LOVELY ── JAYDICK

⠀⠀⠀⠀⋆⋆⋆ | CHAPTER EIGHTEEN

Sintió caricias en su rostro y en su cabello, y una suave voz que tarareaba, sintió el calor de unas manos y su cabeza apoyada en algo así como una almohada, pero más dura y firme.

No fue sino hasta que abrió los ojos que se dio cuenta que estaba durmiendo sobre el regazo de Dick.

Las manos del mayor tomaron su rostro con gentileza, sus ojos lo miraron, Dick tenía una linda expresión de alivio, sonrió para él.

—Hola —dijo, por lo bajo, su voz fue suave e hizo que el corazón del menor se comprimiera con amor.

Le dedicó una pequeña sonrisa, algo cansada.

—Hola —dijo, vio los delicados rasgos de su compañero, sus mejillas se marcaban más al ver hacia abajo, donde él se encontraba, sus labios también, su nariz pequeña y sus ojos amables.— ¿Te he dicho que eres hermoso?

Dick rio suavemente, sus mejillas tomaron color.

—Casi me matas del susto y me dices que soy hermoso... —murmuró.

Fue cuando Jason recordó, vagamente, lo que había pasado, y al final, su desmayo.

—¿Qué pasó luego?

—Creí que habías muerto —comentó Dick con una risa vergonzosa—. Fue lo primero que pensé... Pero tú corazón —Llevó una mano al pecho de Jason, sintiendo el golpeteo de este—. Seguía latiendo, fue lo primero que escuché y bueno... Tuve que calmarme y te abracé hasta que estuve un poco mejor... Luego te acosté para que pareciera que sólo estabas durmiendo, ibas a despertar en algún momento.

Jason tomó la mano que el mayor tenía sobre su pecho, cubriéndola completamente con su mano.

—Has sido valiente, Dick... Me siento orgulloso de ti.

Dick sonrió con vergüenza.

—Tú has sido más valiente que yo... Lo que hiciste... Quería estar dentro para golpearte, idiota —rio un poco—. Y creo que por fin una de tus teorías... Fue acertada, aunque no sé qué pasará ahora. Ya descubrimos lo que hacen, ya no es divertido.

—Esto va a terminar, Dick. Y regresaremos al mundo real.

Dick hizo una mueca.

—¿Qué pasa?

—Tengo miedo de que no seas real... O que yo no sea real.

Se miraron un momento sin decir nada, sus ojos se conectaron, prometiéndose miles de cosas en silencio que no sabrían si podrían cumplir.

—Pase lo que pase... —murmuró Jason—. Te amo, y es de lo que estoy más seguro que es real.

Dick sonrió y asintió.

—Yo también te amo.