Palabras hirientes

873 106 28
                                    

Pov Félix

«Monstruo»

Resuena en mi mente una y otra vez, como una puta maldición.

«Monstruo»

Las palabras de Marinette se han clavado en lo más profundo de mi ser y no puedo sacarlas, no sé cómo.

Tampoco sé que era lo que esperaba de ella, ni por qué esperaba nada desde un principio. Está claro que a través de sus ojos siempre fui un ser horrible y, a pesar de aquella noche, eso no ha cambiado.

¿Y por qué iba a cambiar siquiera? Si cuando creí que había dejado de odiarme le di todavía más razones para seguir haciéndolo.

Estoy acostumbrado a ser diferente, a la soledad, a mi propia compañía, pero dos horas sin ella a mi lado en un lugar tan simple como una clase se sintieron como una eternidad, y eso me cabreaba. No quería necesitar la compañía de nadie, y mucho menos la suya.

También me acostumbré a ser odiado por todos, eso ya no me importa, pero entonces, ¿por qué si lo hace contigo, Marinette? ¿Por qué tu opinión consigue afectarme, y tu odio me sabe amargo? Ni siquiera tengo una respuesta para todas estas preguntas que rondan mi mente porque hay otra que las opaca a todas.

¿Me consideras un monstruo realmente?

«Monstruo»

Cuando la miré a los ojos tras aquellas palabras, no vi duda, no vi arrepentimiento hasta segundos más tarde, sólo vi sinceridad.

Y no sé por qué dejo que me afecte, si no es más que la pura verdad.

No soy alguien normal, ni tan sólo sé si soy alguien como tal. ¿Qué hace humano a un humano? Tal vez sea el corazón, quizás las emociones, puede que sea el habla o incluso la capacidad de razonar, eso es lo que muchos creen.

Yo tengo todas las características, mas no soy uno de ellos.

Mi padre me ha descrito toda mi vida como un Monstruo, tal y como Marinette lo había hecho. Y supongo que al final ambos están en lo cierto.

Fui creado desde la desesperación de una buena mujer que no podía ser madre, y la ambición de un maltratador que tan solo quería poder; un heredero, un legado familiar.

Yo no nací. Yo fui creado, hecho a medida como una prenda, hecho con un fin como un nuevo producto puesto en el mercado. Yo fui la creación de un loco que ansiaba todo el poder que podía poseer, un hombre que jamás me quiso como hijo, sino como una reliquia, un proyecto.

Aquel a quién debía llamar padre era realmente mi dueño, y yo era su propiedad. Él controlaba mis actos, mis habilidades, mi voluntad e incluso mis movimientos.

Él era mi amo, tenía todo el control sobre mi y lo ejercía a diario, como le placía.

Los castigos de una persona suelen ser comunes: no salir de casa, no utilizar el móvil o nada de televisión por una semana.

Los castigos de un ser como yo, que no tenía el control de su propio cuerpo, variaban según el estado de ánimo de Colt, un hombre al que nunca consideré mi padre.

Me obligaba a quedarme quieto durante horas sin moverme más que para parpadear, otras veces decidía controlar mi respiración y provocarme ahogos o incluso me hacía su 'sirviente' durante cuanto tiempo le viniera en gana. Y aquellos le parecían castigos poco adecuados.

Si él no reina el infierno ahora, temo a quien lo haga, porque la tortura que sufrí por su parte todavía se refleja en las secuelas que dejó en mi.

Si no me amas, finge hacerlo. // FelinetteWhere stories live. Discover now