Capitulo 36- Él era mío!

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Apagué la tele, tiré el control en el sofá, me levanté, fui a la cocina, revolví las alacenas en busca de chocolate; lo necesitaba. Lo encontré, fui al estudio, puse el tema de Pink- So what bastante alto como para callar a mi cerebro, no quería escuchar como me decía lo idiota que soy, lo débil, ingenua y llorona que soy; ya lo había escuchado demasiadas veces estos días. Me recosté en el suelo y mientras comía mi amado chocolate, respiré profundo; dejé que todo lo malo que sentía dentro saliera con cada respiración. Todo iba bien, hasta que finalmente, la locura ganó.  No sirvió de mucho la respiración o tratar de hacer como si nada sucediera; tarde o temprano iba a suceder, y lo que venía, no era muy lindo.

Rompí los espejos, arranqué los barandales, las cortinas del estudio, el equipo de música, los percheros, absolutamente todo lo que había a mi alrededor.  Un dolor en mi brazo me hizo reaccionar, pero era demasiado tarde, una estrella se alzaba a mi vista; la sangre goteaba de mi brazo izquierdo, del lado interno del brazo; no era muy grande, pero no pasaría desapercibida. Miré mi mano derecha y un pedazo de espejo se encontraba entre mis dedos, lo tiré lejos de mi y me dejé caer al suelo; estaba cansada, quería terminar con todo esto, no quería seguir sufriendo.

Ya no quería sufrir por Roman o por Dean, no quería que Rodrigo apareciera, no quería que Dom me abandonara como lo hizo, no quería seguir sintiéndome rota!

--*Joh,cariño,vamos; mirame*--esa voz, esa voz se me hacía conocida;pero quería seguir durmiendo,no quería despertar aún--*Johanna,no me obligues a golpearte*-- genial, ahora me amenazaba, bien! Abrí los ojos de a poco y me acomodé de mala gana, el piso estaba frío, había restos de vidrio en el piso y al sentarme, algo cansada aún, vi a Roman a mi lado, detrás suyo estaba Dean y a un lado se encontraba Adam; parecían preocupados. Los miré extrañada hasta que recordé lo que había echo.

Me senté en el suelo con cuidado de no cortarme con los pedazos de espejo, un mareo me hizo cerrar los ojos y quedarme quieta en el lugar; luego que se me pasó un poco, me puse de pie y vi el desastre que había causado.

--*Johanna, qué sucedió?*-- preguntó Roman preocupado por mi, me sujetó del brazo para ayudarme a estabilizar. Me alejé de él de un tirón

--*Nada que te importe, de todas formas, qué hacen todos en mi departamento; cómo entraron?*--dije de mala manera; los tres hombres me miraron algo dolidos.

--*Escuché mucho ruido y llamé al encargado del edificio, él me dio el número de Roman, el cual no tenía llave, por lo que llamó a Dean para que abriera, y al entrar, te encontramos aquí, inconsciente. *-- Adam se acercó un paso a mi, señaló mi brazo, lo miré y tenía un vendaje

--*Soy muy bueno con los vendajes!*-- bromeo Dean, me sonrió a medias y se acercó a mi, me alejé un poco, pero él me sujetó del brazo para que me quedara quieta, me abrazó fuerte y sentí a mi corazón romperse un poco.

--*Soltame*-- le dije tratando de sonar autoritaria, pero salió más como si estuviera a punto de llorar, él me sujetó con más fuerza

--*No voy a dejarte, no hasta que hablemos; no estás bien princesa y tengo miedo de que todo termine mal!*-- Dean habló sobre mi oído; puse mis manos en su estómago y sentí como se tensaba un poco, un tirón en mi interior quería más, quería que lo tocara más, pero lo alejé de mi.

--*Estoy bien, aunque crean lo contrario; y ésto, ésto fue necesario, tenía que deshacerme de algunas cosas*-- mi voz sonó algo dura, con algo de maldad y sarcasmo. Una sonrisa irónica se apoderó de mis labios y no pude detenerla.

--*Joh, si no hablas con nosotros, con ninguno de nosotros, me temo que voy a tener que llamar a un especialista, alguien que te entienda!*-- Roman quería llamar a un psicólogo, pfff, cómo si pudiera hacer alguna cosa; lo único en lo que me había ayudado uno era para dormir, gracias a las pastillas que me había recetado, pero el resto; todo lo otro seguía ahí, no se iba a ninguna parte, no me dejaba sola nunca. El miedo, la frustración, el enojo, la vergüenza, todo lo que sentía y todo lo que sucedió a consecuencia de una persona, todo eso seguía ahí, esperando a salir y estos últimos días lo hizo; de apoco se fueron apoderando de mi gracias a la confusión que causaron ellos en mi. Esto era su culpa!

La Bailarina del Luchador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora