Capítulo 43

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      Creo que todos intentamos ignorar lo que ocurre, pero es imposible. No hay manera de fingir que los sonidos que salen por los altavoces de las paredes son un simple ruido de fondo y la cantidad de pantallas que nadie tenía idea de que existía presentan imágenes tras imágenes de 043 torturando a 2114, lo que hace que nadie pueda ignorar lo que está pasando.

      Es imposible saber si alguien está teniendo una misión en este momento, pero si tuviera que apostar por algo, estoy seguro de que todos –o por lo menos todos los que seguimos vivos— estamos presenciando esto desde cual sea el lugar en el que nos encontremos.

      Mi mirada se cruza con la de 328. Sé que la pregunta acerca de si esto es culpa nuestra se refleja en las miradas de ambos, pero la verdad es que ninguno de los dos puede hacer nada a partir de aquí. Puede tener tanto que ver con nosotros como con el hecho de que haya caído por sus propios méritos.

      043 empieza a destrozar la piel de 2114. En el momento en que saca las malditas uñas de metal, las mismas con las que me torturó hace semanas, siento la bilis subir por mi garganta.

      Ella retira y examina cada trozo de piel, lo que evidencia que intenta determinar el tiempo de curación. Cuando parece que ya ha medido el tiempo, la tortura en serio empieza. No, no es una tortura, es una masacre, una masacre a una sola persona.

      La manera en la que 043 rasga la piel y luego clava las dagas en las heridas para separar el músculo, rociar algo en el interior y posteriormente prenderle fuego, es algo que me puede causar pesadillas.

      Usa unas pinzas de retracción para mantener la herida abierta y luego deja caer algo en ella, siempre es algo diferente. A veces es un ratón, una sanguijuela, un alacrán. Cual sea la cosa que sujete de entre las jaulas que tiene cerca.

      Sería imposible medir cuánto tiempo tarda en las piernas de 2114, provocando agujeros y destruyendo el músculo. Lo último que hace es quitar toda la piel, dejando la carne expuesta para luego quemarla. Vemos pasar la carne del rojo sangrante al negro y solo podemos imaginar lo mucho que debe apestar ese lugar.

      Las piernas de 2114 ni siquiera pueden ser llamadas eso y cuando 043 toma un hacha con la hoja completamente oxidada y se ata el cabello en una cola, dejando rastros de sangre a su paso, sé que «hacerlo rápido» no está en sus planes. No se le ve ningún signo de agotamiento, pero aunque lo estuviera no creo que se detendría o que haría las cosas de manera diferente.

      El primer hachazo cae, cortando solo parte del músculo y 043 ladea despacio la cabeza hacia 2114. Deja el hacha clavada en su pierna y se aleja a tomar una de las inyecciones que tiene sobre su «mesa de tortura». Se la clava en el cuello y presiona el embolo hasta que todo su contenido está en el sistema de 2114 y luego retirara la aguja y la lanza al suelo. Espera unos pocos segundos y en el momento en que retira el hacha, el grito de 2114 se hace presente. Solo puedo imaginar que le ha inyectado un maximizador de sensaciones para que el dolor que le causa lo que hace, sea mucho más intenso.

      Tiene que golpear repetidas veces hasta que lo único que conecta sus piernas con el resto de su cuerpo es el hueso. Luego toma un serrucho eléctrico y se deshace de la unión. Las piernas caen al suelo como el peso muerto que ya son y ella las toma para meterlas en la jaula de las ratas. Los animales se vuelven locos mientras se abalanzan sobre la piel ennegrecida y la destrozan, causando que el rojo vuelva a aparecer, llenando el suelo de la jaula.

      043 toma las cadenas que sostienen los brazos de 2114 y las hace bajar, causando que la parte superior de su cuerpo caiga al suelo lleno de sangre y un grito salga de su boca por golpearse los muñones.

      043 se inclina hacia el hombre y su voz resuena por todo el lugar cuando habla.

      —Última oportunidad para que te despidas –la voz es poco más que un susurro que hace que los vellos de la nuca se me ericen.

      Camina hasta la mesa para ponerse un guante y no quiero preguntar ni imaginar para qué lo necesita si sus manos ya están llenas de sangre, ni siquiera quiero verlo, pero soy incapaz de apartar los ojos. Lo que me hizo en su «cuarto de torturas» no es nada comparado con esto. Lo mío bien parece un juego de niños.

      La voz de 2114 tarda en escucharse pero cuando lo hace, no da buena espina.

      —Co-co...rran.

      Después de eso, 043 le corta la lengua y entonces llega el turno de sus brazos.


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043

      2114 es poco más que diferente trozos de carne esparcidos por el suelo. Lo observo todo desde detrás de una pared de cristal y cuando considero que ha sido suficiente espectáculo, dejo salir a las ratas para que deshagan de todo.

      No necesito quedarme para saber que lo único que quedará en este suelo es un montón de huesos y cuando suelten al perro, ni siquiera eso. Me doy la vuelta y tomo uno de los tubos para subir hasta mi oficina. Camino, dejando huellas de sangre en la madera mientras me dirijo al baño de la casa.

      Hace tiempo que no queda ningún agente aquí arriba y ahora tengo que tomar la decisión de cuáles van a quedar condenados y cuáles pueden salvarse. Solo desapareceré una última vez porque no puedo seguir malgastando mi tiempo de esta manera.

      Siempre he intentado mantener algún tipo de conexión con la humanidad y es lo que me ha hecho fallar una vez tras otra.

      Una última misión y quien no quede vivo no me sirve. No he pasado los últimos cuatrocientos años sobre esta tierra para que los malditos militares y agentes del gobierno piensen que pueden tomar todo por lo que he luchado.

      Puede que 59 haya tenido razón en algunas cosas, pero ahora no está, lo que significa que no tendré a nadie que me detenga para hacer lo que tengo planeado. No tengo tiempo para ponerme a vigilar a cada uno de ellos y torturarlos hasta que hablen, mi seguridad está comprometida y cuanto antes los elimine, mejor.

      Muy pocos me sirven en este momento, así que me aseguraré de que el camino quede limpio.

      Me deshago de la sangre en mi cabello y en mi cuerpo antes de ponerme uno de los trajes de entrenamiento. No me interesa que esto vaya a retrasar todo en lo que he estado trabajando. Lo haré una última vez, sin ratas.

      Me aseguro de que el arma tenga munición antes de bajar al laboratorio. Mi traje negro resalta entre la multitud de batas blancas y todos son lo suficientemente inteligentes como para apartarse de mi camino mientras avanzo.

      En el momento en que entro al laboratorio de 901, sé que ella lo sabe. Veo la pila de documentos al lado de los últimos artefactos que ha estado revisando y sabe que es lo que he venido a buscar.

      Se da la vuelta despacio. Los signos de cansancio en su rostro me demuestran que ha trabajado más que nadie para que pudiera tener todo esto en mano. Una pena que esto no sea algo con lo que se puede negociar.

      —Solo tengo una petición –dice mientras saco mi arma del cinturón. Levanto una ceja en su dirección, esperando que no me haga perder el tiempo—. Dígale a mi hija...

      El disparo en su frente la calla.

      —No le doy mensajes a los muertos –aviso.

      Me guardo el arma de vuelta en el cinturón y recojo todo lo que hay en la mesa, metiéndolo en una de las bolsas que hay guardadas aquí. Lo recojo todo: estadísticas, notas, muestras... todo.

      Tomo el cuerpo de 901 sobre mi hombro y salgo del laboratorio. Necesito terminar con los cabos sueltos.


Hablando de reducir números...

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Agente 043Where stories live. Discover now