dieciséis

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Todo era culpa de Buddha.

Tras ver el mural, Hades no tardó ni un solo segundo en mandarle un mensaje a Zheng tratando de verse lo más desinteresado posible; un <hey, ¿vas a participar en la organización de la fiesta?> era muy diferente a un <¿CÓMO QUE VAS A ESTAR CON MI HERMANO?> mucho más primitivo y de las cavernas. Quizás Hades no era un celoso explosivo, pero sus inseguridades eran tan frágiles que el más mínimo detonante causaba una explosión.

-Se llaman traumas y yo tengo muchos de esos-había dicho Beelcebu cuando le contó el asunto mientras Nikola tachaba en la pizarra una fila de palitos cuyo título era "chistes que no deberían dar risa sobre la vida de Beelcebu"-¿vas a participar entonces? Ya sabes, para vigilar a tu niño.
-Eso sería enfermizo, Zheng no necesita vigilancia-se cruzó de brazos igual, sentado en el piso-no voy a hacer eso, aparte mi hermano dijo que no haría algún movimiento porque sabe que no es correspondido. Confío plenamente en los dos.

Y lo hacía, pero la primera vez que encontró al azabache y al rubio cargando unas cajas mientras el segundo contaba algo y el otro reía tan genuino, Hades pudo experimentar por primera vez la traición hacia su propia persona lo que todos llamarían: celos. Un estado de alerta y temor ante una posibilidad catastrófica producto de una sola persona, pues Zheng estaba verdaderamente ajeno a ello. Incluso a su hermano, a pesar de ser su mejor amigo.

Era todo complicado.

-Igual se pudo negar a participar, digo yo.
-Pero aún así no tiene nada de malo que lo haga, Budda es su amigo también-habló Nikola, recibiendo una ceja alzada por parte de ambos-bueno, lo tolera. Aparte Poseidon no es de los que traicionan por detrás, si quisiera hacer algo con Qin lo estaría haciendo en este preciso momento.
-Quizás le está susurrando algo cursi justo ahora-ahí, la imagen de su hermano menor acercándose a la oreja del asiático y este riendo por lo que sea que le haya dicho, lo torturó-¡bingo!
-¿Y si le dices que te pone un poco inseguro eso?-Hades escuchó sin verlo, jugando con su ensalada-no puedes ocultarle las cosas y guardarlas hasta que te hagan sentir miserable.

Y claro que el peliblanco le tomó la palabra al día siguiente estando en los campos del internado. Él estaba acostado en los muslos del chino mientras este trenzaba su cabello, tarareando una canción que desconocía; incluso si la voz de su chico lo calmaba, aún parecía sentirse excesivamente mortificado.

-Me da... incertidumbre que estés con Poseidon en lo de la organización de la fiesta-Zheng había parado de cantar, pero sus manos continuaban en su cabello sin parae su trabajo-sé que no eres de ese tipo de persona, mi hermano mucho menos. Solo... no sé. Es extraño.
-No es extraño, es normal-alzó los hombros, indiferente-yo te gusto y sabes que tú hermano siente cosas por mi, lo haz puesto toda tu vida a él y a los otros por encima tuyo y es apenas reciente tu proceso de cambio para estar mínimamente a la par. No son celos porque esté cerca mío, es miedo de que vuelva pasar lo de hace una semana. Y es normal. Los humanos tardaron en evolucionar porque los cambios no vienen de un día hacia otro. Serían apariencias en ese caso.

Y tras esto, el asiático le levantó el mentón. Hades lo veía con ternura a pesar del creciente temor que estaba sintiendo.

—Todo va a estar bien, mi rey. Puedes venir con nosotros si quieres y traer a Beelce y a Nikola.

Claro, porque los preparativos ocupaban utilería y los organizadores junto al consejo tendrían que salir un día de estos para buscar las cosas en la ciudad principal. Un pequeño recuerdo de sus hermanos y él llevándose caracolas para que Poseidon pudiese escuchar el mar en casa llegó a su mente, haciéndole sonreír.

—No, Zheng. Confío en ti y en mi hermano—el chino sonrió, asintiendo antes de soltar su cabeza solo para continuar con las trenzas en su cabello—oye.
—¿Mh?
—Te quiero.

como el café [haqin] Where stories live. Discover now