Epílogo

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―Niñas, ¿qué les he dicho?

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―Niñas, ¿qué les he dicho?

La pequeña Minyoung, de siete años, hizo un puchero mientras le agarraba la mano a Suzy, de tres. Hoseok sonrió, poniéndose de cuclillas para quedar a la altura de las pequeñas.

―Que no debemos meternos a tu oficina ―dijo Minyoung, poniendo una expresión triste.

Hoseok abrió la boca para decirles algo, pero en ese momento, la puerta fue abierta estrepitosamente.

―¡Aquí están!

El alfa rodó los ojos al ver a Taehyung entrar corriendo, con el cabello despeinado y una mirada de preocupación. El omega miró a Hoseok, haciendo un puchero y viéndose igualito a Suzy.

―Lo siento ―se disculpó Taehyung―, me desconcentré un segundo y salieron corriendo a buscarte, Hoseokie.

Hoseok le agarró la mano al menor, dándole un beso en sus dedos, y notó enseguida la forma en la que se relajó. Eso siempre parecía calmarlo.

―Está bien, Tae ―Hoseok le soltó antes de agarrar a Minyoung, elevándola por los aires y sacándole una risa―, son mis bebés, después de todo.

Notó la expresión de felicidad en el rostro de Taehyung ante sus palabras, aliviado de ver que su alfa quería a las cachorritas que le dio. Contento de ver que Hoseok no actuaba como su padre hizo y sí se preocupaba de sus hijas.

Hoseok pensó brevemente en eso. Taesoo había fallecido de un infarto –quién lo diría– cuando Taehyung estaba esperando a su primera cachorrita, siete años atrás, y un año después de que Hoseok y Taehyung se casaran. La muerte del Alfa provocó un breve caos en la manada, todos apuntando a un nuevo líder, y cuyo peso cayó finalmente sobre Hoseok, al estar casado con el hijo menor de Taesoo.

El muchacho había querido negarse varias veces, especialmente porque tenía sólo veintiún años, ¡no estaba habilitado para dirigir una manada! Pero no existía una persona que quisiera disputar por el poder, ni siquiera algún hombre mayor, porque todos sabían la carga que significaba ser un Alfa de manada. Ni Yugyeom quería asumir ese papel. Así que era Hoseok... o el idiota de Kyungpyo.

Taehyung estuvo muy nervioso esos días, en los que Hoseok ya asumió como Alfa, tratando de hacer todo bien, pero fracasando torpemente. El mayor, entonces, decidió hablar con él y mientras conversaban, el omega se puso a llorar y le confesó que tenía miedo de que Hoseok se encegueciera por el poder, como pasó con su padre, y le tratara mal. El alfa le prometió por su vida que jamás actuaría de esa manera con él, pero Hoseok sabía que a Taehyung todavía le costaba creerle un poco.

No importaba, no realmente, porque Hoseok había aprendido a querer a Taehyung con el paso del tiempo. No podía decir firmemente que le amaba, de la misma manera en que sabía que el omega le amaba, pero los dos se entendían bien, pasaban buenos momentos y se querían. La rutina, a veces, era fastidiosa, sin embargo, podía ser también muy agradable y cómoda.

Dance To This {NamGi}Where stories live. Discover now