Capítulo 12

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Dos Semanas Después

Sentado sobre un barril cortado a la mitad en el piso principal, miro el amanecer mientras como una lata de atún para el desayuno.

Todo estaba muy tranquilo, silencioso... calmado.

Solo el sonido de las olas del mar golpeando la embarcación, el sonido del aire resonando suavemente... y aquella melodía armoniosa que llenaba mis oídos de un hermoso placer.

Espera, ¿melodía armoniosa? Nosotros no teníamos ningún instrumento musical abordo.

¿De dónde provenía?

Me levanto del barril en el cual me encontraba sentado y sigo aquella hermosa melodía que me hipnotizaba.

Era tan delicada, tan suave y dulce.

Mientras camino, miro el timón por primera vez vacío. Los cuatro barcos que quedábamos habíamos enviado palomas mensajeras entre nosotros y quedado en que nos detendríamos por un solo día para descansar. Quedándonos en las mismas posiciones y distancia en la que estábamos los unos a los otros, claro está.

Al llegar a la borda de la embarcación, miro hacia todas las direcciones pero no logro ver nada. Estábamos rodeados de mar y más mar, solo eso había.

Mis oídos continúan llenándose de aquella melodía la cual se intensificaba cada vez más.

Siento la necesidad de encontrar aquello que la produce. Necesito ver quién es que la canta.

Aprieto mis manos fuerte en el barandal de la embarcación entretanto me tenso y comienzo a sentirme desesperado por encontrar la fuente del sonido.

¿Por qué me siento así? ¿Qué sucede conmigo?

Caminando cercano a la borda voy rodeando la embarcación en busca de aquello, cuando de pronto me encuentro con Fran, Tyson, Benny y Mich frente a mí.

—¿Qué están haciendo aquí? —Les miro con el ceño levemente fruncido. Estos se me quedan mirando serios.

—¿Tú también lo escuchas? —Pregunta Tyson mirando hacia el mar. Sus ojos escaneando la superficie.

—¿La canción? —Pregunto, estos rápido asienten.

—Estábamos apostando cuando la escuchamos. Es tan dulce. —Una sonrisa se dibuja en el rostro de Fran mientras habla. Noto como su rostro se ruboriza.

—Proviene del mar abierto. —Señala Benny. Todos volteamos a mirar.

—Sí, definitivamente proviene de fuera de la embarcación. —Poso mis manos sobre la barandilla y me quedo observando el horizonte.

De pronto, mis ojos divisan algo en el agua. Frunzo los ojos tratando de ver mejor.

—Creo que hay algo allá. —Señalo, todos rápidamente miran.

—Sí, parece... —Tyson se queda callado por unos instantes. Sus ojos clavados en aquello que veíamos en la lejanía.

—¡Es una chica! —Dice Fran exaltado. —¡Hay que sonar la campana! —Se gira rápidamente encaminándose al poste a un lado del timón donde se encontraba dicha campana colgada. Yo extiendo mi mano y le tomo por un brazo.

—¡Espera, aún no! —Le miro fijamente. Éste se me queda viendo serio. Una expresión de confusión en el rostro.

—¿Qué debemos hacer? —Pregunta. Yo suelto el agarre a su brazo.

—Investigar primero. —Digo y éste asiente. Todos parecen estar de acuerdo. —Bajemos al piso inferior del barco, desde las ventanas podemos ver mejor qué es lo que sucede. —Los cinco nos ponemos en marcha.

Medusa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora