

No le tomó mucho tiempo a Taemin entrar en la habitación, como como de esperarse, entró dando muchos pasos en falso pues la oscuridad y su estado de embriaguez se lo impedía. Sabía que nada podía fallar porque lo que había puesto en su bebida unos días atrás era efectivo. Iba a cegarlo en unos pocos días.

No hizo amago de encender ni una sola fuente de luz, solo empezó a desvestirse y se arrodilló en la cama. Tan simple.

— Veo que estás lista — dijo él. Se acercó al cuerpo de Leeseo y empezó a subir su camisón — Separa las piernas, Tara — escucharlo decir mi nombre me hacia dar arcadas. Llevé mi mano a mi boca para cubrirme de cualquier accidente — El otro día no pude venir, me quedé dormido, pero he estado deseando esta noche.

Seguía hablando, yo solo podía sentir mi más profundo repelús por él. Había días en los que tenía pesadillas con esa noche, aún lo la procesaba del todo.

Leeseo parecía tranquila, no estaba para nada nerviosa como se había mostrado antes, era obvio, quería a Taemin, era tan tonta como para poner sus ojos en un hombre como él e incluso más tonta como ñara creer que después de esto había una oportunidad. Ella no ayudaba de gratis, esperaba algo a cambio y estaba segura de que iba a darme la espalda en algún punto, no me importaba para nada pues ya contaba con que su lealtad y ayuda eran desechables por completo.

Observarlos no me hacía sentir mal bajo ninguna circunstancia, ellos dos iban bien juntos. Taemin hacia lo suyo y Leeseo también, incluso se mostró entusiasmada cuando Taemin la besó a los labios. Todo marchaba bien, así que me dispuse a cerrar los ojos. No iban a tardar, Taemin no parecía nada bueno en ello, así que esperaba que solo fueran unos minutos más y después se marcharan ambos lara poder dormir, aunque si no lo hacían siempre podía acomodarme en un pequeño diván que tenía cerca de la ventana.
Cuando cerré los ojos y al escuchar los sonidos que ellos producían no pude evitar pensar en Jungkook. En sus besos, en sus caricias, en sus labios y la textura de su piel, su abdomen musculoso y la línea de tatuajes que tenía él. Esperaba que pensara en mi de la misma manera en la que yo lo hacia con él.

En mi cuerpo llevaba sus dientes marcados y en mi corazón llevaba su rostro y su nombre grabados con fuego.






Holaaaaa! Disculpen la tardanza. No había luz, tampoco Internet en mi rancho:(

Ojalá les guste este capítulo💗

Nos leemos pronto.

ᴡᴀʀᴍ-ʙʟᴏᴏᴅᴇᴅ; ᴇʟ ʀᴇɢʀᴇsᴏWhere stories live. Discover now