Capítulo 18: La fiesta.

269 38 4
                                    


"Hice lo que pude para no encontrarte: no quise sentirte, ni verte, ni hacerte caso... yo solo trataba de buscarme y por el camino tropecé contigo".

―Jan.



Nunca había celebrado una reunión en mi casa, jamás había invitado a nadie exceptuando a Javi y, para ser exactos, ni siquiera a él lo invité, se auto invitó que es diferente. Había eliminado completamente los momentos de ocio de mi vida, las relaciones sociales y todo eso ya no iba conmigo, tal vez por ese motivo estaba tan nervioso. Javi me obligaba a hacer cosas diferentes, cosas para las que aún no estaba preparado; por otro lado, no podía asegurar si alguna vez llegaría a estarlo.

Me di una ducha, me vestí con unos vaqueros y una camiseta negra y fui junto a mi amigo para ayudarle con los preparativos.

―Es increíble esta aplicación ―dijo lanzándome el móvil al vuelo―. He hecho el pedido como me has dicho y en menos de media hora lo han traído todo.

―Yo lo hago casi todo así, no acostumbro a hacer la compra.

Asintió y miró hacia la mesa donde había dispuesto todas las bebidas.

―¿Habrá suficiente?

―¿Bromeas? ¡Hay un montón de alcohol! Y Holly y Nathan no beben.

―¿Nathan tampoco?

―Es abstemio total.

Arqueó las cejas, impresionado.

En ese momento llamaron al timbre y Javi saltó del taburete con energía.

―¿Crees que estoy bien? Ya sé que sí, pero solo necesito que me digas si crees que a Eli le gustará.

Sonreí.

―¿Por qué no iba a gustarle un pantalón y una camiseta?

―¡No bromees, por favor! Solo quiero causarle una buena impresión. ¿He elegido bien la ropa y el color de la camiseta?

Miré sus vaqueros negros desgastados y su camiseta azul claro sin más adornos y reprimí la risa. Lo cierto es que él también había cambiado con los años, ahora su vestuario era más convencional.

―Por eso no te preocupes, estás muy bien.

―¿Pero bien de: "es un hombre aseado y limpio" o bien de: "le arrancaría la ropa y me lo follaría ahí mismo"?

Solté una sonora carcajada.

―Creo que no soy la persona adecuada para contestar a esa pregunta, ¿por qué no se lo preguntas a ella?

―¡Vamos Jan!

Puse los ojos en blanco y asentí, diciéndole justo lo que quería oír:

―Sin duda es la segunda opción, si fuese mujer no me lo pensaría...

Sonrió.

―Gracias. Ahora corre, ve a abrir, estoy nervioso.

Me dirigí hacia la puerta de entrada y las primeras personas que aparecieron fueron Judith y Holly. Intenté que no se me notara que yo también estaba algo nervioso, y más después de ver a Judith. Nunca la había visto tan femenina, se había puesto una minifalda tejana y una blusa de color beige. En esa ocasión llevaba la melena recogida en una trenza que le llegaba a media espalda; estaba impresionante. El maquillaje, su elegancia, sus característicos ojos rasgados enmarcados por unas curvadas pestañas rojizas, sus largas piernas torneadas... Hasta ahora las mujeres me eran indiferentes, después de Claudia sentía que ninguna me llenaba realmente, por muy guapa que fuera no lograba intimidarme lo más mínimo, pero desde hace unas semanas Judith era la única mujer capaz de provocarme un sentimiento; algo extraño, pequeño, pero a la vez muy intenso se alojaba en lo más profundo de mi estómago cada vez que la tenía delante.

Jan, diez años sin tiWhere stories live. Discover now