Amanecí sin ti

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¡Mierda!

Mis llaves seguían en mi bolso y éste seguía perdido en la fiesta, sin mis padres en casa para abrirme la puerta no iba a ser capaz de entrar sin mis llaves. Y no las tenía.

Mierda, Félix, no puedo irme a casa esta noche...

Pov Félix

—Si querías dormir conmigo sólo tenías que decirlo— le dije con una sonrisa juguetona.

—No te lo creas tanto—bufó dejándose caer en el centro del sofá del salón —Tenía las llaves en mi bolso, pero se debe haber quedado en el evento porque llevo toda la noche sin él y ni siquiera me había dado cuenta, y mis padres están de viaje hasta el lunes. No puedo entrar en casa.— suspiró frustrada —¿Y ahora qué voy a hacer? Alya y Nino probablemente ya estén durmiendo juntos en casa de ella y no podría pedirle a Adrien de quedarme en su casa, su padre diría que no y después de verle de ese modo con Kagami... necesito tiempo y, ¡oh no! voy a tener que dormir en un banco en la calle y...

Puse mi dedo índice sobre sus labios para acallarla e interrumpí su triste discurso.

—No seas idiota, Marinette— solté una pequeña carcajada —Puedes quedarte aquí a dormir, mi madre se irá después de que amanezca de la fiesta porque debe hacer algunos tratos, así que puedes dormir en su cama, le diré dónde escondí nuestra ropa mojada y la traerá cuando vuelva, seguramente junto a tu bolso.— Ella suspiró aliviada pero noté como volvía a verse algo preocupada.

—Pero tu madre volverá y ¿Qué pensará cuando sepa que he pasado la noche aquí?— dijo nerviosa.

Era tan adorable, creía que mi madre pensaría mal de ella y por eso no quería incordiar, pero no la dejaría irse sola.

—Se lo explicaré antes por mensaje, no te preocupes, no te voy a dejar durmiendo en un asqueroso banco para que puedan hacerte cualquier cosa.

Mi madre era una mujer muy comprensiva y me educó bien, no iba a dejar a Marinette deambulando por las calles de noche y mi madre tampoco querría que lo hiciera.

Le mandé un mensaje y le dije que buscara nuestra ropa, que Marinette pasaría aquí la noche y que ya estábamos en el hotel; quería que pudiera cerrar el trato sin tener que preocuparse por mi, siempre me ponía de prioridad, pero a veces necesitaba centrarse menos en mi y más en ella.

—Te lo agradezco mucho Félix, de verdad— me sonrió Marinette y me alegré de que hubiera dejado de estar tan alterada —Pero d-dónde... es decir em...— pareció no encontrar las palabras adecuadas.

—Puedes dormir en la cama de mi madre, si eso es lo que te preocupa.

Se sonrojó al instante y supe que sí hablaba de eso. La levanté del sofá, la guie hacia mi habitación y saqué una de mis camisetas y el pantalón más pequeño que pude encontrar en mi armario para que durmiera cómoda.

—Ten, puedes usar esto para dormir— le di la ropa y me sonrió agradecida —Tengo que dejar esto en recepción, mi madre debería venir a recogerlos en diez minutos— dije señalando la carpeta negra que contenía los documentos del trato que mi madre buscaba cerrar tras el evento —y puedes cambiarte aquí mientras estoy abajo, si quieres— ella asintió y salí de la suit rumbo a recepción.

Durante el camino por los largos pasillos no pude evitar cuestionarme a mi mismo cómo una simple noche podría cambiar el resto de mis días.

Siempre me había sentido apartado, incomprendido e irreal, se me obligó a verme como un monstruo, como un objeto sin alma. Mi madre era la única persona en el mundo que veía en mi una luz que nadie más podía, incluyéndome a mi mismo.

Si no me amas, finge hacerlo. // FelinetteWhere stories live. Discover now