Capítulo uno

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MEGAN

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MEGAN

La noticia de la muerte de la abuela May no me había caído muy bien, ella era una mujer estupenda, inteligente, amable, divertida y sobre todo muy sana, así que si, su ida de este mundo me parece algo sin sentido pero muy triste también, ver a mamá Marisha con esa mirada triste me rompía el corazón.

Una semana mas tarde la mayoría de nuestras pertenencias ya estaban empacadas pues mis madres decidieron mudarse a la casa de la abuela May.

Admito no recordar la casa pues hay tres simples razones que nadie puede discutir, la primera razón es que soy algo olvidadiza, la segunda a mi mamá Sarah no le gusta viajar en aviones y lo hacíamos con la menor frecuencia posible, osea que nunca pise un avión, y tercera razón, a la abuela no le gustaban las visitas sorpresa pero si ella ser una, así que era ella quien nos visitaba a nosotras.

Dejando esto de lado, termino de guardar todos mis materiales de pintura en una pequeña maleta, mientras que mis lienzos ya fueron llevados por la mudanza a Forks hace unos días junto con otras cosas de mis madres.

Y hablando de ellas, mamá Virginia esta con los pelos de punta, tiene o mejor dicho tenemos que subirnos a un avión para llegar mas rápido pues mamá Marisha no iba a cumplirle su capricho de pasar tres días dentro del auto para no tener que ir en avión.

-¡Cielo por favor, no quiero subirme en esa cosa!- escucho que mi rubia madre le pide por milésima vez a mi madre castaña siendo olímpicamente ignorada por la misma logrando mi risa -¿Que tal y se cae? ¡Seremos puré, acaso no piensas en rojita, a nadie le gusta el puré de calabaza!- sigue parloteando mi madre mientras que mi risa incrementa aun mas pues los nervios la estaban carcomiendo pero dejo de reír al sentir el apretado abrazo que me da

-Pues a mi si me gusta- dijo mi otra madre con mirada de superioridad -Buenos días pequeña- me dice mientras posa un pequeño beso en mi frente mientras que yo sigo presa de los brazos de mi histérica madre rubia quien al parecer olvida que necesito del oxigeno para vivir

-¡A desayunar!- grita mi madre logrando que su esposa me suelte y salga casi corriendo a el comedor dejándome atrás y con la respiración algo entrecortada

(...)

Ya habían pasado algunas horas desde que estábamos en el avión y debo de admitir que adoro ver los paisajes desde esta vista, y es por eso que no eh dormido en seis horas solo para poder ver todo lo que pueda así cuando llegue a casa pueda pintar todas estas bellas vistas que me son ofrecidas.

Claro que el lograr subir a mamá Virginia fue lo mas difícil, pues parecía una pequeña niña a la cual no le dan lo que pide y crea un gran berrinche.

Pues eso fue exactamente lo que hizo mi rubia madre, claro hasta que la paciencia de mamá Marisha se fue por un caño y le dio uno de sus té mágicos (que eran hechos por la abuela May) que solo usa en este tipo de ocasiones, logrando la relajación y falta de memoria de mamá Virginia.

(...)

Ya pasadas unas cuantas horas más habíamos llegado a Seattle, pues el vuelo acababa aquí y para llegar a Forks debías de conducir, que es exactamente lo que mi castaña madre hacia y su querida esposa, como en cada viaje, parloteaba sin parar de todo lo que podríamos hacer en el nuevo lugar, pero claro esta que parecía ignorar el que el clima era muy frio, casi nunca había sol y siempre llovía como para ir así como si nada a la playa de la reserva, también parecía olvidar que este era un pueblo pequeño y sus tardes de compras solo serian realizadas cuando estuviéramos en Seattle.

Todo esto sumado a el cansancio que acumulaban mis ojos me estaba provocando un leve dolor de cabeza que al cruzar el cartel típico de Forks aumentó logrando que un jadeo de dolor saliera de mis labios preocupando a mis madres.

-¿Que tienes rojita? ¿te sientes mal? ¿quieres ir al hospital?- comenzaron a bombardearme con preguntas mis madres logrando que abra mis ojos, que no sabia en que momento había cerrado, y con un enojo del cual no sabia su origen responderles

-¡Cállense!- mire a ambas de manera irritada sintiendo el brusco movimiento que tenia el auto, hasta que al segundo volvió a la normalidad junto con mi repentino cansancio

-Lo lamento, no se que me sucedió- me disculpe mientras que sentía las miradas impactadas de mis madres pero las deje de lado para cerrar mis ojos y acurrucarme en el asiento quedando dormida con apenas unos murmullos entre ambas mujeres

(...)

Mi madre Marisha me había despertado con un pequeño movimiento de hombro para avisarme de que ya habíamos llegado a la que de ahora en mas era nuestra casa.

El lugar era hermoso y ni hablar de mi ahora hogar, se veía como una cabaña moderna, con ese toque rustico de la madera pero hogareño a la vez que tanto llama la atención, mas aun si se encuentra casi adentrándose a el bosque.

-Es hermoso- halague escuchando como mi rubia madre estaba de acuerdo mientras era abrazada por mi otra madre dejándome una imagen muy tierna y romántica a la vista

Dejando que la impaciencia tome mi cuerpo, abrí la puerta caoba dejándome ver una sala muy hogareña con colores acogedores y hasta una chimenea, unas escaleras rusticas que seguramente llevaban a las habitaciones, una cocina comedor abiertas con isla y un gran ventanal con vista al bosque y un pequeño baño en esta planta.

En la planta alta estaban tres habitaciones, la de mis madres, la de invitados y la mía, que por cierto era hermosa, el color rojo predominaba en dos de las cuatro paredes mientras que las otras seguían blancas esperando a ser pintadas por mi, tenia una bonita y cómoda cama para dos, un juego de mesas de noche a cada lado de la cama, un tocador con espejo frente a la misma, un gran armario, un estante en el cual podría poner todos mis libros y por ultimo un pequeño baño personal.

También se encontraban la habitación de limpieza y otro baño extra dejándome muy contenta pues todo era muy bonito y hogareño, no seria difícil acostumbrarme a esto.

Deje de admirar la casa para volver a la que ahora era mi habitación y caer de lleno sobre la cama, quedando dormida al instante.

(...)

Desperté gracias a el delicioso aroma de una pizza recién salida del horno, con mucho queso y, aguarden, ¿como es que desde la habitación se siente el aroma de la comida?

Abrí mis ojos confundida viendo que a mi lado se encontraba un libro de tapa de cuero color rojo escarlata con un pequeño grabado que decía unas palabras en otro idioma, realmente no sabría decir en cual.

Con la curiosidad a mil tome el libro y comencé a ojearlo sin notar como mis madres me veían impactadas desde la puerta de la habitación.

-¡Mi hija esta flotando! Creo que me desmayaré- dijo mi madre Virginia para seguidamente caer a los brazos de mi otra madre logrando que me asuste y ¿caiga sobre la cama?

¡Entonces si estaba flotando!

-¿Que diablos me pasa mamá?- le dije nerviosa a mi estática madre mientras que escuchaba un susurro en mi mente

-Bruja, eso eres, pequeña mía-

¡Auxilio, me estoy volviendo loca!

METANOIA (Bella Swan) Where stories live. Discover now