CAPÍTULO 5

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Sakura no lo dejaría morir. Tampoco lo dejaría solo. Nada más escuchar los vómitos de Sasuke desde el otro lado de la puerta de su recámara, apartó las mantas de la cama y se levantó.

A Sakura no le interesaban las apariencias. No le importaba si el hecho de que acudiera a su cuarto era visto como un comportamiento inadecuado para una joven soltera. Sasuke la necesitaba y ella iba a ayudarle.

Cuando se puso la bata y fue a la habitación, Sasuke ya había regresado a su cama. Estaba tumbado boca abajo sobre las mantas; completamente desnudo. Sakura trató de no reparar en el detalle. Sasuke había abierto ambas ventanas y el cuarto estaba tan helado que la muchacha podía materializar su propia respiración. Las cortinas se inflaban como gigantescos globos por el intenso viento y lluvia que provenían del exterior.

-Dios Santo. ¿Está tratando de suicidarse? -le preguntó ella.

Él no le contestó. Ella se apresuró a cerrar las ventanas antes de dirigirse a la cama. Sólo podía ver una parte del rostro de Sasuke, pero eso le bastó para determinar que, por su expresión tortuosa, debía de sentirse terriblemente mal.

Fue una verdadera lucha, pero por fin, a tirones, logró sacar la colcha de debajo de su cuerpo para taparlo debidamente. Sasuke le dijo que lo dejara en paz de un modo no muy atento. Pero ella ignoró la orden. Tocó su frente y al sentir la fiebre, fue de inmediato a buscar unos paños y agua bien fría.

Sasuke se sentía demasiado débil como para enfrentarla. Sakura se quedó el resto de la noche a su lado, secándole cada cinco minutos aproximadamente y alcanzándole el orinal casi con la misma frecuencia. Aunque ya no podía vomitar nada más porque tenía el estómago totalmente vacío, le daban tremendas arcadas por el intento en vano.

Sasuke quería agua, pero ella no le permitía beber nada. Trataba de hacerlo entrar en razones, pero él no estaba de humor para escucharla. Afortunadamente, estaba demasiado exhausto como para ir a buscar agua por sus propios medios.

-Si traga algo, lo que fuera, lo vomitará de inmediato. Ya he tenido esta enfermedad, Sasuke. Sé lo que le digo. Ahora cierre los ojos y trate de descansar. Mañana se sentirá mejor.

Quería transmitirle un poco de esperanzas, y por esa razón le mintió deliberadamente. Si Sasuke repetía el mismo episodio que el resto de la familia, se sentiría en el infierno durante una semana más.

Y las predicciones de Sakura resultaron correctas. Al día siguiente, Sasuke no se sintió mejor, ni al segundo tampoco. Ella era su enfermera personal. No permitió que Katazu ni Buntan entraran en la alcoba por temor a que ellos también se contagiaran de la enfermedad si se acercaban demasiado a Sasuke. Katazu trató de convencerla, pues creía que Sasuke era responsabilidad suya después de todo, y a él le cabía la obligación de atenderlo. Era una noble obligación, explicó el mayordomo, ponerse en peligro por cuidarlo.

Pero Sakura rebatió su teoría diciéndole que, como ella ya había padecido la enfermedad, sabía exactamente qué era lo que Sasuke necesitaba. Era altamente improbable que ella contrajera el mal nuevamente. Katazu corría mucho mayor riesgo de contagio, y si él enfermaba, ¿cómo funcionaría toda la casa si él no estaba en condiciones de realizar su trabajo?

Así pudo persuadirlo. Estuvo muy ocupado con el manejo de toda la casa y, además, Sakura le delegó la tarea de responder toda la correspondencia en su lugar. La casa estaba cerrada a todos los visitantes. El médico, sir Bansai regresó para revisar a Ebisu, y mientras estuvo allí, Sakura aprovechó la oportunidad para preguntarle por la enfermedad de Sasuke. Si bien el doctor no entró al cuarto de Sasuke para no contagiarse, le recetó un tónico para aliviar el malestar estomacal y sugirió baños con paños de agua fría para bajar la fiebre.

CASTILLOS  4Where stories live. Discover now